Conductas violentas en niños tras ver El Juego del Calamar: ¿qué debemos hacer al respecto?

El Juego del Calamar es una serie surcoreana que puede visualizarse en Netflix y ha sido y está siendo un éxito mundial en las últimas semanas. En ella cientos de personas con problemas económicos aceptan una extraña invitación para participar en un juego de supervivencia. El premio final es millonario y puede solucionarles la vida, pero a cambio tienen que superar una serie de pruebas con apariencia de juegos infantiles, jugándose mucho.

El éxito de la serie se refleja también en los más pequeños, que han visto los capítulos con sus familias y, guiados por un una imitación de roles, han aplicado aquello que han visto en los colegios, con sus compañeros, fomentando la violencia. La Sra. María Luisa Ferrerós, especialista en Psicología y en Psicología Infantil, explica por qué esta serie ha calado tanto en los niños y qué valores promueve.

Muchos padres han decidido ver la serie El Juego del Calamar con sus hijos, ¿cree que es una serie poco adecuada para niños?

Se trata de una serie recomendada para mayores de 16 años. Las recomendaciones de las películas y series son muy importantes a tener en cuenta, y normalmente no lo miramos. Las edades están por algún motivo y los mismos creadores de la serie y la plataforma Netflix ya recomiendan una edad mínima de 16 años por algún motivo. Las recomendaciones de las edades no están puestas porque haya alguna escena violenta solamente, sino porque los niños de determinadas edades no pueden asimilar ni entender el trasfondo de lo que se está explicando.

Hay un ejemplo muy claro: el gluten no está recomendado en niños menores de 9 meses y, por lo tanto, nadie daría gluten a niños por debajo de esa edad. Lo mismo ocurre con las edades de series y películas, si los profesionales los han puesto, es para seguir dichas recomendaciones. Y lo mismo ocurre con juegos como Fortnite, tan de moda pero para niños mayores de 13 años, cuyos padres no deberían ni planteárselo si el niño tiene 9 años.

La serie El Juego del Calamar no pueden verla ni con los papás ni sin ellos. No está recomendada para menores de 16 porque no es una serie apta para que ellos puedan asimilarla, entenderla y contextualizarla.

¿Por qué está creando tal repercusión la serie y los “juegos” que se desarrollan en ella en los niños?

La serie es violenta y el problema de por qué está influenciando tanto a los niños y por qué los niños lo copian es porque los juegos que aparecen en la serie son juegos infantiles de toda la vida (juego del pañuelo, un dos tres pica la pared…), donde han añadido el premio y el castigo violento.

En varios colegios ya se ha visto un aumento de violencia en niños pequeños porque juegan a estos juegos y quieren imitar los castigos. Hay que pensar que, en los niños de entre siete y doce años (que son los que están metidos en esto), su manera de aprender es imitando lo que ven. La imitación es uno de los procesos básicos por los que los niños se mueven. Ellos no tienen capacidad para filtrar, para entender, para dimensionar y contextualizar, sino que ellos simplemente lo imitan, sin sacar ninguna conclusión. Y es por ello que tampoco sirve que lo veas tú con los niños porque tampoco lo van a entender, por mucho que los padres estén a su lado.

Otro aspecto muy importante que cala en los niños es querer imitar el disfraz que llevan, las tarjetitas con los símbolos geométricos… A los niños les encanta ver que los buenos vayan vestidos de verde y los malos de rojo, que lleven una capucha y una indumentaria que llame la atención. Algo similar ocurrió con La Casa de Papel, cuando todo el mundo compró la careta de Dalí. Cuando hay elementos llamativos y de disfraz fácilmente imitables, se crea una necesidad y todos los niños quieren llevar esas zapatillas que llevan los personajes, o algún otro elemento. Esto genera un contagio a nivel mundial y que esas zapatillas, por ejemplo, se agoten en todas las tiendas y los niños quieran imitar.

¿Por qué deciden los niños imitar esos roles y juegos violentos?

Los niños no entienden por qué juegan a esto ni para qué juegan, sino que imitan porque se guían por repetir roles de adultos. Además, la historia es complicada y no apta para ellos. No es una historia buena ni que tenga una moraleja que los niños puedan entender. Además, los niños se quedan con las imágenes: el más fuerte es el que gana y es el que pega al otro, y ese es el mensaje que reciben. Gana el más violento y se está premiando un modelo de conducta violenta, el más salvaje y el que pisa a los demás. Esto es lo que los niños van a imitar y van a entender que el más “guay” es el más violento porque es el que está premiado en esta serie.

Pero el tema de los disfraces es muy importante por el impacto que genera en los niños. Que vayan unos de rojo, otros de negro, las tarjetas con los símbolos con formas geométricas… Todos estos inputs superficiales de indumentaria, de pertenecer a un grupo, etc. son cosas que a ellos les enganchan mucho, a los niños y a los adolescentes, por supuesto.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Esto es un punto muy importante porque si lo prohibimos, los niños son muy listos y dicen: si me lo prohíben en la tele, lo veo en el móvil. Y, si me lo prohíben en casa, lo veo en el colegio o en casa de un amigo. Además, cuanta más persecución y prohibición, más se vuelve algo interesante para ellos.

Lo que debería hacerse, de forma muy bien pensada junto con los padres y los colegios, es ver cómo gestionarlo para no fomentar lo contrario, con tanta prohibición, así como ver cómo evitar que los niños se metan en este mundo tan sórdido y tan violento. Para ello, sería interesante:

  1. Controlar todos los dispositivos que usan los niños y ponerles control parental, filtros, pin, etc.
  2. Asegurarnos de que los niños, en su habitación, no tengan acceso a ninguna tablet o móvil que, cuando nosotros estemos durmiendo, puedan usar.
  3. A la hora de irse a dormir, todos deberíamos dejar las tablets y móviles en una cajita que los padres guardan en su habitación. Pero todos, los papás también, para dar ejemplo.
  4. Otra opción también es que, por la noche, el Wi-Fi desaparezca y se apague, algo que puede programarse. Y esto no solamente tiene que hacerse para El Juego del Calamar, sino en general. No puede haber niños de 9,10, 11 años conectados por la noche indefinidamente y sin ningún tipo de control porque, aparte de esta serie, hay otro contenido que no pueden ver.

Y, por otro lado, hay que darles opciones más divertidas y agradables para pasárselo bien, compartiendo tiempo con nosotros, los adultos, y no dejándolos solos tanto tiempo. Un niño de 9, 10, 11 años debe saber que hay determinadas cosas que no le tocan por su edad y aquí también se incluye el Fortnite o Call of Duty. El motivo: hay cosas que no pueden asimilar y, por lo tanto, no son para su edad. Cuando tengan la edad ya lo harán, pero ahora no, sea con papás o sin ellos. En lugar de ellos hay muchos juegos adecuados a su edad que son fantásticos. Pero los juegos buenos no están perseguidos ni prohibidos, no son tan interesantes para ellos.

¿Cómo puede afectar a los niños esta serie? ¿Qué riesgos puede tener?

Puede afectarles, de entrada, a interiorizar una serie de contravalores. En vez de interiorizar que el protagonista (o lo bueno) es ser buena persona, aquí interiorizan lo contrario: que para triunfar dentro de un grupo o para ser líder hay que ser violento, agresivo, insolidario… Todo lo que no queremos fomentar. Ya tenemos suficiente agresividad y violencia como para fomentarla todavía más. Es decir, estamos impulsando unos comportamientos antisociales y violentos. Y los niños, cuanto más pequeños son, más lo incorporan como algo a seguir. Si ellos interiorizan que el que gana y es valorado, es protagonista de la serie, es el más malo, el más violento, y eso se considera que es ser inteligente y el líder, estamos interiorizando una serie de valores que nos van a llevar, sobre todo en caso de los adolescentes, es a ser irrespetuosos e insolidarios.

Como adultos está claro que es una crítica y que quieren poner en relieve esa situación para criticarla, pero es algo que los niños y los adolescentes (por lo menos hasta los 20 años), no entenderán porque no tienen suficiente criterio propio ni capacidad de razonamiento para ello. Y se quedan con lo contrario, los valores que no deberían marcarse como conducta a seguir.

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