A pesar de la crisis, la creciente preocupación de la sociedad por su buena imagen hacen que los españoles sigamos gastando cada vez más en tratamientos de cirugía y medicina estética. El último estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) cifra en 1.000 millones al año lo que invierten hombres y mujeres en España.
Concretamente, uno de cada cuatro españoles admiten ser consumidores de medicina estética, con una media de 500 euros de gasto cada uno. Según el estudio, liderado por el profesor Antonio Valdivia (Universidad de Barcelona), refleja que más de 8 millones de mujeres y casi 2 millones de hombres se han sometido a algún tipo de tratamiento de rejuvenecimiento.
El problema del low cost
Como en casi todos los mercados, en la medicina estética también ha nacido una parte low cost en forma de portales que hacen de intermediario. Pero en medicina lo barato puede salir muy caro. La prestigiosa doctora Natalia Ribé, miembro de Top Doctors y directora médica del Institut Natalia Ribé, ha explicado que “la mayoría de los tratamientos estéticos que se realizan por debajo de su coste suponen un riesgo para el paciente porque en muchos casos el personal no está calificado para su práctica, los lugares no son adecuados, no se utilizan productos homologados o se realizan prácticas incorrectas de los productos aplicados”.
La doctora Ribé advierte las consecuencias negativas que puede tener para los pacientes pero también para la profesión, ya que “es la propia comunidad médico-estética la que se destruye a ella misma al ofrecer tratamientos a un precio tan bajo”.
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