Violencia vicaria

 

¿Qué es la violencia vicaria?

La violencia vicaria es un tipo de violencia de género. En este caso, cuando se producen casos de violencia o de maltrato familiar, se producen una serie de problemas físicos y/o psicológicos en la persona que está siendo agredida, sea hombre o mujer.

No obstante, si en la unidad familiar existen otros convivientes, como pueden ser los hijos, esta violencia se extiende hacia ellos, ya sea de manera directa, es decir, que el maltratador actúa ante los niños o de manera indirecta, cuando ven como se maltrata a alguno de sus familiares. A su vez, en algunos casos, los hijos de la pareja pueden ser maltratados o agredidos —tanto psicológica como físicamente— con el objetivo de hacer daño al otro miembro de la relación. Esto, se conoce como violencia vicaria.

La violencia vicaria, se trata, por lo tanto, de un tipo de violencia aplicada sobre el o los hijos de la pareja con el objetivo de causar el mayor daño posible al otro miembro de la pareja.

 

 

¿En qué consiste?

La violencia vicaria es una forma de violencia dentro del núcleo familiar en el que uno de los miembros de la pareja realiza una serie de conductas dirigidas a los hijos e hijas con el objetivo de dañar, chantajear o hacer que el otro miembro de la pareja cumpla su voluntad. Se trata de un mecanismo por el cual se ejerce presión sobre el otro miembro de la pareja para mantener el poder sobre ella.

Este tipo de violencia acostumbra a utilizarse en determinadas situaciones, como por ejemplo un proceso de separación o divorcio, o cuando uno de los miembros desea rehacer su vida con otra persona. En estos casos, el miembro agresor utiliza la violencia sobre los hijos de la propia pareja con el objetivo de coaccionar o impedir algunos actos, ya que considera que la pareja puede ser “de su propiedad” o no tener derecho a elegir otro tipo de vida.

En estos casos, el miembro maltratador sabe que la mejor forma de hacer daño a la otra persona es dañar o incluso matar a sus propios hijos, para producir el mayor daño posible al otro progenitor.

 

 

Causas y consecuencias

El factor que desencadena la violencia vicaria puede ser muy distinto. La violencia vicaria —a pesar de haberse registrado también en mujeres hacia hombres— suele ser del hombre a la mujer. En muchos casos, el hombre tiene antecedentes de malos tratos y violencia de género. El perfil del agresor suele ser un hombre de mediana edad, de entre 20 y 50 años con hijos menores de edad, que tratan de dominar y de prevalecer su postura a través de la autoridad, el miedo y la violencia. En numerosas ocasiones, este tipo de conducta se agravan al consumir alcohol o drogas.

En el caso de la pareja agredida, al ver como los hijos sufren esta violencia, pueden llegar a ceder, alargando la sumisión deseada por el miembro agresor. Si no cede, el maltratador, con el objetivo de dañar al máximo al otro miembro de la pareja, puede llegar a asesinar a los hijos, sabiendo que de esa manera producirá el mayor daño posible al otro miembro de la pareja. Los trastornos psicológicos generados son múltiples: estrés, ansiedad, estrés postraumático…

Si hablamos del menor, se pueden generar numerosos problemas, tanto físicos como psicológicos. En el caso de los físicos, se trata de las consecuencias de las posibles agresiones físicas recibidas por parte del progenitor, que pueden requerir tratamiento hospitalario, producir alguna discapacidad o incluso la muerte. Por el contrario, en el caso de las consecuencias psicológicas, son frecuentes la aparición de trastornos de estrés postraumático, una baja autoestima, fobia social, dificultad para las habilidades sociales, falta de vinculación o empatía, comportamientos antisociales, comportamientos agresivos…

 

Tratamiento de la violencia vicaria

Para tratar la violencia vicaria es necesario un abordaje multidisciplinar. De entrada, es preciso que tanto la propia ciudadanía como los servicios sociales, administrativos y judiciales trabajen de la mano de manera casi preventiva. Es importante concienciar de lo que es el maltrato y que, en el caso de ser apreciado, debe ser denunciado en cualquier ámbito. A su vez, es importante que sea la propia legislación quien ampare y proteja las necesidades tanto del progenitor que sufre como de los propios niños.

Cuando se produce violencia vicaria, es importante que el progenitor y los propios hijos sean orientados y ayudados por profesionales psicológicos capacitados, ante los numerosos efectos y daños colaterales que se pueden producir en ambos.

En el caso de pérdida del hijo, se abrirá un importante proceso de duelo.

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