Inteligencia emocional en la infancia: la asignatura para ser feliz en la vida

Es complicado averiguar las razones y causas que motivan a una persona a pensar de una cierta manera o a tener según qué comportamientos. En el caso de los niños, esto resulta todavía más complicado desde el lado paterno. Para poder tratar con la inteligencia emocional, existen una serie de consejos útiles que se mencionarán a continuación. inteligencia emocional

Frecuentemente los niños desconocen por qué actúan de una forma determinada, especialmente cuando su comportamiento se valora como negativo. Por ello, resulta imprescindible ayudarles en esta difícil tarea.

Comúnmente, ni siquiera los adultos conocen el motivo por el que se encuentran irascibles o irritables. Por ello, es importante que los niños aprendan en la infancia a identificar el origen de sus emociones para poder gestionarlas mejor. A través de la ayuda de especialistas de Psikids, la gestión de las emociones en los niños será un proceso más sencillo.

 

Inteligencia emocional: causas del pesimismo

 

Las emociones se expresan a través del comportamiento pero, a menudo, el origen de las mismas se encuentra en el pensamiento.

El pensamiento pesimista, que anticipa las dificultades y generaliza de forma global algo que ha sucedido de manera puntual o genera ideas basadas en expectativas negativas, provoca que, tanto niños como adultos, sean menos eficaces de lo que realmente son capaces.

Sin embargo, cuando una persona es capaz de efectuar una valoración más objetiva, desde el optimismo realista, sin dejarse llevar por pensamientos irracionales, aumenta la probabilidad de gestionar la situación de una manera adecuada.

 

Consejos para educar a los niños con inteligencia emocional

 

Aunque no resulta una tarea sencilla, con esfuerzo y algunas recomendaciones se puede contribuir a que los niños sean un poco más felices y capaces de resolver problemas mediante una buena mejor inteligencia emocional:

• Hay que aprender a no centrarse únicamente en la conducta del niño y ayudarle a identificar la frustración, el enfadado o la tristeza. Si un pequeño generaliza una idea, es importante hacerle ver que realmente no es así y que sólo se trata de un hecho aislado. De esta forma, se puede reducir el nivel de angustia provocando que el niño consiga obtener una valoración más objetiva de la situación.

• Por otro lado, los adultos deben ayudar a los niños a comprender la relación entre los pensamientos irracionales y las emociones que sienten. Por ejemplo, es mucho más triste para ellos pensar que su amigo no les quiere que pensar que su amigo no ha querido jugar con ellos un día en concreto

• También es importante que el adulto sea un buen ejemplo para el niño. Si los adultos se muestran catastrofistas ante los problemas de la vida diaria, los niños aprenderán a sentirse así y, por lo tanto, aprenderán a sobre reaccionar.

• Los niños pequeños aprenden mejor mediante estímulos visuales que auditivos, por lo que construir una especie de emocionómetro puede ser de gran utilidad para que identifiquen la emoción que sienten y el adulto pueda, así, preguntar por la causa u origen de esa emoción con mayor facilidad.

• Es fundamental que los adultos enseñen a los niños que, cuando sean mayores, los pensamientos negativos pueden interferir en sus capacidades haciéndoles más torpes e ineficaces.

Es una tarea imprescindible que los padres eduquen a sus hijos en la inteligencia emocional, la asignatura que les ayudará a ser felices en la vida.

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