¿Qué es la poliglobulia?

La poliglobulia es la palabra utilizada con frecuencia para denominar un exceso de producción de hematíes o glóbulos rojos. De hecho, la denominación correcta para definir esta situación es eritrocitosis. Coloquialmente también se le llama “sangre espesa”.

En Hematología Clínica se define técnicamente cuando la hemoglobina y el hematocrito están aumentados, con valores de hemoglobina >16,5g/dL y de hematocrito >49% en hombres, y de hemoglobina > 16g/dL y de hematocrito > 48% en mujeres, respectivamente.

¿Cuáles son las causas de Poliglobulia?

En general, se dividen en causas secundarias y en causas primarias:

• Las causas secundarias son aquellas en las que la médula ósea fabrica un mayor número de hematíes por la disminución de oxígeno que reciben los tejidos. Las causas más frecuentes son las enfermedades respiratorias crónicas, el tabaquismo, síndromes de hipoxia/hipoventilación relacionadas con el sueño (personas que roncan mucho, personas que sufren apnea del sueño), diversas enfermedades renales y la toma de andrógenos u hormonas masculinas, entre otras.
• Por el contrario, la causa primaria más frecuente se origina en la médula ósea y es una enfermedad crónica denominada policitemia vera.

¿Cuáles son los síntomas de la poliglobulia?

El exceso de producción de glóbulos rojos acostumbra a producir diversos síntomas como cefaleas (dolor de cabeza), sensación de embotamiento o “cabeza espesa”, hipertensión arterial, coloración rojiza de la piel e incluso fatiga.

Diagnóstico de la poliglobulia

Es frecuente que la poliglobulia se diagnostique a través de los resultados de un análisis de sangre realizado por diversos motivos médicos o incluso en un análisis rutinario. El primer paso es efectuar un buen interrogatorio sobre posibles causas secundarias: tabaquismo, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades renales, etc. Cuando no es aparente una causa secundaria, el hematólogo clínico debe descartar la presencia de una policitemia vera, es decir, de una producción excesiva de glóbulos rojos originada en la médula ósea por una mutación de las células madre sanguíneas que no pueden regular el exceso de producción de forma fisiológica.

Tratamiento de la poliglobulia

El tratamiento debe orientarse según la causa que la origina. En caso de tabaquismo, debe procurarse convencer al paciente de que la mejor solución es la abstención del tabaco. Cuando la causa es de origen respiratorio el tratamiento debe contemplar la situación individual del paciente respecto a su problema respiratorio y considerar con el neumólogo las diversas posibilidades de mejora. Los grandes roncadores o pacientes que presentan apneas del sueño pueden beneficiarse y mejorar considerablemente con la administración de oxígeno durante la noche.

En cualquier caso, la valoración siempre debe ser muy individualizada. Si el diagnóstico es un trastorno primario de la médula ósea como la policitemia vera, el hematólogo indicará cuáles son las recomendaciones de tratamiento a seguir.

Prevención de la poliglobulia

Evitar el tabaquismo es la mejor prevención, no solamente por su efecto inmediato, sino también por sus efectos a largo plazo, como el enfisema, que es irreversible. La obesidad también puede ser una causa de poliglobulia por la falta de ventilación adecuada de los pulmones a causa del sobrepeso de la caja torácica. La mejor prevención es acudir al médico cuando se detecte, para que este realice un diagnóstico correcto sobre su causa.