El Ébola es un virus que causa una enfermedad vírica aguda grave. Los síntomas que provoca son una fiebre severa que se prolonga durante días, debilidad muscular, dolor de cabeza y de garganta, vómitos, diarrea, erupciones cutáneas y disfunción renal y hepática.
Se atribuye su origen a los murciélagos de la fruta, un tipo de murciélago que vive en hábitats cálidos, aunque también son huéspedes del virus algunos primates como los chimpancés o gorilas.
¿Cómo se propaga?
El Ébola se propaga a través del contacto con órganos y fluidos corporales de las personas infectadas, como sangre, saliva y orina. También debe tenerse en cuenta el riesgo de contagio en enterramientos de cadáveres afectados, por el contacto con equipo médico contaminado y a través de un animal huésped infectado vivo o muerto.
Por lo tanto, no es posible contagiarse del Ébola por el aire, ni por el simple contacto, sino que es necesario que la persona manipule flujos procedentes de alguien infectado.
¿Qué tratamientos existen?
En la actualidad no existe aún vacuna o tratamiento que erradique el virus al cien por cien, pese a que varios medicamentos antivirales y vacunas se encuentran en estado experimental para dar respuesta a la epidemia.
Entre los que ya se han probado en humanos encontramos un cóctel de anticuerpos cultivados en plantas de tabaco, tratamientos que evitan la reproducción del virus en el organismo y el suero de convalecencia a partir de los anticuerpos de la gente curada de Ébola.
También existen otras soluciones que están siendo experimentadas en roedores, como un tratamiento para la gripe que ha demostrado su efectividad también para el Ébola, otro cóctel de moléculas y un tratamiento que ha sido probado con alto resultado en monos.
Por otra parte, hay varias iniciativas para el desarrollo de una posible vacuna.
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