Condropatía rotuliana: la afectación de la rodilla

Written by: Dr. Miguel Ángel Hernán Prado
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Edited by: Anna Raventós Rodríguez

La Condropatía Rotuliana es el término que se usa cuando queremos hacer referencia a la alteración que se observa en el cartílago rotuliano, tanto en los informes radiológicos como en las intervenciones quirúrgicas.

 

Cómo proceder ante esta patología de la rodilla

Este término médico anteriormente era referido como Condromalacia Rotuliana, pero hoy en día esta denominación está tendiendo a desaparecer, pues únicamente describe el reblandecimiento del cartílago de la rótula cuando se palpa la zona a través de una artroscopia.

 

Los pacientes asintomáticos y aquellos con patología de dolor anterior de rodilla pueden sufrir Condropatía Rotuliana. Existen cuatro grados:

  • Grado 1: el paciente tiene edema y cartílago reblandecido, pues se deprime al tacto, pero no presenta fisuras.
  • Grado 2: se observa una alteración o fisuración de la superficie del cartílago (en forma de flecos).
  • Grado 3: el paciente presenta una alteración de las capas más profundas del cartílago (en forma de fisuras profundas).
  • Grado 4: se aprecia exposición del hueso subcondral, provocado por una pérdida del espesor total del cartílago.

 

Entre el grado de Condropatía Rotuliana y la intensidad de los síntomas que experimenta el paciente, no existe una correlación, pues el funcionamiento de la rodilla presenta una complejidad que impide conocer realmente el origen del dolor. En este sentido, existen pacientes con un grado 1 que padecen una gran incapacidad, mientras que otros pueden presentar grados 3 y 4, y llevar un estilo de vida normal.

 

Esta afectación en la rodilla supone uno de los cuadros en las consultas de traumatología más frecuentes, pudiendo llegar a suponer el 25% del total de las consultas en relación con problemas y/o molestias de rodilla.

 

La condropatía rotuliana supone uno de los cuadros en las consultas de traumatología más frecuentes

 

Entre los pacientes con esta patología, la actividad de su vida diaria puede verse afectada por un dolor en la parte anterior de la rodilla al realizar algunos movimientos, como puede ser en el momento de ponerse de cuclillas, subir y bajar escaleras, realizar las acciones de saltar y/o correr, subir y bajar escaleras e incluso caminar en el día a día, sin que tengan antecedentes de ningún episodio traumático.

 

Las personas afectadas por este problema en el cartílago de la rótula describen sus síntomas como un cansancio o rigidez en la zona afectada, una sensación de presión, quemazón o hinchazón; mientras que otros describen que notan unos crujidos o crepitaciones al realizar movimientos, especialmente al doblar y extender la rodilla, o también en el momento de estirar las piernas o caminar tras un período en el que se ha estado con las piernas encogidas.

 

¿Por qué se produce la Condropatía Rotuliana?

Los microtraumatismos repetidos de la rodilla provocados por movimientos repetidos, causados por acciones deportivas o laborales, entre otras, así como factores predisponentes estructurales como alteraciones del alineamiento de la rodilla, o displasias de la articulación que causan mala congruencia entre la rótula y el fémur o debilidad muscular, terminan por producir deterioro del cartílago.

 

El origen de estas patologías de la rodilla, en algunas ocasiones, puede venir provocado por un problema de sobrepeso o por traumatismos directos de mediana y/o gran intensidad, que al provocar presiones directas y aumentadas sobre el cartílago, acaben lesionándolo.

 

Para poder diagnosticar un cuadro de condromalacia rotuliana es muy importante realizar una adecuada historia clínica del paciente, así como realizar una serie de pruebas de imagen para analizar el nivel de afectación.

 

Los pacientes suelen presentar un cuadro de dolor en la cara anterior de la rodilla, con sensación de inseguridad y de fallo en la articulación. En la exploración física existe un dolor en la punta inferior de la rótula, así como dolor en alguna de las dos carillas articulares de la rótula.

 

Del mismo modo es necesario valorar el estado muscular anterior y posterior de la rodilla y las posibles lesiones asociadas.

 

Pruebas para el diagnóstico de la Condropatía Rotuliana

Para poder llegar a tener una confirmación del diagnóstico de condropatía rotuliana y/o descartar otras causas del dolor, se deben realizar diversas pruebas de imagen como: radiografías simples, TAC, o una resonancia magnética nuclear. Éstas en ocasiones pueden llegar a reflejar la existencia de malos alineamientos de la rótula con el fémur, así como una mala posición o una mala congruencia de la articulación. En los grados iniciales las pruebas de imagen pueden ser normales.

 

Esta condropatía provoca un dolor en la rodilla que va a temporadas y con una intensidad variable, la cual depende de muchos factores (bien sean personales, deportivos, laborales, entre otros). Es por esta razón que el tratamiento debe ser personalizado, en relación a su anatomía, así como la valoración de su trabajo diario, práctica deportiva habitual y el historial médico.

 

Cuál es el tratamiento adecuado para una Condropatía Rotuliana

A pesar de que no existe un tratamiento definitivo para poder revertir el proceso de degeneración experimentado por el cartílago, para cada paciente se aplica un tratamiento individualizado. Éste se elige en relación con el grado de la lesión y la limitación que experimente el paciente en su actividad diaria, así como en relación con sus necesidades laborales y deportivas.

 

El tratamiento de fisioterapia está orientado a poder aliviar el dolor y trabajar la fuerza y el equilibrio, entre los diferentes grupos musculares que actúan en la articulación de la rodilla. Los pacientes que tengan que realizar esta práctica para mejorar su situación, deben realizar una tabla de ejercicios de fortalecimiento, de estiramientos y de propiocepción adecuada.

 

Si se siguen estos ejercicios se podrá fortalecer la articulación, así como adaptar el ejercicio o su modulación a una combinación con otras disciplinas menos traumáticas para la rodilla. También deberán tratarse los cuidados posturales, evitando aquellas que impliquen estar con la rodilla flexionada durante un largo período de tiempo. Se recomienda una rutina de doblarlas y estirarlas con frecuencia, evitando ponerse de cuclillas o de rodillas. Del mismo modo se deberá de controlar el sobrepeso en los casos necesarios.

 

La aplicación de hielo y el empleo de antiinflamatorios orales son beneficiosos en ocasiones puntuales de máximo dolor o tras la realización de grandes esfuerzos. Otros pacientes también se benefician del consumo de suplementos por vía oral, con condroprotectores (como son la condroitina y la glucosamina en dosis elevadas, de 1.200mg y 1.500mg), pues en varios estudios han conseguido demostrar la mejora en la sintomatología y un menor desgaste del cartílago a largo plazo.

 

Recurrir a infiltraciones de ácido hialurónico, de plasma rico en plaquetas (PRP) y/o Ortokine (suero autólogo condicionado), puede contribuir a mejorar la sensación de dolor, rigidez, crepitación y movilidad de los pacientes, aunque a día de hoy no exista ninguna clara evidencia científica a favor de unas y otras infiltraciones en la rodilla.

 

Otro tipo de infiltraciones son las de células madre (o células pluripotenciales), las cuales se extraen de la grasa o de la médula ósea; éstas pueden llevar a una mejoría clínica, pero no provocan una regeneración del cartílago.

 

Si nos encontramos tratando un caso de condropatía más avanzado, puede optarse por emplear la cirugía en la rodilla, haciendo cruentaciones o sangrado, o incluso llegando a realizar condroplasias con terminales de radiofrecuencia; también se pueden realizar microperforaciones sobre el hueso subcondral, con las cuales se llegue a estimular una reparación lenta del cartílago dañado, aunque difícilmente éste puede llegar a ser de una calidad óptima.

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By Dr. Miguel Ángel Hernán Prado
Orthopaedic Surgery

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