Datos sobre la infertilidad masculina

Written by: Dr. Josep Maria Pomerol Monseny
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Edited by: Cristina Mateo

¿Sabías que el hombre es responsable de la infertilidad o de forma compartida con la mujer en aproximadamente en el 50% de las parejas? Se denomina infertilidad o esterilidad a la ausencia de gestación después de 1 año de actividad sexual sin utilizar ningún sistema anticonceptivo.

 

Pero, ¿cuáles son las causas de la infertilidad masculina? En líneas generales, el hombre puede ser infértil por las siguientes causas:

  1. Problemas para depositar el semen en el tracto genital femenino. Entre ellos cabe mencionar la disfunción eréctil (ausencia de erección), la eyaculación precoz grave (eyaculación antes de poder realizar la penetración), la ausencia de eyaculación (generalmente por problemas psicológicos), la eyaculación retrógrada (el semen va hacia el interior de la vejiga en vez de hacia la uretra, lo que puede suceder por ejemplo en hombres diabéticos), las anomalías severas del meato urinario que desemboca de forma anómala en cualquier parte del pene o de la zona perineal y otros trastornos del pene como las curvaturas severas u otras anomalías congénitas (desde el nacimiento).
  2. Alteraciones del número de espermatozoides a nivel del semen. Puede ser que no haya ningún espermatozoide, lo que se denomina azoospermia, ya sea por que no se producen a nivel de los testículos o porque existe alguna malformación u obstrucción a cualquier nivel de la vía seminal. Estos trastornos pueden presentarse desde el nacimiento o como consecuencia de traumatismos o infecciones. También puede suceder que exista un número reducido de espermatozoides (por debajo de 15 millones/ml que es el límite inferior de la normalidad). Esta situación se denomina oligozoospermia y puede ser debido a alguna de las causas citadas anteriormente.
  3. Alteraciones de la calidad de los espermatozoides. Ya sea de la movilidad progresiva que debe ser de al menos el 32% (si es inferior se denomina astenozoospermia) o de la forma (más del 4% deben tener una forma normal; de lo contrario se denomina teratozoospermia). Sus causas pueden ser de varios tipos (infección de la vía seminal, trastornos inmunológicos, varicocele, etc.), aunque con una alta frecuencia son desconocidas, tal como sucede en un gran número de infertilidades masculinas.

 

 

¿Es posible prevenir la infertilidad?

 

Hay problemas que se pueden detectar en la infancia como es la falta de descenso de uno o ambos testículos a la bolsa escrotal al nacer, lo que se denomina criptorquidia. En estos casos deben aplicarse tratamientos médicos o quirúrgicos antes del año de vida para intentar descender los testículos al escroto y evitar alteraciones en la producción de espermatozoides.

 

Deben de tratarse todos los problemas que comporten el aumento de tamaño del testículo a cualquier edad (traumatismos, inflamaciones, torsiones, etc). Un varicocele importante (dilatación de las venas) puede afectar al número y/o calidad de los espermatozoides, por lo que puede ser aconsejable realizar una pequeña cirugía que consiste en ligar las venas (varicocelectomía).

 

En aquellos pacientes que vayan a ser sometidos a determinados tratamientos como la quimio o radioterapia, es aconsejable la congelación previa de espermatozoides para poder utilizar en el futuro, de ser preciso, mediante técnicas de reproducción asistida.

 

 

Para detectar la infertilidad masculina se empieza realizando una exploración física.

 

Para detectar la infertilidad masculina es fundamental realizar una exploración física, fundamentalmente del área genital

 

En primer lugar debe realizarse una exhaustiva historia clínica y exploración física y a continuación debe solicitarse 1 ó 2 análisis de semen, donde se valora el número de espermatozoides, así como la movilidad, la forma y la vitalidad de los mismos.

 

De acuerdo al resultado de estas pruebas, pueden indicarse otros estudios como los hormonales, genéticos o bacteriológicos ya sea en sangre o en semen.

 

En casos de azoospermia puede estar indicada una biopsia de testículo. Consiste en obtener uno o varios fragmentos de tejido de uno o ambos testículos con el fin de diferenciar entre problemas en la producción de espermatozoides y obstrucciones de la vía seminal. Si se hallan espermatozoides, estos pueden ser criopreservados para utilizar en el futuro en técnicas de reproducción asistida.

 

También es posible tener que realizar estudios de imagen como la ecografía y el Doppler para detectar determinadas anomalías del testículo, de sus vasos sanguíneos o de la vía seminal.

 

 

¿Qué tratamientos pueden aplicarse?

 

Siempre que sea posible, deben aplicarse tratamientos de las patologías que puedan ser responsables de la infertilidad, ya sean de tipo farmacológico o quirúrgico. Para casos en los que el número de espermatozoides es bajo o de mala calidad es preferible aplicar tratamientos como los fármacos antioxidantes con dudosos y poco constantes resultados.

 

Cuando existe una obstrucción de la vía seminal pueden estar indicadas determinadas técnicas como la microcirugía del epidídimo o del conducto deferente con el fin de restablecer la permeabilidad de estos conductos. La causa más frecuente de obstrucción del deferente es la vasectomía.

 

Cuando la obstrucción se halla en los conductos eyaculadores (trayecto final de la vía seminal que atraviesa la próstata antes de desembocar en la uretra) puede aplicarse la cirugía endoscópica (a través de la uretra) para desobstruir los conductos.

 

Cuando no es posible aplicar ningún otro tratamiento o han fracasado los ensayados, deben aconsejarse las técnicas de reproducción asistida como la inseminación intrauterina (se depositan los espermatozoides en el interior de la cavidad uterina), la fertilización in vitro clásica (FIV) (se juntan óvulos y espermatozoides a la espera que los últimos penetren a los primeros) y la inyección espermática intracitoplasmática (ICSI), donde se inyecta un espermatozoide en cada uno de los óvulos de la mujer una vez estimulada hormonalmente para conseguir un buen número de los mismos.

 

En aquellos casos en los que se producen espermatozoides en el testículo pero no pueden llegar a la uretra es posible obtenerlos directamente del testículo mediante la técnica de ICSI. La ICSI es la técnica actual de preferencia en los casos severos de infertilidad masculina, en los que pueden utilizarse espermatozoides obtenidos del semen, del testículo o de cualquier nivel de la vía seminal, ya sean frescos o criopreservados.

 

Cuando no pueden conseguirse espermatozoides u óvulos, estos son de mala calidad o han fallado las posibles técnicas aplicadas anteriormente, debe considerarse la posibilidad de utilizar células germinales procedentes de donantes para utilizar en técnicas de reproducción asistida.

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By Dr. Josep Maria Pomerol Monseny
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