¿Cómo hablar con los niños de temas delicados?

Existen algunos temas complejos que a veces cuesta afrontar con los más pequeños, como pueden ser la muerte, el divorcio o el sexo. Por muy difícil que pueda parecer, es importante ser sincero y transparente, para evitar que el niño se vea afectado o busque la información por su cuenta.

Para aclarar cómo afrontar estas situaciones con niños, la psicóloga Claudia Portillo del Centro de Psicología Rodríguez Vidondo, resuelve las cuestiones más comunes entre padres y adultos.

¿Es importante hablar con los niños de temas difíciles?

Si, es importante hablar con los niños de temas difíciles. No hay una edad recomendable como tal, cuanto antes nos acostumbremos a tratar temas difíciles con naturalidad, mejor, siempre y cuando adaptemos la información que les damos al momento evolutivo en el que se encuentran.

¿Debemos esperar a que pregunten? 

No es necesario esperar a que pregunten, aunque si lo hacen es esencial responderles y resolver sus dudas e inquietudes con tranquilidad y sinceridad. En el día a día pueden surgir muchas oportunidades para explicarles cosas que van a ver y escuchar a su alrededor o que quizás se están planteando. Podemos aprovechar cualquier momento para abordar temas importantes con ellos, por ejemplo, viendo las noticias, cuando nos cuentan anécdotas del colegio o de los amigos, viendo una película en familia, etc.

¿Cuándo y cómo debemos hablar de la muerte? 

Abordar con los niños la muerte de un ser querido (o una mascota) nunca es fácil, pero debemos hacerlo de forma sincera y explicando que esa persona no va a volver. Si tenemos creencias religiosas podemos transmitirlas, pero dejando claro que la persona ha fallecido y no van a volver a verla. Con esto hay que ser directos, aunque sea duro o de lo contrario pueden generarse falsas expectativas o ideas que les generen angustia sobre dónde está esa persona y por qué no vuelve. No debemos mentirles, aunque tampoco es necesario que conozcan todos los detalles, la información debe estar adaptada a su edad.

En caso de que su ser querido esté pasando por una enfermedad terminal también es bueno prepararlos, pero hay que hacerlo cuando ya sepamos que la muerte es inminente. Hacerlo antes puede generarles mucha angustia por la incertidumbre que supone. 

Una vez que hayamos transmitido la noticia sobre el fallecimiento de alguien cercano, es importante explicarles cómo se pueden sentir y normalizar que echen de menos a esa persona y que estén tristes, rabiosos o asustados. Debemos dejarles que se expresasen y lloren y transmitirles que pueden hablarnos de la persona que se ha ido siempre que lo necesiten.

En cuanto a nosotros, podemos llorar delante de ellos, pero sin desbordarnos para no transmitirles a ellos nuestra angustia.

¿Cómo debemos tratar con los niños un divorcio?

Es importante que al transmitir la noticia les preguntemos cómo se sienten y si tienen dudas. En esos momentos suelen plantearse muchas preguntas sobre lo que va a pasar a continuación por lo que debemos tratar de resolverlas en la medida de lo posible y transmitirles que, aunque papá y mamá se separen como pareja, van a seguir siendo sus padres y a quererlos exactamente igual.

Podemos dar una explicación breve sobre que a veces las parejas dejan de entenderse, llevarse bien o querer las mismas cosas y como papá y mamá ya no están bien juntos han decidido que lo mejor es separarse. No obstante, es esencial mantener los problemas de adultos entre los adultos; de ningún modo se debe involucrar a los hijos en los conflictos de pareja que hayan dado lugar al divorcio o que vengan a continuación. Ellos deben quedar siempre al margen de las discusiones y de conflictos de lealtad derivados de tener que ponerse de lado de alguno de los progenitores o de tener que decidir con quién quieren estar.

¿Cuándo se aconseja hablar sobre sexualidad? 

Para hablar de sexualidad con ellos hay que tener en cuenta tanto la actitud con la que abordemos el tema como el contenido que les transmitamos. Es importante abordar la sexualidad con naturalidad para no convertirla en tabú y que no la sientan como algo vergonzoso o que hay que ocultar. Será necesario transmitirles que estamos disponibles para resolver todas sus dudas y que siempre van a poder recurrir a nosotros en caso de tengan preguntas o dificultades. Si en algún momento recurren a nosotros debemos acogerles sin juicios y respondiendo de forma clara y breve, adaptando el lenguaje, el tono y la profundidad a su edad.

En cuanto al contenido, hay que tener en cuenta que la información sexual en entornos formales muchas veces se basa exclusivamente en lo relacionado con la seguridad (por ejemplo, prevención de embarazos no deseados y transmisión de ETS). Aunque es esencial cubrir esos aspectos con información fiable, para darles una educación afectivo-sexual de calidad es necesario también incluir lo relativo a los afectos, el placer, el consentimiento, el respeto por los demás y por sí mismos, etc.

Hoy en día los niños reciben constantemente información de todo tipo sobre sexualidad a través del cine, la música, la pornografía, lo que les cuentan los amigos, etc., y lo que ven y oyen no siempre se ajusta a la realidad ni representa unos roles y valores sanos ni deseables. No podemos protegerles siempre de que se expongan a determinados contenidos por lo que será necesario adoptar un enfoque activo a la hora de proporcionarles información completa y verídica para protegerles y promover relaciones afectivo-sexuales sanas en todos los sentidos.

¿Y respecto a temas como la depresión o la ansiedad? 

Los temas relacionados con la salud mental están rodeados de desinformación y estigma, lo cual genera prejuicios y vergüenza a la hora de expresar que no estamos bien o que estamos acudiendo a un profesional. Es importante hablar de todo ello con la misma naturalidad con la que hablamos de cualquier cuestión de salud física. Debemos evitar hacer juicios de valor hacia personas con trastornos mentales o que acuden a terapia y normalizar el necesitar ayuda cuando lo pasamos mal. Además, hay que construir un clima de confianza y escucha donde los niños pueden expresar malestar sin temor a no ser comprendidos o a ser invalidados. Debemos dejarles expresar cuando están tristes, ansiosos o enfadados sin juzgarles por ello o presionarles para sentirse de otra forma cuanto antes.

Paradójicamente, si sentimos una emoción desagradable y nos permitimos sentirla, esta disminuye. Si por el contrario nos juzgamos por sentirla y tratamos de luchar contra ella, el malestar aumenta. Por eso hay que transmitir que a veces está bien estar mal. El objetivo no es no sentir emociones desagradables sino aprender a entenderlas y gestionarlas, y cuando éstas nos desbordan o no entendemos su origen, vamos al psicólogo igual que iríamos al médico si nos duele la tripa. 

¿Qué consecuencias puede tener no hablar de estos temas o tratarlos superficialmente?

Que no hablemos con ellos de estos temas o que lo hagamos con nerviosismo e incomodidad, no va a hacer que dejen de preguntarse cosas o que dejen de sentir malestar. Les seguirán surgiendo dudas, preguntas y problemas y si no pueden recurrir a nosotros para resolverlas recurrirán a fuentes que pueden no ser fiables ni deseables o terminarán por callarse y desconectarse de sus emociones y necesidades.

Además, si abordamos estos temas desde la angustia o la evitación les estaremos transmitiendo que hay algo de lo que avergonzarse y los convertiremos en temas tabú, lo que a la larga les pone en riesgo.

¿Cómo puede ayudar un especialista en Psicología?

Los niños y adolescentes pueden pasar por muchas situaciones que no entienden o les desbordan y en las que un especialista en Psicología les puede ayudar.

La sobre exigencia en los estudios, los problemas con amigos y compañeros, la pérdida de un ser querido, las primeras rupturas o rechazos sentimentales, la separación de unos padres, etc., son situaciones que a los niños les puede costar entender y manejar y que si se complican pueden dar lugar a otros síntomas o trastornos.

Es normal que sientan malestar cuando les pasan cosas desagradables y hay que darles tiempo para que las procesen, pero si observamos cambios repentinos de conducta (vemos que están muy callados, más conflictivos, muy aislados…), o pensamos que su sufrimiento se está alargando más de lo esperado, puede ser necesario consultar con un profesional.

A veces en casa no consiguen poner palabras a lo que sienten porque no lo entienden o porque temen preocuparnos. En esos casos una terapia se convierte en un lugar seguro en el que poner orden a su caos emocional y empezar a comprenderlo y gestionarlo sin juicios, sin prisas y sin presiones.

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