¿Somos LGTBI+fóbicos?

La LGTBI+fobia sigue siendo una problemática actual, importante a tener en cuenta también en el mes del orgullo LGTBI+.

En el mes de junio se celebra a nivel internacional el día (y mes) del orgullo LGTBI+con el objetivo de visibilizar a todos los colectivos y diversidades sexuales, romper prejuicios y concienciar. Sin embargo, a día de hoy todavía persiste una realidad de intolerancia, discriminación e incluso rechazo, más conocido como LGTBI+fobia. Con el propósito de profundizar un poco más en esta problemática, hablamos con el Sr. Daniele Antonio Vasta, miembro de Top Doctors y especialista en Psicología General Sanitaria, experto en asesoramiento LGTBI.

Daniele, ¿qué se entiende por LGTBI+fobia?

Se considera LGTBI+fobia aquel conjunto de actos de intolerancia, rechazo o discriminación que se dan por razones de orientación afectivo-sexual o de identidad de género dirigidos hacia personas lesbianas (L), gays (G), transexuales, (T) bisexuales (B), intersexuales (I) y de otros colectivos que no se ven representados en los anteriores (+). Cuando esos actos se dirigen hacia una persona o grupo de personas entonces hablamos de “discriminación directa”. Esto ocurre cuando se verbalizan insultos y/o se producen agresiones o amenazas directas.

Hablamos de “discriminación indirecta” cuando esta está disimulada y resulta más difícil demostrarla. Puede darse cuando se crean condiciones desfavorables para las personas de los diferentes colectivos como, por ejemplo, recibir un trato diferente de otras personas en una institución pública o privada, por la orientación de género o afectivo-sexual, o en el caso de una contratación laboral.

¿Qué tipos de LGTBI+fobia existen?

Existen tantos tipos de LGTBI+fobia como orientaciones afectivo sexuales o de identidad de género. Además de la discriminación que puede darse hacia aquellas personas que no se sienten representadas por la sigla LGTBI, se incluyen también las que se representan por comodidad comunicativa con la referencia “+”. Serán entonces lesbofobia, gayfobia, transfobia, bifobia o “fobia” hacia personas que no se ven representadas ni por un género masculino ni femenino (género no binario), por su forma de vivir la sexualidad, de amar, de ser.

¿Cómo suele manifestarse esta aversión en las víctimas?

Los contextos en los cuales suele darse esa aversión son muchos y muy variados: la calle, el trabajo, los locales de ocio, espacios colectivos, o hasta privados y familiares. A veces se manifiesta con violencia física con eventos trágicos en espacios urbanos (calles, fiestas públicas, parques, etc.) o hasta en el domicilio, e incluso en entornos donde se realizan actos sexuales que inicialmente pueden ser consentidos por las personas que participan en ellos. La violencia puede ser tanto verbal como escrita, y a través de distintos medios, físicos o digitales (redes sociales, por ejemplo).
Por otra parte, en el entorno laboral también puede haber acoso físico o psicológico (amenazas, o también mobbing laboral).

En el caso de la LGTBI+fobia indirecta puede manifestarse denegando la entrada en locales de ocio, restaurantes o en entornos profesionales. Se puede también dar el caso de expulsiones en círculos asociativos de cualquier tipo.

Asimismo, en el caso de una persona transexual, puede ser considerada transfobia llamarle por su nombre registrado en el nacimiento, y no por el nombre que ha elegido y acorde con el género que siente.

Lamentablemente, los actos de intolerancia, rechazo o discriminación por razones de orientación afectivo-sexual o de identidad de género siguen estando a la orden del día.

¿Cree que “vamos hacia atrás” en tolerancia, y hay más rechazo, o a la inversa? Solemos ver muchos casos de agresiones en los medios de comunicación…

Los datos lo confirman. Lamentablemente en los últimos años han aumentado las agresiones LGTBI+fóbicas, también en la misma ciudad de Barcelona, que destaca por el papel relevante que ha tenido en la lucha por los derechos de las personas LGTBI+ ya desde los años ’70.

Según un informe del año 2018 realizado por FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales), mientras que el Ministerio de Interior recogía 259 incidentes de tipo LGTBI+fóbico, las entidades y asociaciones registraban tres veces más casos: 971 en total. Los incidentes se redujeron un poco durante los primeros meses de la pandemia en la comunidad de Madrid, pero han aumentado en otras comunidades entre el 2019 y el 2020. Las campañas de entidades vinculadas con partidos políticos de derecha y extrema derecha puede que hayan influido mucho en ese repunte. Recordemos, por ejemplo, los autobuses que lanzaban mensajes del tipo “los niños tienen pene, las niñas tienen vulva”.

¿Qué opina de los movimientos como TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminist) que, en su traducción literal al español, significa “Feminista Radical Trans-Excluyente”?

Creo que se trata de otra discriminación. A veces es un tema que tengo que abordar con alguna paciente mujer (sobra decir “transexual”, una mujer es una mujer). En algunos casos, cuando la paciente mujer ya se siente segura de su identidad de género y ha podido lidiar con éxito positivo con otras experiencias discriminatorias, se consigue relativizar esa discriminación y seguir adelante. Pero, cuando la paciente está en proceso de re-identificación y aceptación, entonces esa “exclusión” resulta difícil de comprender y aceptar. ¿A caso existe alguien que sea más mujer que otra?

Siguiendo la lógica de los movimientos TERF, en mi opinión, se está perpetuando la misma lógica que lleva al machismo, la presunción de ser “más” que otro. Por ende, el movimiento TERF creo que se estaría comportando de la misma manera que los sujetos, con su cultura de referencia, contra la que lucha.

Caso de Sonia Rescalvo, considerado el primer crimen transfóbico en Cataluña. ¿Cree que el programa Crims, de TV3, ha ayudado en la visibilización de estos colectivos y a condenar este tipo de aversiones, o al contrario?

No creo que el programa Crims tuviera ese objetivo. De haber sido así deberían haber hablado de “transfobia” en el comienzo, en el durante y no solo al final, en los últimos 5 segundos. Una oportunidad desaprovechada por TV3. Por lo que sé el programa tiene como finalidad presentar crímenes, recoger y presentar hechos, hipótesis y resultados, manteniendo la imparcialidad.

Aun así, si se hubiera hecho cierto hincapié en el tema de la transfobia no se habría tomado ninguna posición a favor de los agresores ni de las víctimas. Habría creado las condiciones para dar espacio también a una cultura del respeto, del sentido cívico. Además, tal como se ve en el programa, a través de las entrevistas a militantes del colectivo, como Jordi Petit o de la mujer que conocía la víctima, se habría podido hacer referencia muy fácilmente a la discriminación. En fin, una oportunidad desaprovechada y que hubiera podido conseguir aún más beneficios gracias al trabajo de tanta gente y a la inversión hecha por la televisión pública de Cataluña.

Hay quien defiende la labor de la televisión pública catalana por sacar a la luz el caso pero algunas asociaciones, como El Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) y el Observatori Contra l’Homofòbia (OCH) han denunciado el sensacionalismo del programa, destacando que no se aborda el problema de fondo: el odio y la transfobia. ¿Cómo cree que los medios de comunicación pueden ayudar en la labor de denuncia, o bien en “victimizar” de más?

He leído las críticas hechas y no estoy de acuerdo con ellas. No me parece que el programa haya sido sensacionalista o que haya revictimizado a Sonia Rescalvo. Como he dicho antes, TV3 y los responsables del programa hubieran podido optimizar aún más los recursos económicos y profesionales invertidos para poder denunciar como es debido un asesinado por transfobia. Tal vez dedicando menos tiempo en mostrar el contexto y algunas de las problemáticas sociales de la Barcelona del 1991.

En general, los medios de comunicación hacen poco para informar, educar en el respeto de las distintas orientaciones afectivo-sexuales y de identidad de género. Se acuerdan de ello durante el mes del Gay Pride, a veces de forma “folclórica”, o lo hacen cuando, lamentablemente, se da algún caso de violencia mediáticamente muy llamativo.

¿Cómo concienciar a la población y, sobre todo, a las nuevas generaciones, para que crezcan en la tolerancia?

Los esfuerzos deberían estar dirigidos a educar en el respeto, más que en tolerancia. La educación en el respeto tiene el efecto de ser inclusivo, la educación en tolerancia implica la lógica de la “soportación de la otra persona”.

El objetivo de cada contexto informativo-educativo (familia, escuela, medios de comunicación) debe ser el de permitir conocer y reconocer las diversidades, de valorarlas desde la visión del enriquecimiento. Es muy necesario educar en la empatía, en el sentimiento de humanidad y el sentido de comunidad. Ser empáticos con los que no actúan tal como haríamos nosotros y reconocerles el derecho a amar como quieran y a ser lo que se sienten tendría un gran efecto en la sociedad y en la reducción de las discriminaciones y de la violencia.

Las nuevas generaciones tienen más oportunidades de concienciarse y ser concienciadas gracias a los contextos educativos que incluyen también en la perspectiva de género y de orientación afectivo-sexual en sus programas didácticos. En mi consulta a menudo es necesario abordar el trauma sufrido por personas gay o transexuales a raíz de bullying sufrido durante la infancia o la adolescencia.

Por otra parte, sería un gran paso adelante empezar a filtrar bien el tipo de lenguaje que se usa en productos cinematográficos y musicales. En los ámbitos deportivos, por ejemplo, todavía hay mucho machismo y LGTBI+fobia, y son muy pocos los testimonios de famosos deportistas que puntualmente participan en alguna campaña en defensa de los derechos LGTBI+.

Las políticas y la inversión de recursos y esfuerzos hacia las nuevas generaciones tienen que prever también políticas dirigidas hacia los adultos, madres y padres. Los adultos tienen que poder apoyar el trabajo que se hace en la escuela u otros entornos. En ese sentido, es necesario volverse muy críticos con ciertas campañas publicitarias realizadas por importantes y muy consolidadas empresas que ofrecen vestidos y accesorios para la escuela: “azul para él, rosa para ella”. Hace falta dejar atrás la influencia machista y LGTBI+fóbica de 40 años de dictatura. Lamentablemente, todavía más de 40 años de democracia no han sabido y podido poner remedio a esa influencia nefasta.

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