Caminar de la mano de la ciencia para cortar las cadenas de transmisión del COVID-19
Written by:Aunque las vacunas son una parte de la solución, existe un gran sector de la población que no lo percibe de esta forma.
En este sentido, la mejor manera de afrontar el problema de las dudas a la hora de vacunarse consiste en entender las causas subyacentes a este hecho para intentar abordarlas. Si entramos en profundidad, podemos encontrar su origen en una tendencia a presentar solo narrativas de buenas noticias, de manera que los ciudadanos no pueden comprender e interiorizar qué sucede en realidad.
Las afirmaciones “un vacunado no transmite la enfermedad” o “un vacunado no puede contagiarse” ha configurado la idea, en un sector muy amplio de la población, de que las vacunas son la única vía para salir de la pandemia. De esta manera, mucha gente, cansada de medidas ineficaces, necesita creer que con una vacuna se puede poner fin a la pandemia.
Esta tendencia a la narrativa de buenas noticias, acompañada por acciones concretas, como por ejemplo, el pasaporte COVID o la no cuarentena por contacto estrecho con positivos si estás vacunado, han forjado la idea en la población de que, en ciertos lugares no entran personas contagiosas y de que los vacunados pueden hacer vida normal.
Dar a la gente el mensaje de que las vacunas protegían completamente de la transmisión, no hablarles de los motivos reales que llevan a la necesidad de administrar refuerzos, impulsar la narrativa de que éstas podían soportar cualquier cantidad de presión de las variantes y de que, gracias a ellas, volveríamos a hacer vida normal, ha llevado a esta lamentable situación.
No entienden lo que sucede y están cansados de lo que consideran mentiras: era “una gripe”, las mascarillas no eran necesarias, la pandemia iba a terminar en un breve periodo de tiempo, no iba a haber reinfecciones, los colegios eran lugares seguros y los protocolos actuales protegían de contagios.
Esta narrativa desgasta la confianza en las vacunas y produce impedimentos para que las personas puedan tomar decisiones informadas en salud.
El optimismo es fundamental, pero cuando se trata de un optimismo ciego no lo es a efectos psicológicos y, en este caso, no está ayudando.
Actualmente, continuamos en una situación de emergencia sanitaria y el comportamiento de la gente debe aprovecharse de la manera más efectiva para salir de ella. Los que toman las decisiones deben explicar a la población en qué punto nos encontramos.
Para que los ciudadanos puedan tomar buenas decisiones y sean capaces de interiorizar que las vacunas son parte de la solución y no del problema, es fundamental caminar de la mano de la ciencia.
Esto implica educar a la población para que aprenda a protegerse y así cortar las cadenas de transmisión. Para ello, es imprescindible replantearse la utilidad de los protocolos vigentes, con el objetivo de instaurar nuevas capas de protección que sean realmente efectivas.
Es fundamental hacer cambios en las prácticas de información y comunicación con las personas, ya que, en situaciones de emergencia, estos cambios permiten mejorar la seguridad y salvar vidas. De hecho, ocultar información por miedo al pánico es un error común, que conduce a muy malos resultados. Lo que mata en una crisis no suele ser el exceso de información, sino la escasez, porque así los ciudadanos no son realmente conscientes de los peligros y no pueden responder de forma correcta.
En una emergencia, la falta de información y la información ambigua aumentan la ansiedad pública. Además, cuando las personas perciben que se les está ocultando información, se daña su relación con la autoridad, de manera que cuando las autoridades divulgan información correcta y ajustada a la ciencia, las personas pueden desconfiar y no actuar correctamente.
En este sentido, para conseguir un cambio en la conducta es muy importante caminar de la mano de la ciencia y contar con especialistas en comportamiento humano. La psicología tiene un papel muy importante en la respuesta al COVID-19 y debe aprovecharse de la manera más efectiva en política y en la práctica para la respuesta a la pandemia.