Es algo más complejo pero podría ser parte de la solución. El Dr. Diego García-Borreguero, miembro de Top Doctors y Director del Instituto de Investigaciones del Sueño en Madrid, ha analizado en exclusiva para nosotros el artículo de The New York Times sobre los hábitos de vida de los españoles. El diario estadounidense repasa nuestras costumbres y critica lo tarde que nos acostamos, consecuencia directa de la jornada laboral en España. El Dr. García-Borreguero se suma a la valoración: “los horarios españoles son poco racionales, la jornada partida obliga al español a acostarse más tarde y a sufrir lo que se conoce como déficit de sueño; no descansa lo suficiente y esto afecta al rendimiento y favorece el desarrollo de algunas enfermedades como la Diabetes o la Obesidad”, explica el doctor. Lo que no comparte el doctor experto en Trastornos del Sueño es el tópico de la siesta española. “Es una costumbre más común en las zonas rurales que se está perdiendo en la grandes ciudades y que muy rara vez se alarga hasta las tres horas”.
Insomnio e hipersomnia
El Dr. García-Borreguero insiste en la necesidad de reducir el tiempo que pasamos trabajando “un cambio horario ayudaría a dormir más, así como imponer una jornada continua”. Una gran parte de los pacientes que acude al Instituto de Investigaciones del Sueño, padece insomnio o hipersomnia. “El insomnio, no ser capaces de dormir de manera continuada, o la hipersomnia, el sueño durante el día, pueden ser consecuencia directa del estrés o el estilo de vida”, comenta el Dr. García-Borreguero. Dos trastornos que tratan directamente en el centro dependiendo de la raíz del problema: respiratoria, neurológica o estilo de vida. “Cuando la causa del insomnio es el estrés en el Instituto de Investigaciones del Sueño enseñamos a la pacientes a volver a dormir” explica el doctor. Pequeños gestos como establecer un horario fijo para acostarse y despertarse, no leer o ver la televisión en la cama o no beber líquidos antes de dormir, pero a veces es necesario reprogramar el sueño, volviendo a enseñar al paciente a dormir mediante técnicas de base conductual. De esta manera, un 75% de los pacientes pueden abandonar la medicación.
Pero muchas veces los problemas que nos encontramos para dormir, esconden en realidad otras patologías o enfermedades que son las que hacen que el individuo no concilie el sueño.