Diverticulitis y diverticulosis, enfermedades digestivas menos conocidas

Written by: Dr. Juan José Urquijo Ponce
Published:
Edited by: Patricia Pujante Crespo

Es habitual oír hablar de reflujo gástroesofágico, indigestión o síndrome de colon irritable, pero es importante también detallar qué otras patologías asociadas al aparato digestivo pueden aparecer y qué hacer para controlarlas.

Chica sentada en una silla agarrándose la tripa en señal de dolor - diverticulitis y diverticulosis by Top Doctors
Casi el 80% de los pacientes con diverticulitis o diverticulosis son asintomáticos

 

¿Qué se conoce por enfermedad diverticular o diverticulitis?

La enfermedad diverticular hace referencia a cualquier cuadro clínico que tiene lugar como consecuencia de tener divertículos, que se forman en los puntos débiles de la musculatura intestinal del colon.

 

La incidencia de la diverticulosis aumenta con la edad. Es frecuente en los países industrializados. Su ubicación más frecuente es a nivel del sigma, que es la parte final del colon izquierdo antes del recto.

 

En la aparición de los divertículos influyen múltiples factores, como son la baja ingesta de fibra, la alteración de la motilidad intestinal, la microbiota intestinal, la alteración de la fibras de colágeno que componen la pared intestinal, la obesidad y el sedenterismo, el hábito tabáquico, la edad y también existe una predisposición genética.

 

¿En qué se diferencian la diverticulosis y la diverticulitis?

En la diverticulosis, sea sintomática o asintomática, no existen fenómenos inflamatorios.

 

En cambio, la diverticulitis es la complicación más frecuente de la enfermedad diverticular y ocurre cuando la abrasión de la mucosa conduce a una inflamación de un divertículo. La diverticulitis puede ser no complicada, cuando el proceso inflamatorio afecta solo al divertículo, o bien complicada, con la aparición de obstrucción, fístula, absceso o perforación.

 

¿Cuáles son los síntomas de la diverticulitis y la diverticulosis?

Aproximadamente el 75-80% de los pacientes con divertículos son asintomáticos.

 

En la diverticulosis muchos de los pacientes presentan síntomas inespecíficos, como dolor abdominal, en la zona bajo el ombligo hasta la región púbica y en hemiabdomen izquierdo, flatulencia o cambios del hábito intestinal, preferentemente estreñimiento. El dolor suele aumentar con las comidas y mejorar tras la defecación. El cuadro de síntomas que sufren estos pacientes es superponible, en gran medida, al de los pacientes con síndrome de intestino irritable.

 

En la diverticulitis el síntoma más común es el dolor en la fosa iliaca izquierda, región situada en la parte izquierda y baja del abdomen. La fiebre es frecuente y solo en los casos más graves aparecen signos de shock. Otros síntomas que pueden aparecer son la diarrea, el estreñimiento y las náuseas. Pueden aparecer síntomas urinarios. Otros síntomas son aquellos relacionados con complicaciones de la diverticulitis, como puede ser la aparición de un absceso abdominal, fístula colovesical, colovaginal o perforación abdominal.

 

Diagnóstico de ambas patologías: ¿cuándo se recomendará la colonoscopia y cuándo no?

Durante muchos años la técnica de imagen más utilizada en el diagnóstico de la diverticulosis fue el enema opaco, que consiste en introducir un contraste de bario a nivel rectal y realizar radiografías. Este procedimiento proporciona información sobre el número de divertículos y su localización. Muchos pacientes son diagnosticados casualmente en el curso de un estudio radiológico para el diagnóstico de síntomas abdominales no relacionados con la diverticulosis. Sin embargo, el enema opaco es una prueba poco precisa y con una elevada tasa de falsos negativos y positivos para el diagnóstico de pólipos o neoplasias colónicas. Por ello, actualmente se recomienda la realización de una colonoscopia a todos los pacientes con diverticulosis sintomática.

 

El diagnóstico de diverticulitis aguda se basa, principalmente, en los datos proporcionados por la clínica. La exploración suele revelar la presencia de dolor a la palpación superficial y profunda con signos de irritación peritoneal. Más del 50% de los casos muestran leucocitosis en la analítica. La radiografía simple de abdomen puede mostrar distensión de asas y niveles hidroaéreos. La ecografía es una técnica útil en el diagnóstico de la diverticulitis aguda y puede mostrar signos de engrosamiento intestinal o la presencia de abscesos. La tomografía computarizada (TAC) constituye, hoy en día, la técnica de imagen de elección, tanto para la diverticulitis aguda como para las complicaciones derivadas de la misma. La colonoscopia está contraindicada ante la sospecha de una diverticulitis aguda por el riesgo de perforación, aunque una vez que el episodio inflamatorio ha cedido es recomendable realizarla para descartar otras patologías.

 

Tratamiento de la diverticulitis y diverticulosis

El diagnóstico incidental de una diverticulosis no requiere tratamiento farmacológico ni seguimiento clínico alguno. El consumo de una dieta rica en frutas y vegetales reduce de forma significativa el riesgo de complicaciones en los pacientes con enfermedad diverticular. La administración de antiespasmódicos, al igual que en el síndrome de intestino irritable, puede ser útil en el alivio de los síntomas. Se ha propuesto el empleo de rifaximina (antibiótico no absorbible) en la diverticulosis sintomática no complicada, al igual que los probióticos y la mesalazina, fármacos que incluso son útiles en la prevención de la recurrencia de la diverticulosis sintomática.

 

En la diverticulitis no complicada es posible realizar, en ocasiones, el tratamiento de forma ambulatoria en aquellos enfermos que presentan síntomas leves, toleran la ingesta vía oral y no muestran evidencia de enfermedad diverticular complicada. Estos pacientes pueden ser tratados con dieta líquida y antibióticos por vía oral. El tratamiento debe mantenerse durante 7-10 días. En los pacientes ingresados con signos inflamatorios de mayor intensidad se procederá al reposo intestinal, sueroterapia y antibioterapia intravenosa. Al mejorar el cuadro inicial se puede ir aumentando la consistencia de los alimentos ingeridos y suele recomendarse aumentar el consumo de fibra, ya que algunos datos sugieren que esta reduce el riesgo de recurrencia de la diverticulitis y previene la aparición de nuevos divertículos.

 

La asociación entre fibra y rifaximina disminuye el riesgo de desarrollar un episodio de diverticulitis. Por ello, en ocasiones se utiliza este antibiótico durante una semana al mes durante 1 o 2 años. Clásicamente se ha postulado que, tras un segundo episodio de diverticulitis aguda no complicada, resulta recomendable un tratamiento quirúrgico (exéresis del colon afecto, generalmente el sigma, por vía abierta o laparoscópica) entre 4 y 6 semanas después de la resolución de la inflamación, pero esta decisión debe hacerse de forma individualizada  por el especialista en Aparato Digestivo, considerando diversos factores como la edad, las comorbilidades asociadas, la gravedad y la frecuencia de los episodios de diverticulitis. También las complicaciones de la diverticulitis: abscesos, fístulas, obstrucciones o perforaciones tienen su tratamiento específico.

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By Dr. Juan José Urquijo Ponce
Gastroenterology

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