TCA: más casos diagnosticados en edades tempranas

Hasta hace unos años, los TCA más frecuentes eran la anorexia y la bulimia, pero actualmente el que más crece en las consultas es el trastorno por atracón.

En los últimos años, en España se ha detectado un incremento de casos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), una tendencia que parece acelerarse, sobre todo desde el inicio de la pandemia a causa de la COVID-19, llegando a ser un problema de salud pública, según la Fundación Anar. La Organización Mundial de la Salud (OMS), explica que uno de cada siete jóvenes entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental y el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Hablamos con Anna Díaz García, especialista en Psicología y experta en trastornos alimenticios sobre la situación actual y la importancia de una detección e intervención precoz.

Una tendencia creciente alarmante

Actualmente, la edad media de inicio de un TCA se sitúa en 12,5 años y cada vez son más los casos que se producen en edades tempranas como los 8 o 9 años.

Según nos comenta la psicóloga Anna Díaz, desde 2020 hasta ahora, los casos de TCA han crecido una barbaridad. Parece que no está claro si ha sido culpa de la pandemia o viene de atrás. Lo cierto es que muchas veces los TCA son difíciles de detectar y se puede arrastrar el problema durante años. Es posible que la pandemia actuara como “delator”, ya que durante el confinamiento los padres pasaban más tiempo en casa con los hijos, comidas juntos, etc.

Trastornos de conducta alimentaria

Según la OMS, los trastornos de conducta alimentaria, más conocidos como TCA, son aquellos trastornos que se caracterizan por tener una alteración patológica en el comportamiento con la comida.

Hasta hace unos años, los TCA más frecuentes eran la anorexia y la bulimia, pero actualmente el que más crece en las consultas es el trastorno por atracón, además de los trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANE), la categoría residual que incluye los TCA que no cumplen todos los criterios para diagnosticar anorexia, bulimia o trastorno por atracón. Éstos son los que reportan una creciente prevalencia en la última década, nos comenta Anna Díaz.

¿Qué factores de riesgo pueden hacer incrementar la aparición de un TCA?

La adolescencia es un período crucial en el desarrollo de la personalidad, de hábitos sociales y de bienestar personal, los cuales nos llevan a tener una buena práctica de hábitos saludables y aprender a gestionar nuestras emociones, para que en un futuro tengamos una estabilidad vital que nos permita vivir con buena salud mental. Es en este período, donde se hace más presente el desarrollo de trastornos que afectan a la salud mental, incluyendo los trastornos de conducta alimentaria (TCA).

La imagen corporal en el desarrollo de la identidad

Definiendo la imagen corporal como la representación mental que cada uno tiene de su propio cuerpo, es decir, cómo cree que es, ésta forma parte del desarrollo psicológico desde el momento en que se configura la identidad personal y social de las personas. La imagen corporal también está íntimamente ligada a la autoimagen, la autoestima, por lo tanto, es de suma importancia que podamos desarrollar desde la niñez y adolescencia una imagen corporal positiva, afirma Anna Díaz.

Los factores sociales son determinantes en la construcción de nuestra, sobre todo en la adolescencia. Y la autoestima también es clave en cuanto a la imagen corporal que creamos, ya que su construcción se forja con las emociones, sentimientos, pensamientos, actitudes y experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida.

Para ello, también es importante poder contar con un entorno favorable, tanto a nivel familiar como social e individual. Como peor sean estos factores, mayor es el riesgo de padecer cualquier trastorno que afecte la salud mental.

Las etiquetas condicionan nuestra conducta

Anna Díaz afirma que por supuesto, las etiquetas pueden condicionar la conducta de las personas, además de otras consecuencias negativas como la desmotivación (“si soy así para qué cambiar”), daño a la autoestima, problemas de autoconfianza…Lo que hacemos es generar una predicción de la conducta del otro que puede lastimar profundamente y a veces de por vida. Las etiquetas nos dejan sin la oportunidad de aprender, crecer, cambiar. También hace que nos alejemos de otros y no nos demos la oportunidad de conocerlos. Y debemos tener presente que las etiquetas se crean desde la subjetividad, por tanto, desde nuestra única percepción.

Y, ¿cómo pueden afectar nuestras palabras sobre la imagen de alguien?

Las opiniones que hagamos sobre el físico de alguien, las malas palabras o juzgar su apariencia puede empeorar una baja autoestima e inseguridad que acabe afectando a la salud mental de la otra persona. Y los medios de comunicación también se convierten en clave, ya que juegan un papel crucial en formación de la imagen de lo que se entiende como un cuerpo socialmente aceptado, sobre todo en el caso de las mujeres, las más perjudicadas y cosificadas. El impacto de todo ello, llega hasta tal punto que un comentario aparentemente inocente y sin intención de un familiar puede llegar a marcar a una niña o un niño preadolescente o adolescente hasta afectar en su autoestima y, por tanto, aumentar el riesgo de desarrollar un TCA.

Hay personas con buena autoestima y es posible que no le afecten las palabras de otra persona acerca de su imagen. Sin embargo, cuando la autoestima es baja, cualquier crítica o opinión será normalmente muy tomada en cuenta, añade la psicóloga.

¿Cómo podemos promover entornos saludables para personas que sufren un TCA?

En ese sentido, Anna Díaz nos explica que lo más importante es poder cuidar nuestro lenguaje y evitar ciertos comentarios alrededor del peso o el cuerpo de una persona. En su lugar, es importante hablar de diversidad corporal, evitando hablar de alimentos buenos o malos, preocuparnos por la persona al margen de su TCA, comer en familia siempre que sea posible y hablar de otros temas que sean agradables.

Poner límites en las opiniones de los demás

Aun así, hoy en día es muy fácil recibir comentarios de cualquier persona sobre nuestro cuerpo, sin casi pensar en que a lo mejor nos pueden dañar y pueden alterar lo que consideraríamos un entorno favorable, para una persona que tiene una autoestima baja o que ya sufre un TCA. La mejor manera de gestionar las opiniones que recibimos sobre nuestro cuerpo cuando no las hemos pedido es poner límites, según la psicóloga Anna Díaz.

Podemos poner límites para que no vuelva a suceder y para protegernos, estamos en nuestro derecho. Se pueden poner límites siendo asertivo, por ejemplo “disculpa, pero no te he preguntado sobre mi cuerpo”, “agradezco tu opinión, pero no la he pedido”, siendo sarcástico: “vaya, no tengo espejos en casa y no me había fijado” o también de forma pasiva, ignorando y cambiando de tema.

Poner el foco en la autoestima

Además, este tipo de situaciones también pueden crear situaciones de frustración y de más inseguridad en las personas. Según la psicóloga, lo mejor que podemos hacer es poner el foco en nuestra autoestima, de manera que, si estamos fuertes, podremos hacer caso omiso a estas opiniones. ¿De qué manera? Teniendo presente y repitiéndonos, si hace falta varias veces al día, que nuestra valía no se basa en tener “x cuerpo”. También rebatiéndonos ¿hasta qué punto una opinión es una verdad o la realidad? ¿Desde qué lugar esta persona me está comentando esto, es por mi bien? Realmente son sólo juicios de valor subjetivo en un momento concreto. Será muchas veces inevitable que hagan comentarios, pero sí podemos hacer evitable que le demos valor.

La importancia de una detección precoz

A pesar del número de casos diagnosticados, todavía son muchas las personas que no llegan a ser diagnosticadas y, por tanto, no se pueden detectar ni tratar. Por ello, es fundamental poder abordar las necesidades de los adolescentes e implementar medidas políticas, médicas y sanitarias que fomenten la detección y el tratamiento precoz.

Algunas de las medidas más importantes se basan en brindar información sobre buenos hábitos y conductas alimentarias, fomentar el espíritu crítico ante un modelo estético impuesto por los medios y reducir la influencia de los ideales estéticos que existen en nuestra sociedad.

Prevención y sensibilización

Es primordial que existan medidas de prevención, sensibilización, así como talleres de gestión emocional, autoestima, habilidades sociales, sentido crítico hacia la presión social… Pero también veo muy importante que haya más formación sobre TCA en profesionales de la salud, ya que somos nosotros los que muchas veces podemos promover conductas de riesgo. Está demostrado que el inicio de una dieta es el mayor factor precipitante de un TCA, por tanto, es peligroso recomendar bajar de peso a niños y adolescentes, además de estar en edad de crecimiento. Lo importante es favorecer unos buenos hábitos alimentarios, independientemente del peso, ya que el peso no es indicador de salud, afirma Anna Díaz.

Paciencia y constancia

Desde esta perspectiva, ¿Cómo podemos ayudar a una persona cercana que sufre un TCA? Según la psicóloga, lo más importante es poder hablar con la persona abiertamente del tema, sin crear presión y siempre dejando claro que nuestra intención es ayudar. También es fundamental buscar la ayuda de un profesional especialista y ofrecérsela. Mostrar apoyo, acompañar, no juzgar, mostrarse comprensivo, pero sin caer en la sobreprotección ya que no debemos “hacernos amigos del TCA”. También podemos proponer actividades que no tengan que ver con la comida y el cuerpo. Pero, sobre todo: teniendo paciencia y constancia. Teniendo muy presente que muchas veces no entenderás, te frustrará, pero en realidad será el TCA el que habla y actúa, no la persona a la que quieres.

¿Por dónde podemos empezar?

Se tenga o no a una persona conocida cerca que sufre de un TCA, siempre debemos tener en cuenta que el lenguaje que usamos en nuestra día a día puede marcar y puede hacer cambiar la conducta de una persona, para bien y para mal. Hay que cuidar cada palabra que decimos, ya que nunca sabemos con todo lo que está lidiando cada persona.

Lenguaje positivo y mayor respeto hacia los cuerpos

Es en esta línea que nació el concepto del “body positive”, un movimiento que surgió en internet con el objetivo de adoptar una actitud más positiva hacia todos los cuerpos, mejorando la autoestima y fortaleciendo la identidad.

Es importante poder avanzar como sociedad y tener un mayor respeto hacia todos los cuerpos, sin aludir y dañar al cuerpo de nadie, sin condicionar a nadie con etiquetas y creando espacios más seguros, sobre todo en redes sociales, donde cualquiera tenga cabida y su presencia sea igual de importante.

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