El trastorno bipolar y los desequilibrios en el estado de ánimo
Written by:Generalmente, los trastornos bipolares se producen por una serie de factores biológicos, ambientales e individuales, que combinados entre sí desencadenan la enfermedad. Existen pacientes que tienen una mayor probabilidad de presentar esta enfermedad. Es el caso de las personas que, por genética, son vulnerables a ciertos factores externos, como el abuso de drogas y fármacos, problemas con el alcohol o eventos de la vida estresantes. Aunque estos factores no son la causa del trastorno bipolar, pueden dificultar la estabilización del trastorno. Por eso, es importante evitar estos factores y realizar un buen tratamiento del trastorno para controlar recaídas emocionales y conseguir una vida personal estable.
Los síntomas que presenta esta enfermedad
El trastorno bipolar es una enfermedad mental que tiene unos síntomas específicos, caracterizados por altibajos en el estado de ánimo y el comportamiento, que tienen como resultado un gran sufrimiento y posibles dificultades en el día a día. Estos altibajos se caracterizan por episodios de manía y situaciones de tristeza extrema que se identifican como depresión. Las primeras van asociadas a cambios abruptos que pasan por una fase de alegría, incremento de la vida social y disminución de las necesidades de sueño. Las segundas, en cambio, se caracterizan por sentimientos de tristeza y pensamientos alrededor del suicidio y la muerte.
El tratamiento: medicamentos y terapia psicológica
Los tratamientos principales para los trastornos bipolares consisten en medicamentos que pueden comprender estabilizadores del estado de ánimo, para prevenir episodios, pero también otros fármacos que se utilizan para tratar episodios agudos, como los antipsicóticos y los antidepresivos.
Además, hay una parte fundamental del tratamiento para el trastorno bipolar que se realiza mediante terapias psicológicas. De hecho, el apoyo psicológico, junto con la toma de medicamentos, ayuda a afrontar las dificultades que presenta la enfermedad.
¿Hay posibilidad de recaída?
Actualmente, la tasa de recaída es menor que en años anteriores, gracias a los tratamientos farmacológicos. Las recaídas son cada vez menos frecuentes, sobre todo cuando el paciente es regular con el tratamiento, manteniendo unas rutinas estrictas y evitando la exposición a factores externos como el consumo de tóxicos y determinados fármacos.
Además, en caso de empeoramiento, hay medicamentos que se utilizan para frenar el episodio. De hecho, gracias a estos tratamientos, el porcentaje de ingresos hospitalarios para tratar las recaídas es muy reducido.