Artrosis: ¿dolor y rigidez en las articulaciones?

La artritis es una enfermedad que consiste en la inflamación en las articulaciones, lo que provoca dolor y rigidez y disminuye la capacidad de movimiento. Dentro de esta patología, el tipo de artritis más común es la artrosis.

Causas de la artrosis

La artrosis es debida al desgaste y la rotura del cartílago (el tejido elástico que cubre los huesos en las articulaciones). Cuando éste se desgasta, los huesos rozan entre, lo que genera rigidez y dolor. A medida que progresa la enfermedad, pueden aparecer espolones óseos (formación de nuevo hueso) alrededor de la articulación, de modo que se debilitan los ligamentos músculos de la zona afectada.

Factores de riesgo de la artrosis

Los principales factores de riesgo que pueden llevar a la aparición y evolución de esta patología locomotora son:

• Sobrepeso (especialmente artrosis de cadera, rodilla, tobillo y pie)
• Herencia genética
• Deportes que implican un impacto directo sobre las articulaciones
• Fracturas y lesiones articulares
• Trastornos hemorrágicos que provocan sangrado o bloquean el riego sanguíneo de las articulaciones
• Otras formas de artritis (gota o artritis reumatoide)

Síntomas de la artrosis

Los primeros síntomas aparecen en adultos de mediana edad, pero la mayoría sufren algún síntoma a partir de los 70 años. El síntoma característico es el dolor y la rigidez de la articulación, que se potencia cuando se ejerce presión o tras hacer deporte. Este síntoma también se puede percibir por la mañana (“rigidez matutina”) y suele mejorar tras una actividad leve. Así pues, el descanso suele reducir el dolor y la actividad suele intensificarlo.

Tratamiento de la artrosis

La artrosis es una enfermedad crónica, por lo que no tiene una cura definitiva y, además, suele empeorar con el tiempo. Así pues, el tratamiento de esta patología se centra en controlar los síntomas.

Además de tratar los episodios de dolor con analgésicos, prevenir su empeoramiento con la movilización suave de las articulaciones y el control de la estabilidad y carga articular mediante productos de ortopedia (como rodilleras o fajas lumbares), el médico especialista en Traumatología puede ofrecer varias alternativas para su tratamiento según el caso:

• Artroscopia: es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva con la que se puede visualizar el interior de las articulaciones para hacer un diagnóstico y tratamiento sin necesidad de realizar cirugía abierta, reduciendo el riesgo de complicaciones y permitiendo una recuperación más rápida. A través de pequeñas incisiones, se introducen cámaras de vídeo, pinzas, bisturís y aparatos de última tecnología para reparar o sustituir las partes lesionadas.
• Medicina regenerativa: hace referencia al conjunto de procesos destinados a reparar o reemplazar un tejido o la función de un órgano mediante la estimulación de su propia autorregeneración. Esta disciplina engloba tanto estrategias terapéuticas fundamentadas en el uso de células vivas o terapias celulares como las basadas en la ingeniería tisular utilizando diferentes andamiajes con materiales y matrices biocompatibles que solos o combinados dan soporte y facilitan la reparación del daño tisular. En la actualidad, la atención se ha centrado en las células progenitoras, con mejores propiedades biológicas y una plasticidad superior que las ya diferenciadas, y en el empleo de Factores de Crecimiento que se obtienen a partir de las plaquetas de la sangre del propio paciente.
• Prótesis: cuando una articulación está muy dañada por desgaste (artrosis), por una fractura o por una enfermedad que la destruya irreversiblemente, puede realizarse un reemplazo total o parcial de la articulación o "artroplastia protésica", retirando las estructuras lesionadas y sustituyendo la articulación por implantes artificiales. Con los últimos avances tecnológicos, se ha conseguido poder sustituir casi todas las articulaciones principales del cuerpo de una forma segura y duradera, permitiendo un retorno a la actividad previa muy satisfactoria.