Cómo identificar el estrés laboral

La OMS denomina “agotamiento ocupacional” al síndrome resultante del estrés crónico relacionado con el trabajo, aunque no lo clasifica como una condición médica específica. Ahora bien, lo que está claro es que el ámbito laboral puede generar situaciones estresantes que influyen de diversas maneras sobre la salud, tanto física como psicológica.

No obstante, clasificaciones aparte, la realidad cotidiana nos muestra que las personas que sufren de situaciones crónicas de estrés en sus ocupaciones cotidianas son propensas a síntomas psicológicos, generalmente síntomas de ansiedad o depresión.

Lógicamente las circunstancias estresantes a nivel laboral pueden provenir de:

• Factores individuales que estarán en relación con la formación y capacidad del sujeto, sus expectativas, sus estrategias de afrontamiento y en resumen aquellos rasgos de personalidad que faciliten o dificulten para la ejecución de sus tareas.
• Circunstancias del grupo. El ambiente laboral entre compañeros, la solidaridad, la competencia, el liderazgo y la capacidad de motivación de sus superiores, entre otros.
• Circunstancias de la organización. El estilo directivo de la empresa, sea del tamaño que sea, la presión que se ejerce para alcanzar los objetivos, la inseguridad por resultados económicos adversos, pueden ser causas que transmitan malestar a los empleados. Asimismo, los cambios por fusiones de empresas, los posibles despidos, e incluso los ascensos pueden ser factores de estrés.  
• Ambiente físico del trabajo, las condiciones tanto de comodidad, nivel de ruido, luminosidad entre otros.
• Circunstancias ajenas a la organización. Por ejemplo, la distancia entre el hogar y el lugar de trabajo, el tiempo invertido en el trayecto, el medio de transporte (encontrarse diariamente en un atasco puede producir un estrés sobreañadido y “empezar mal el día”).

Ya he mencionado que las personas con estrés laboral pueden tener distintos síntomas físicos y psicológicos y la realidad de la consulta cotidiana nos muestra que entre los síntomas psicológicos más comunes nos encontraremos con trastornos de ansiedad y trastornos depresivos.

El síndrome de burn-out

En este sentido conviene destacar lo que se ha denominado síndrome de desgaste profesional (en su acepción inglesa occupational burn-out y en una traducción libre el “síndrome del trabajador quemado”). A grandes rasgos consistiría en una respuesta prolongada de estrés ante la alerta constante, los factores emocionales, la sobrecarga laboral y las posibles dificultades en las relaciones interpersonales que se presentan en este ambiente, que incluirían la fatiga crónica, la ineficacia y una actitud psicológica de negación del problema.

En general, las poblaciones más vulnerables para el síndrome de burn-out son aquellas profesiones en las que existen interacciones humanas de carácter intenso: profesionales sanitarios, enseñantes, miembros de fuerzas armadas en situación de conflicto, personas que deben concluir tareas en plazos muy precisos y también empleados en atención al usuario.  La estadística parece señalar que las mujeres se ven más afectadas que los varones. 

El síndrome de burn-out suele definirse por tres parámetros:

• El agotamiento, es decir, la persona afectada experimenta la sensación de no ser capaz de ofrecer más de uno mismo. No es un mero cansancio físico sino una situación de fatiga extrema a nivel emocional.
• Una actitud suspicaz y a la vez escéptica frente al trabajo, a los colegas y a todos aquellas personas con las que trata en el mismo.
• La percepción de ineficacia (real o no) con la sensación constante de no completar los trabajos asignados.

El trabajador quemado siente una impotencia permanente, está cansado al inicio de su jornada laboral, que es vivida como una condena ya que tiene sensación es que su trabajo nunca se termina. Ello conlleva una pérdida del disfrute por lo que realiza. Pero además cuando no está trabajando persiste el agotamiento y durante el fin de semana y las vacaciones tiene tal necesidad de descanso que pospone cualquier otra actividad placentera.

El acoso laboral

Otro aspecto de las situaciones de conflicto en este medio que provocan síntomas psíquicos es el mobbing o acoso laboral. El mobbing en realidad es un término sociológico cuyo significado es la intimidación de un individuo por parte de un grupo, ya sea en la escuela, vecindario, comunidad, lugar de trabajo, etc.

La intimidación en el ámbito laboral se define por una serie de características clave:

• La repetición de estos comportamientos, es decir, que estos ocurren regularmente.
• La duración de la misma, con tendencia a la perpetuación.
• La escalada, en términos de la agresión.
• La disparidad jerárquica, ya que el sujeto que es sometido a acoso carece del poder para defenderse con éxito.  
• La intencionalidad claramente atribuida de perjudicar al sujeto.

Por todo ello, las víctimas de acoso en el lugar de trabajo se ven sometidos a una situación de presión constante y viven una circunstancia de indefensión que les pueden llevar a sufrir distintos trastornos psíquicos como trastornos de adaptación, trastornos somatoformes, trastorno de estrés postraumático e incluso depresión mayor.

En ocasiones la personas que se encuentra en una situación de padecimiento por estrés laboral no es consciente del mismo. La identificación de cada uno de estos supuestos exige una reflexión atenta del afectado, preguntándose a sí mismo una serie de cuestiones:

• ¿Voy contento y/o motivado a mi trabajo?
• ¿Me siento impaciente por llegar al final de mi jornada laboral? ¿Me ocurría antes?
• ¿Tengo insomnio, intranquilidad o dolores de cabeza inexplicables?
• ¿Estoy irritable y descontento en mi trabajo?
• ¿Cuándo llego a casa no que quito los temas laborales de la cabeza?
• ¿Se ha resentido últimamente la calidad de mi trabajo?

Lógicamente es importante que las respuestas sean sinceras y con una buena dosis de autocrítica. Asimismo, ahí van una serie de pequeños consejos encaminados a facilitar la adaptación laboral:

• Revise la forma en que se organiza.
• Intente administrar su tiempo dando prioridad y jerarquizando los “pendientes”.
• Establezca metas razonables. Puede ser un gran trabajador, pero no quiera acapararlo todo, trabaje en equipo, aprenda a delegar.
• Administre el uso de dispositivos para estar “conectado” (no aconsejo contestar correos, whatsapps o mensajes laborales fuera de horario, aunque siempre hay excepciones no debería hacerse de la excepción una norma).
• Ponga límites razonables de horario, condiciones de trabajo, etc.
• Respete su tiempo libre y dedíquelo a cosas diferentes y que le produzcan bienestar, incluyendo alguna actividad que le relaje o le “desconecte” de la rutina.
• Disfrute de la compañía de las personas que le quieren.