¿Es conveniente hacer vacaciones terapéuticas en la medicación del TDAH en verano?

Written by: Dra. María Eugenia Russi Delfraro
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Edited by: Margarita Marquès

Con la llegada de las vacaciones muchísimas familias nos preguntan si sus hijos deben continuar recibiendo la medicación para el TDAH, puesto que no acudirán al colegio ni tendrán que estudiar durante los meses estivales.

 

Esta misma pregunta, que tantas veces se nos plantea en el día a día de nuestra consulta como neuropediatras, nunca la hemos escuchado en otros ámbitos de la medicina. Por ejemplo, a nadie se le ocurriría quitar la insulina para la tratar la diabetes los meses de verano, “descansar” de los antiepilépticos, o dejar de usar las gafas para la miopía durante el período estival, en navidades, o los fines de semana.   

 

El tratamiento farmacológico del TDAH debe ser continuado y controlado,
y debe mantenerse todo el tiempo que sea necesario

 

¿Por qué es importante no dejar la medicación durante las vacaciones?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo (es un problema médico), que afecta a las personas que lo padecen los 365 días del año (igual que la diabetes, la miopía o cualquier otro trastorno de carácter crónico); pudiendo comprometer no sólo su desempeño escolar y autoestima, sino también a su vida familiar y social. Y todos estos aspectos tienen una importancia fundamental en el desarrollo emocional del niño, por lo que no se puede permitir que se puedan ver afectados por miedo a utilizar un fármaco que ha demostrado ser no solo eficaz sino también seguro.

 

Se ha de tener en cuenta que no existen reportes de toxicidad a causa del uso prolongado del fármaco. Se trata de una medicación que no sólo no provoca adicción, sino que protege al individuo de una serie de comorbilidades a mediano y largo plazo (entre las que se encuentran las conductas adictivas). Además, los efectos secundarios sobre el apetito y el sueño suelen ser transitorios (y después de varios meses de tratamiento ininterrumpido y siguiendo unas pautas, llegan a desaparecer y no repercuten en la salud general del niño). Y lo más importante es que las dificultades que experimentan las personas con TDAH no se controlan con el “esfuerzo” o la “fuerza de voluntad”.

 

Por otra parte, las repetidas suspensiones del tratamiento, además de cronificar los efectos secundarios (porque el niño nunca llega a adaptarse a la medicación), puede comprometer su eficacia a largo plazo, llegando a ser ostensiblemente menor en comparación con los niños que han recibido la medicación diariamente y sin interrupciones. 

 

Por lo cual, en el momento actual existe consenso entre expertos en que el tratamiento farmacológico del TDAH debe ser continuado y controlado (cada caso debe revisarse periódicamente), mantenerse todo el tiempo que sea necesario (sin “descansos” los fines de semana o cuando el niño no asiste al colegio), y que sólo está indicado suspender la medicación cuando se quiera estar seguro de que el paciente aún la continúa necesitando. 

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By Dra. María Eugenia Russi Delfraro
Pediatric neurology

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