Ecografía clínica: una herramienta valiosísima para el pediatra

Se denomina ecografía clínica al uso del ecógrafo por el mismo médico que atiende al paciente, usada a pie de cama, para un problema o diagnóstico concreto (la exploración exhaustiva se deja para el radiólogo). Su utilidad y aprendizaje se va imponiendo en todo el mundo y, dadas las innegables ventajas que aporta en inmediatez y diagnósticos más precisos, se ha ido incorporando a muchos programas de estudio en las facultades de Medicina.

Se dice que el ecógrafo es el fonendo del siglo XXI y, desde luego, lo es en Cardiología, donde se ha demostrado que médicos residentes (aprendiendo la especialidad) con unas cuentas clases de ecografía cardíaca pueden superar a los cardiólogos, si estos intentan diagnosticar usando solo el fonendoscopio.

En la gran otra utilidad clásica del fonendo, la exploración del aparato respiratorio, la ecografía también está desplazando al fonendo en algunos procesos y así es muy útil en la bronquiolitis de los niños pequeños, en la neumonía es de valor similar a la radiografía (pero sin someter a radiaciones al paciente) y respecto a Covid-19, superior a la radiografía y la exploración clínica juntas, y se ha llegado a afirmar que “la ecografía está hecha para Covid-19”.

Además, en todas estas situaciones se puede usar repetidas para ver la evolución del proceso.

Pero no termina ahí la utilidad para el pediatra de la ecografía a pie de cama:

• En el cuello, para valorar los ganglios aumentados de tamaño que tanto preocupan a los padres; asimismo para valorar tiroides y glándulas salivares.
• En el cráneo, por ejemplo, para valorar la macrocefalia (cabeza aumentada de tamaño) y comprobar si se trata o no de una hidrocefalia y también para valorar, sin radiografías, las suturas de los huesos del cráneo, en el caso de que la forma del cráneo del niño sea anormal.
• En el abdomen, para valorar el reflujo gastro-esofágico, tan común en los bebés; para el dolor abdominal y para los vómitos; para valorar el hígado y medir el bazo que se agranda en la frecuente mononucleosis infecciosa, mal llamada “enfermedad del beso”. Muy útil para visualizar los riñones y la vejiga de la orina en las infecciones o malformaciones urinarias. 
• Las caderas, para la frecuente sinovitis o la displasia de caderas del recién nacido.

No seguimos enumerando más indicaciones de uso pues, con las ya citadas es suficiente para comprender el valor emergente de la ecografía en la consulta de Pediatría –apuesto que cada día será más utilizada por el pediatra como ya lo es para el cardiólogo o ginecólogo-, y por eso la adoptamos para mejores diagnósticos en nuestra consulta de Pediatría y Respiratorio Infantil.