Controlar el VPH es la mejor prevención del cáncer de cérvix

Este domingo 26 de marzo es el día mundial del Cáncer de cuello de útero o cáncer de cérvix, fecha para informar sobre sobre la prevención de esta patología. Hablamos con el Dr. Gabriel Fiol Ruiz, Coordinador del Grupo Andaluz para el Estudio y Prevención de la Infección por el Virus del Papiloma Humano (Gaepi-VPH) y miembro de Top Doctors, sobre la detección precoz del Virus del Papiloma Humano (VPH) para evitar el cáncer de cérvix.

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El cérvix o cuello del útero es el órgano que se encuentra al fondo de la vagina y la comunica con la cavidad uterina. Su superficie es lisa, constituida por varias capas de células aplanadas, mientras que el canal que comunica con el interior del útero presenta una sola capa de células glandulares cilíndricas. Esta distinción resulta importante a la hora de diagnosticar y tratar el cáncer de cérvix.

Según las estadísticas de cáncer publicadas por el estudio Globocan, el cáncer de cérvix es el cuarto cáncer más común en la mujer, con una estimación de unos 528.000 nuevos casos y 266.00 muertes al año en todo el mundo. Esto supone un 7,5 % de todas las muertes por cáncer en la mujer. En los países menos desarrollados esta enfermedad resulta más prevalente, alcanzando el 12 % de todos los cánceres femeninos.

En España el cáncer de cérvix constituye el cuarto cáncer en incidencia en la mujer tras el cáncer de mama, colorectal y pulmón. Se estima que en nuestro país aparecen unos 2511 casos nuevos con 848 muertes anualmente. Esta tasa puede considerarse baja ya que constituiría el 3,3 % de los cánceres en la mujer con 7,6 nuevos casos/100,000 habitantes/año.

 

El Virus del Papiloma Humano como causa del cáncer de cérvix

Se conoce que este cáncer está provocado por la infección de un virus conocido como virus del papiloma humano (VPH). Se han descritos más de 200 tipos de este virus, aunque no todos presentan riesgo de provocar cáncer. El VPH se considera causa necesaria para que se desarrolle el cáncer. El contagio ocurre principalmente por vía sexual, definiéndose que la mayor parte de las infecciones se producen en los primeros años de las relaciones. Se trata de una enfermedad muy prevalente, ya que una de cada tres personas menores de 30 años presenta esta infección. Sin embargo, el virus se puede eliminar gracias a la propia inmunidad, conociéndose que el 90 % de estas infecciones se eliminan en el primer año tras el contagio. Para la persistencia del virus se precisan una serie de cofactores entre los que se incluyen el tabaco, los tratamientos hormonales, defectos nutricionales y especialmente los defectos en la inmunidad.

La infección persistente por VPH provoca alteraciones celulares en el cuello del útero favoreciendo lesiones precursoras que pueden evolucionar y provocar el cáncer. Se trata de un proceso lento, de varios años de evolución. Este hecho permite detectar lesiones precursoras que pueden ser tratadas antes de alcanzar el cáncer.

 

Diagnóstico precoz mediante la citología

Hasta la fecha se ha utilizado la citología periódica como método de cribado para detectar la presencia de estas alteraciones celulares evolutivas previas al cáncer. Este procedimiento estudia las células descamadas del cuello, tanto del epitelio externo como del canal endocervical. Hay que concretar que la citología cervical sólo pretende evaluar la presencia de células alteradas del cuello uterino, no del cuerpo uterino ni del ovario. Una vez que aparece esta citología positiva debe valorarse el cuello y confirmar, si es necesario, la lesión mediante biopsia, ya que la citología nunca es un medio diagnóstico, sólo de cribado.

Según recomendación europea debe considerarse el cribado mediante determinación del tipaje viral. La presencia de VPH de alto riesgo constituye un marcador de interés en la prevención secundaria del cáncer de cuello. Sin embargo, la mera presencia viral no implica evolución a cáncer. Sólo el 8 – 10 % de la población mayor de 30 años presentará persistencia del virus. Así, de casi 2 millones de mujeres infectadas en España sólo 2511 desarrollarán el cáncer. Esto implica que el seguimiento y la prevención constituyen pilares fundamentales en la lucha contra el cáncer cervical.

 

Prevención primaria: la vacuna del VPH

La prevención primaria para evitar la infección viral puede conseguirse mediante la administración de la vacuna frente a los tipos de VPH más implicados en el cáncer de cuello.

Se han comercializado dos vacunas:

  • Tetravalente: frente a los tipos 6, 11, 16 y 18. Los dos primeros implicados en la producción de verrugas genitales, muy contagiosas, y los tipos 16 y 18 directamente implicados en el cáncer cervical.
  • Bivalente: frente a los tipos oncogénicos 16 y 18.

Se encuentra pendiente de comercializar la vacuna nonavalente, que incorpora a los virus de la tetravalente otros 5 tipos de virus implicados en la producción de este cáncer.

En España se ha introducido en calendario vacunal para las niñas a la edad de 12 años. Se considera que a esa edad la mayor parte de la población no ha comenzado las relaciones sexuales y por tanto no ha podido contagiarse. Muchos países han incorporado también la vacunación en niños, tanto por la reducción del riesgo de transmisión como por la implicación del virus en el desarrollo de otros cánceres que afectan a ambos sexos como vagina, vulva, ano, pene y orofaringeo, si bien esta última localización no está considerada en las indicaciones preventivas de la vacuna.

Aunque la vacuna no previene de la infección presente, dada la posibilidad de eliminación del VPH por parte de la propia inmunidad, se recomienda vacunación a otras edades. Se conoce que la inmunidad natural no alcanza los niveles de anticuerpos que impidan la reinfección o la reactivación del virus. Por este motivo se indica la administración de la vacuna hasta los 45 años en la mujer y hasta los 26 años en hombres. No es necesaria la determinación de la presencia del virus antes de la vacunación.

Se ha debatido mucho acerca de los peligros y efectos secundarios de la vacunación frente al VPH. Hasta la fecha se han administrado en el mundo más de 200 millones de dosis con una buena tolerancia. No se considera que esta vacuna presente mayores efectos adversos que otras vacunas. La Agencia Española del Medicamento concluye que no hay datos disponibles que apoyen que la vacuna frente al VPH presente graves efectos, estableciendo que el balance beneficio-riesgo se sigue considerando positivo. Por este motivo las recomendaciones de las agencias internacionales continúan recomendando la vacunación sistemática.

 

Sin virus no hay cáncer. ¡Puede prevenirse!

Estamos ante un cáncer provocado por una infección que provoca lesiones precursoras que evolucionan progresivamente, pero que también pueden estabilizarse o incluso desaparecer. Existen medios de detección de estas lesiones previas al cáncer y se dispone de una vacuna que previene la infección del virus.

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