Cirugía bariátrica para la obesidad mórbida

Written by: Dr. José María Balibrea del Castillo
Published:
Edited by: Patricia Fernández Ramos

La obesidad es una de las enfermedades con más prevalencia en la sociedad actual, y es que según datos de la Organización Mundial de la Salud más de 700 millones de personas en el mundo ya padecen obesidad. La obesidad va mucho más allá de ser un problema estético, ya que está asociada a múltiples enfermedades, comúnmente llamadas “comorbilidades”. Se trata de un exceso de peso perjudicial para la salud debido al acúmulo de grasa. Este exceso de grasa genera importantes cambios tanto inflamatorios como metabólicos que son los verdaderos responsables de consecuencias de la enfermedad.

 

Comorbilidades de la obesidad

La obesidad, y en mayor grado la obesidad mórbida, conlleva el riesgo de padecer una serie de enfermedades asociadas, que inciden directamente en su calidad de vida y pueden incluso reducir su esperanza de vida. Las principales comorbilidades de la obesidad son la hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, apnea obstructiva del sueño, dislipemia, problemas articulares y reflujo gastroesofágico…pero también se puede asociar a enfermedades ginecológicas como el síndrome del ovario poliquístico, digestivas como la esteatosis hepática (hígado graso) y algunos tipos de tumores.

 

El IMC: fórmula para detectar la obesidad

La obesidad es una enfermedad que además de ser multifactorial, puede manifestarse de muchas maneras. Sin embargo, de cara a diseñar el tratamiento más eficaz, se necesitan parámetros objetivos que nos permitan diseñar estrategias personalizadas.

El índice de masa corporal (IMC) es el valor numérico que toma el peso y la altura del paciente para distinguir si el peso que tiene es saludable en proporción. Se calcula dividiendo el peso de kilogramos por la estatura en metros elevada al cuadrado (IMC = Kg/m2).

La clasificación del IMC sirve tanto para detectar la obesidad, como para identificar un peso anormalmente bajo que puede ser un peligro para la salud del paciente. Los valores del IMC son los siguientes:

  • <18: peso muy bajo
  • 20-18: peso bajo
  • 20-25: Valor normal
  • 25-30: Sobrepeso
  • 30-35: Obesidad grado I
  • 35-40: Obesidad grado II
  • 45-50: Obesidad grado III
  • >50: Súper-obesidad

Se debe tener en cuenta que en el IMC puede influir la edad, la raza, la complexión, el sexo y el tipo de actividad y/o entrenamiento que lleva a cabo cada persona.

tipos de obesidad
El IMC calcula el grado de obesidad, aunque pueden incidir varios factores como la edad o actividad deportiva del paciente
 

Tratamiento de la obesidad mórbida

El objetivo principal del tratamiento de la obesidad es disminuir el peso a costa de reducir la cantidad de grasa en el organismo. Así, al disminuir el peso se produce una mejoría en las comorbilidades asociadas, mejorando la calidad y esperanza de vida. Sea cual sea el grado de obesidad, su tratamiento se debe realizar de un modo pluridisciplinar. Es decir, en equipos que incluyan especialistas en Endocrinología, Nutrición, Cirugía y Psiquiatría.

Para bajar de peso y acabar con la obesidad, el primer paso es acudir a un especialista en Endocrinología dentro de un equipo pluridisciplinar, para realizar una evaluación completa de la situación, descartar otras enfermedades que puedan contribuir al exceso de peso (alteraciones del tiroides, de las glándulas adrenales…) y repasar hábitos dietéticos. Además, siempre se debe descartar la presencia de trastornos de la conducta alimentaria, con lo que en ocasiones (y especialmente si se plantean tratamientos agresivos) puede ser necesaria una valoración Psiquiátrica. Posteriormente, se establecerá un tratamiento cuyo primer paso siempre será introducir hábitos saludables, favoreciendo la realización de ejercicio y una dieta equilibrada.

Estas dos opciones son imprescindibles y forman parte de todo tratamiento de la obesidad, independientemente de cuál sea. Cualquier tratamiento para la obesidad que no se acompañe de cambios en los hábitos del paciente tiene una eficacia de duración muy limitada y una posibilidad de fracaso importante.

Cuando el tratamiento dietético y un programa de actividad física no resulten plenamente efectivos se deberá ofrecer al paciente otras alternativas. Actualmente, el valor del tratamiento farmacológico de la obesidad es muy limitado. Así, en determinadas circunstancias debe recurrirse a una intervención quirúrgica. La cirugía para el tratamiento de la obesidad se denomina cirugía bariátrica. Se trata de técnicas que provocan una pérdida de peso importante pero controlada alterando tanto la capacidad de ingesta (cantidad de alimento que el paciente puede tomar) como la absorción de nutrientes. Dado que en la mayoría de los casos este tipo de intervenciones reducen el tamaño (y así la capacidad) del estómago, de manera genérica y algo imprecisa, se conocen comúnmente como “reducción de estómago”, aunque muchas veces no es ese el único mecanismo por el que actúan.

Asimismo, a diferencia de otros tratamientos, la cirugía cambia la fisiología del paciente de tal modo que se neutralizan los cambios inflamatorios y metabólicos asociados a la obesidad. Si bien existen muy diversas técnicas, en la mayoría de los casos se suele realizar un by-pass gástrico o bien una gastrectomía vertical. La elección de una u otra técnica dependerá de diversos aspectos individuales de cada paciente, de tal modo que debe diseñarse una estrategia personalizada.

 

Preparación para la cirugía de la obesidad

Lo primero a tener en cuenta es que aunque la cirugía le ayudará en gran medida, es imprescindible un trabajo coordinado con endocrinólogos y dietistas para mantener hábitos saludables y optimizar los resultados de la operación. También antes de la operación el paciente deberá tratar de bajar de peso mediante dieta y ejercicio, ya que es fundamental optimizar la función cardio-respiratoria antes de la intervención.

El tabaco es el gran enemigo de la cirugía de la obesidad mórbida, ya que fumar está asociado a un aumento significativo de complicaciones postoperatorias en la cirugía bariátrica. Por esta razón, este tipo de intervenciones está contraindicada en pacientes fumadores y si el paciente en cuestión es fumador, su prioridad debería ser abandonar ese hábito durante al menos 4 semanas antes de operarse.

 

¿Cómo se realiza la cirugía de la obesidad?

Independientemente de la técnica escogida para la operación, la amplia experiencia en cirugía mínimamente invasiva y en cirugía de la obesidad mórbida, permite que todas las técnicas en IQL se realicen por laparoscopia, lo que supone una operación con pequeñas incisiones. Llevamos a cabo técnicas altamente protocolizadas, por lo que hemos reducido significativamente el tiempo quirúrgico, así como la estancia postoperatoria y la posibilidad de complicaciones. Esto, lógicamente, posibilita la incorporación del paciente a la vida social y laboral de forma temprana.

 

Recuperación de la cirugía de la obesidad

En más del 95% de los casos no se dan complicaciones tras la operación y el paciente estaría ingresado durante 2 o 3 días. Por regla general, se inicia la dieta a las 24h de haber sido operado, y si el interrogatorio y la exploración física diaria que lleva a cabo el equipo quirúrgico de IQL es correcta, el paciente puede continuar con su recuperación en casa con un seguimiento de consultas posteriores. Tras la cirugía el paciente irá variando el tipo de alimentación de manera gradual, comenzando con líquidos hasta llegar a alimentación sólida en unas semanas.

Actualmente la tasa de complicaciones de la cirugía bariátrica es equiparable, en manos expertas, a la observada en colecistectomías laparoscópicas (extirpación de la vesícula biliar). La complicación postoperatoria que debe vigilarse de un modo especial en estas intervenciones es la dehiscencia de sutura, es decir la cicatrización incorrecta de alguna de las suturas intra-abdominales que se han realizado. Se trata de una complicación potencialmente grave que a veces requiere reintervenciones, pero es extremadamente poco frecuente. Otras complicaciones a corto plazo pueden ser la hemorragia, la infección de alguna de las heridas quirúrgicas o la dificultad para tolerar alimentos por vía oral.

Todas las intervenciones de cirugía bariátrica obligan a realizar un seguimiento a largo plazo tanto para garantizar un resultado óptimo como para minimizar las consecuencias de la técnica. En ese sentido, el objetivo final es mantener la pérdida de peso que se ha obtenido y mantener un estado nutricional apropiado. Para esto el paciente estará controlado por un equipo multidisciplinar de cirujanos, endocrinólogos y dietistas, encargados de orientarle en todo momento qué acciones y hábitos tomar.

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By Dr. José María Balibrea del Castillo
Surgery

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