¿Qué nos dice la ciencia sobre por qué dormimos?
Los seres humanos, al igual que todas las especies de la Tierra, evolucionaron para sobrevivir y desarrollarse en un planeta con un ciclo de 24 horas que comprende el día y la noche.
Según la evidencia científica, el sueño es un fenómeno esencial sin el cual la supervivencia de los individuos se vería amenazada. Este acto permitió a nuestros antepasados protegerse de los depredadores, conservar energía y restaurar distintas funciones esenciales en nuestro organismo. También facilitó su adaptación a las dos condiciones radicalmente diferentes del ciclo natural: la luz diurna y la oscuridad nocturna.
Existen dos modelos que explican la regulación del sueño.
- El proceso C, hace referencia al ritmo Circadiano, un patrón biológico coordinado por la luz encargado de regular el ciclo sueño-vigilia, operando a su vez de acuerdo con otras señales ambientales. Gracias a ello, cada noche, coincidiendo con el ocaso, el cuerpo comienza a liberar melatonina, la hormona del sueño; y cada mañana, con la llegada de la luz, los niveles de melatonina disminuyen.
- Por otro lado, el proceso S o también denominado Homeostático, hace referencia al acúmulo de sustancias, como la adenosina. A mayor tiempo que permanezcamos en vigilia, la cantidad de esta sustancia aumenta, lo que estaría generando una mayor presión de sueño y por lo tanto potenciará nuestro estado de somnolencia en el momento de ir a la cama.
Etapas del sueño
La arquitectura del sueño hace referencia a la forma en que el cuerpo regula las distintas etapas del sueño, pasando por las cuatro fases cada noche en un periodo de aproximadamente 60-90 minutos y constituyendo 5 ciclos completos de sueño.
Existen tres etapas de sueño no-REM (movimiento ocular no rápido), seguidas de una etapa de sueño REM (movimiento ocular rápido):
- Etapa N1: esta es la fase más ligera del sueño, nuestros sentidos aún están alerta y es por ello que es muy fácil volver al estado de vigilia. Esta etapa solo suele durar unos minutos.
- Etapa N2: los adultos sanos pasan aproximadamente la mitad de la noche en esta fase del sueño. La actividad cerebral cada vez se va lentificando en forma de ritmos theta y a nivel del electroencefalograma observamos los característicos complejos K y los husos de sueño. Según algunas teorías es una etapa del sueño fundamental para el aprendizaje.
- Etapa N3: también conocida como sueño de ondas lentas o sueño profundo y en adultos se estima que la media de tiempo que pasamos en esta fase de sueño suele corresponder a un 20% de la noche. Es una etapa fundamental para la restauración de tejidos e incluso la limpieza de sustancias tóxicas como el beta-amiloide, cuyo acúmulo está relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y que a través del sistema glinfático permite limpiar todas las toxinas acumuladas durante el día. Así mismo, durante esta etapa a nivel físico observamos como la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la respiración se vuelven más lentas y es una fase del sueño fundamental para el crecimiento ya únicamente durante esta etapa va a acontecer la segregación de la hormona del crecimiento.
- Sueño REM: como su nombre indica, en esta etapa los ojos se mueven rápidamente de forma intermitente. La actividad onírica es más intensa y característicamente los músculos se paralizan temporalmente para evitar que la persona se despierte e interactúe con su entorno durante la ensoñación. La consolidación de la memoria ocurre durante el sueño REM, que representa entre el 20% y el 25% de una noche típica, pasando el mayor porcentaje de tiempo en esta fase especialmente en las últimas horas del sueño.
Las interrupciones frecuentes del sueño, los despertares, así como los trastornos que alteran su arquitectura, pueden tener graves consecuencias para la salud física y mental.
Existen más de 80 trastornos del sueño reconocidos siendo los más habituales en consulta el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome de piernas inquietas.
Los problemas de sueño pueden afectar a todas las etapas del desarrollo del ser humano, observando trastornos del sueño como el sonambulismo más presentes en los niños. Sin embargo, objetivamos un incremento de otras parasomnias como el trastorno de conducta del sueño REM más frecuentemente en personas mayores de 70 años pudiendo anticiparse hasta 15 años al desarrollo de una enfermedad neurodegenerativa como el Parkinson, siendo frecuente también en otras entidades como la demencia de cuerpos de Lewy o la atrofia multisistémica.