¿Cómo abordar la ansiedad?

La ansiedad es una respuesta natural que los seres humanos tienen frente a una situación que requiere tomar una decisión. También, es una respuesta generada por factores externos a las personas, por un trauma o por algo que se va del control de las personas. Por ejemplo, la pandemia o un evento inesperado.

¿Por qué se produce la ansiedad?

La persona suele querer tener todo bajo control. Se trata de una persona exigente, perfeccionista o que, sin saberlo, es muy insegura.

¿Qué diferencia hay entre la ansiedad y el estrés?

Por un lado, el estrés es una respuesta fisiológica natural, que sufre el ser humano ante un evento cuotidiano y requiere hacerse cargo de una situación. En este caso, el sistema nervioso simpático se activa y produce adrenalina, presión y sudoración; además, genera una sobrecarga y la necesidad de más recursos físicos y mentales. Puede ser muy peligroso si no se desactiva esta sobrecarga.

Mientras que la ansiedad es una respuesta que nos crea confusión y un caos mental, no sabemos por donde actuar.

¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?

Podemos tener sudoración, sensación de que no vamos a poder salir de la situación, sentirnos trastornados y con la cabeza en el aire. Asimismo, podemos sufrir un ataque de ansiedad, que nos genere dificultad de respiración, aceleración.

En este caso, debemos acudir a un especialista en Psicología para poder explorar y comprender el origen de la ansiedad y el camino que debemos tomar.

¿Qué tratamientos se realizan?

Existen dos tipos:

• De forma conductual: ejercicios para desconectar de lo que está pasando y conectar con aquello que nos propongamos, hablamos de grounding. Hay una relación con la técnica del mindfulness, cuyo objetivo es estar en el presente.

• Fármacos: dependiendo del caso es necesario hacer un refuerzo con fármacos, ansiolíticos, que nos recetará nuestro médico de cabecera o un psiquiatra.

• De forma terapéutica: yendo a las raíces del problema y detectar si la persona tiene problemas de seguridad o si tiene una distorsión, visión sesgada o pensamientos irracionales cíclicos, que no le dejan salir del bucle.

¿Cómo podemos evitar la ansiedad?

Para lograrlo debemos ser conscientes de los recursos personales que tenemos para afrontar una dificultad o situación. Además, tenemos que intentar volverlos más flexibles y menos exigentes frente aquello que pensamos que debe ser de una forma concreta. Por último, hay que vigilar el uso de los verbos como ‘debes’ o ‘tengo/tienes que’, que implican autoexigencia o exigencia hacia los demás.

Es decir, debemos dejar de lado la rigidez para apoyarnos en una perspectiva de flexibilidad.

¿Cómo puedo ayudarte?

1. Abordar los síntomas para poder reducir el problema y generar alivio.
2. Trabajo dirigido a la comprensión de las causas. Reforzar los aspectos propios de la persona y los recursos que tiene, y también que le faltan.
3. Comprender y desarrollar nuevas habilidades, que nos aportarán eficacia frente a las dificultades que la vida nos puede presentar. A su vez, fortalecer las que ya tenemos y ser conscientes de ellas.
4. Realizar un trabajo sintomático y más profundo, para adquirir herramientas para toda la vida.

Es importante la colaboración del paciente durante el proceso, no se trata de un trabajo de consulta, también es un trabajo entre sesión y sesión. El paciente debe comprenderse a sí mismo.