5 preguntas y respuestas sobre el autismo

Cada 2 de abril se celebra el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo. En esta ocasión, la psicóloga María Gallego nos explica en qué consiste el trastorno y cómo debemos tratarlo.

 

Según el Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el trastorno del espectro autista (TEA) se diagnostica cuatro veces más frecuentemente en el sexo masculino que en el femenino. En las muestras clínicas, las niñas manifiestan con mayor probabilidad discapacidad intelectual acompañante, lo que sugiere que en aquellas sin deterioro intelectual o retraso del lenguaje, el trastorno podría no reconocerse quizás por resultar más sutil la manifestación de las dificultades sociales y de comunicación.

 

                   De cada 4 diagnósticos, se dan 3 en hombres y 1 en mujeres.

 

¿Qué es el autismo? ¿Existen distintos tipos?

 

El trastorno del espectro autista se caracteriza por déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social en múltiples contextos, incluidos los déficits en la reciprocidad social, los comportamientos comunicativos no verbales usados para la interacción social, y las habilidades para desarrollar, mantener y entender las relaciones.

 

Además de los déficits de la comunicación social, el diagnóstico del trastorno del espectro autista requiere la presencia de patrones de comportamiento, intereses o actividades de tipo restrictivo o repetitivo.

 

Los síntomas, que causan un deterioro clínicamente significativo, deben estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo, pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida.

 

En el proceso diagnóstico registramos las características clínicas individuales del paciente a través del uso de especificadores, lo que nos ofrece la posibilidad de individualizar el diagnóstico y de realizar una descripción clínica más detallada de las personas afectadas.

 

De este modo se especifica, por ejemplo, si cursa:

  • Con o sin déficit intelectual.
  • Con o sin deterioro del lenguaje.
  • Asociado a una afección médica o genética o a un factor ambiental conocido.
  • Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, o a otro trastorno mental o del comportamiento.

 

Al mismo tiempo se emplean especificadores que describen los síntomas autistas, estableciéndose una clasificación, por ejemplo, en función del nivel de gravedad de los mismos.

 

¿Se puede prevenir el autismo?

 

Se conocen algunas causas del autismo relacionadas con alteraciones genéticas y malformaciones cerebrales. Hay estudios que apuntan como factores de riesgo la edad paterna avanzada, la ingesta de determinados fármacos durante el embarazo o la prematuridad.

Las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento no han podido demostrar una relación con alimentos o vacunas.

Las líneas de investigación actuales apuntan a una predisposición genética sobre la que podrían actuar factores ambientales.

 

¿Qué dificultades sufren en nuestra sociedad las personas con autismo?

 

En algunos niños pequeños con TEA, las carencias en habilidades sociales y de comunicación, por ejemplo, pueden dificultar el aprendizaje, particularmente aquel que se produce mediante la interacción social o con los compañeros. En el domicilio familiar, la adherencia a rutinas y resistencia a los cambios, así como las sensibilidades sensoriales, pueden interferir con el día a día (cortes de pelo, intervenciones en el odontólogo, etc.).

 

Durante la edad adulta pueden persistir las dificultades en las relaciones sociales, la rigidez y los problemas para aceptar los cambios.

 

      Los niños con autismo pueden tener problemas durante el aprendizaje.

 

¿Cómo se trata el autismo?

 

Con el fin de mejorar el pronóstico del paciente, conviene realizar un diagnóstico precoz para iniciar el tratamiento lo antes posible.

 

Por este motivo es importante recurrir al pediatra, quien orientará a la familia y derivará al neuropediatra o al psiquiatra infantil. Estos médicos especialistas pueden precisar pruebas complementarias (médicas, psicológicas…) y asesorarán a la familia acerca de los profesionales que deben intervenir, en función del caso concreto (psicólogos, logopedas, pedagogos…), coordinando dicha intervención.

 

Los programas de tratamiento deben ser integrales, y deben estar orientados a los déficits concretos que presente el paciente. Asimismo, conviene que las personas responsables del mismo (familia o profesores, generalmente) reciban el asesoramiento y soporte adecuados.

 

¿Cómo nos debemos relacionar con niños que padecen autismo? ¿Y con adultos?

 

Teniendo en cuenta las limitaciones que presentan, y entendiendo en qué consisten sus déficits concretos. El trastorno del espectro autista engloba  a personas con muy distintas manifestaciones clínicas, por lo que es imprescindible que conozcamos la realidad de la persona en sí.

 

Los psicólogos asesoramos, fundamentalmente a padres y profesores, acerca de cómo abordar el día a día en la familia o en la escuela.

 

Finalmente, cabe destacar que aunque existen diferencias culturales respecto a la normalidad en la interacción social, la comunicación no verbal y las relaciones, las personas con trastorno del espectro autista manifiestan un patrón marcadamente alejado de la normalidad dentro de su contexto cultural. Asimismo, diversos factores culturales y socioeconómicos pueden afectar a la edad del reconocimiento o del diagnóstico.

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