Cómo afrontar y tratar el cáncer cuando afecta a los más pequeños

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En España se diagnostican cada año 1.100 casos de cáncer infantil, de los cuales unos 350 serían susceptibles de tratamiento con Radioterapia. Además, 3 de cada 10 niños presentan síntomas de ansiedad frente a la enfermedad.

Los avances tecnológicos que ha experimentado la Oncología Radioterápica en los últimos años han permitido administrar dosis más altas de irradiación de forma cada vez más precisa, hecho que ha contribuido a la mejora en la calidad de vida de los pacientes oncológicos durante y tras su tratamiento, y en los resultados terapéuticos de determinados tipos de tumores. Estos aspectos, ya de por sí importantes en la oncología general, son de especial relevancia en pacientes infantiles.

Se estima, además, que cerca del 50% de los menores que superan un cáncer va a tener algún tipo de secuela derivada de los tratamientos recibidos, algunas de las cuales pueden generar severas discapacidades. Por ello, es necesario mejorar no solo los índices de supervivencia, también la tecnología que la permite.

 

Diagnóstico del cáncer infantil

Uno de los problemas del cáncer infantil es la difícil localización de estos tumores, la presencia de volúmenes irregulares y complejos, así como casos que precisan una comprobación por imagen de la precisión técnica en cada una de las sesiones de tratamiento. Ahora, sin embargo, la Tomoterapia  “aporta datos prometedores sobre la toxicidad aguda y la fiabilidad y factibilidad, es decir, disminuye los efectos secundarios inmediatos y, lo que es más importante, las secuelas a largo plazo”,  afirma el Dr. Matute Martínoncólogo radioterápico y responsable de la Unidad de Tomoterapia de IMOncology.

Otro problema es el diagnóstico precoz del cáncer infantil, puesto que para ello se tienen que conocer exactamente los síntomas. Además, a menudo se contemplan otras posibilidades diagnósticas distintas al cáncer que habrá que ir descartando.

 

Tratamiento del cáncer infantil

child-216974_960_720Una de las técnicas radioterápicas que se utilizan para tratar los niños con cáncer es la Tomoterapia, una técnica guiada por imagen que permite ajustar la radiación a la forma del tumor gracias a la combinación en un mismo equipo de un TAC y acelerador lineal. Según el Dr. Matute,  la Tomoterapia es un tratamiento eficaz y seguro, sobre todo en los tumores del Sistema Nervioso Central (cerebro y canal medular), el segundo tipo de tumores infantiles por incidencia en nuestro país (representan el 21,5%, según el Registro Español de Tumores Infantiles). Esta técnica ha conseguido en la unidad del doctor excelentes resultados en cuanto a supervivencia y toxicidad.

Según el Dr. Matute, los equipos de alta tecnología en Oncología Radioterápica se están incorporando de forma gradual al abordaje terapéutico en Pediatría. “Se está logrando que los tratamientos sean individualizados y se adapten a cada caso, mejorando los resultados terapéuticos”, explica el doctor, que asegura que este abordaje exige la colaboración de un equipo de profesionales altamente cualificados y coordinados: anestesistas, oncólogos médicos y radioterápicos, radiofísicos, enfermeras especializadas, técnicos y psico-oncólogos.

Otra técnica posible para tratar el cáncer infantil es la Radiocirugía, tanto para tumores malignos y benignos, como para malformaciones arteriovenosas. Según el Dr. García García, se trata de una alternativa terapéutica óptima en determinados pacientes a causa de sus características dosimétricas y a la mayor preservación del tejido sano que se consigue con ella.

 

Mi hijo/a tiene cáncer, ¿cómo lo afrontamos?

En 2014, las cifras reflejaban que 3 de cada 10 niños con cáncer presentan síntomas de ansiedad frente a la enfermedad. Aún así, más de la mitad suele dar muestras de adaptación, crecimiento y desarrollo psicosocial positivo.

Según la psico-oncóloga de IMOncology FUNDACIÓN, Carmen Yélamos, un 52% de los niños presentan un trastorno adaptativo, un 17% depresión y un 30% ansiedad.

Los niños no temen al cáncer de la misma forma que lo hacen los mayores. Lo más importante es que los padres recaben toda la información sobre el diagnóstico y tratamiento, y sobre sus necesidades y emociones para poder acompañar al menor durante todo el proceso. Lo cierto es que los padres a veces encajan peor el diagnóstico y tratamiento que los propios hijos. Lo más difícil a menudo es saber cómo hablarles de la enfermedad. Es necesario hacerlo con explicaciones sinceras, simples y fáciles de comprender. Por otro lado, los padres no deben cerrarse a pedir ayuda a los especialistas, puesto que también tienen que expresar sus emociones.

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El cáncer visto por edades

La edad en la que le es diagnosticado el cáncer a un niño influye a la hora de vivirlo:

  • Los más pequeños sienten angustia de separación, temores de abandono y dolor, y miedo a lo desconocido. Además, tienen sentimiento de culpa, como si la enfermedad fuera un castigo. Hasta los 5 años, los niños perciben el cáncer como una enfermedad más. Pero entre los 6 y los 9 años el niño comprende mejor el concepto de enfermedad, por lo que los padres tendrán que estar preparados para hablar de ella. Lo mejor es no ocultarles información y contarles los pasos a seguir.
  • Los preadolescentes y adolescentes manifiestan mayores inquietudes; saben lo que tienen y quieren saber qué les va a pasar. Es imprescindible crear un clima donde el adolescente se sienta escuchado y comprendido, y donde sienta que sigue teniendo ciertas responsabilidades. Es necesario continuar con su educación escolar y mantener el contacto con sus amigos.

 

Cómo hablar del cáncer con los niños

Es importante hablar con los hijos sobre el cáncer, y saber cómo. No se tiene que subestimar su capacidad. IMOncology FUNDACIÓN elaboró en 2014 un decálogo sobre cómo hablar de cáncer con tu hijo. En general, es necesario una mezcla de seguridad y cariño. Las principales recomendaciones son:

  1. Recoger toda la información para poder responder a sus necesidades y preguntas. No hay que dudar en acudir a los especialistas. 
  2. Dar explicaciones sinceras y simples de manera gradual.
  3. Buscar la proximidad, mirándolo a la cara o manteniendo el contacto.
  4. Contestar a las preguntas con honestidad, nunca hay que mentir, aunque se recurra a un <<no lo sé>>, o <<el médico nos lo dirá>>.
  5. Animar al menor a que pregunte sus dudas.
  6. Emplear su lenguaje.
  7. Transmitirle que la enfermedad no es un castigo por algo que haya hecho.
  8. Demostrarles que pueden contar con ellos y que les acompañarán el tiempo que dure la enfermedad.
  9. Informarles de los pasos a seguir, sobre todo entre los 6 y los 9 años, que los niños comprenden mejor lo que tienen.
  10. Hablar abiertamente del tema.

 

 

 

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