¿Qué es una crisis de identidad?

El sentimiento de la propia identidad supone una referencia implícita a la vivencia de consistencia interna y al modo de estar en el espacio exterior, es decir, a la conciencia que la persona tiene respecto a sí misma y distinta a los demás. Esta realidad interna, sin embargo, puede quedar tapada por formas de vida que no corresponden con las auténticas necesidades del sujeto.

Las crisis de identidad acostumbran a manifestarse cuando se cumple una edad significativa como puede ser la adolescencia, la etapa dedicada a la construcción de la identidad. Puede darse también a los 30 años, cuando se inicia la vida adulta plenamente o a los 40 años, la etapa de evaluación de la vida que estoy llevando.

También cuando se vive un acontecimiento vital, como puede ser iniciar la vida en pareja, la maternidad/paternidad, un cambio de trabajo o una pérdida de trabajo, la pérdida de un ser querido, un divorcio…

Cada etapa requiere ser resuelta satisfactoriamente para un desarrollo sano del “YO”. Se entra en un estado de introspección, en el que, la persona analiza como se ve, como se siente, como vive su trabajo y sus relaciones. Así, va desarrollando su conciencia gracias a la interacción que vive en cada área de su vida.

Cuando este proceso no se acaba de resolver adecuadamente, se experimenta una crisis de identidad, que se define por un estado en el que la persona se siente perdida. Todo lo que hasta el momento se acepta e incluso valora, pasa a ser cuestionado y se pone en entredicho. Además, aparecen dudas sobre uno mismo y sobre la vida que se está llevando, apareciendo una sensación de vacío y de soledad interna que genera desamparo.

También puede ser que cueste reconocerse a uno mismo. Surgen preguntas sin encontrar respuesta sobre la vida que se está llevando, sobre el trabajo, la relación de pareja… A su vez, aparecen preguntas existenciales que abruman y dirigen a estados de ansiedad.

¿A quién afecta una crisis de ansiedad?

Las personas que son más propensas son las que no tienen un conocimiento de sí mismas, que no saben de que patrimonio personal disponen. El hecho de no confiar en uno mismo provoca acceder a vivir en función de la voluntad de los demás, tanto si se delega la conducción de la propia vida en otra u otras personas, como si se actúa como se cree que los demás esperan.

Una crisis de identidad, en principio, ayuda a las personas a conocerse mejor y a ser conscientes de las capacidades que posee. Se estimula la capacidad de pensar, lo que permite encontrar otras formas de vivir la vida, que quizá se adapten mejor a las necesidades propias. No obstante, también existe el peligro de que la indecisión, la inseguridad y el vacío vayan encaminando hacia una depresión.

Se considera un periodo de intenso crecimiento y, en el caso de que no fuera así, requerirá ayuda profesional que acompañe en el proceso.

Un periodo de intenso crecimiento

Para que haya crecimiento, es menester renunciar a como se ha vivido hasta el momento. Reconocer que existe malestar y que hará falta explorar y relacionar con lo que lo esté provocando frecuentemente, con algo que forma parte de mi vida y hace falta modificar. Todo ello implica soportar la inquietud y desazón que comporta.

El sujeto experimenta que tal y como ha vivido hasta el momento, ya no es viable debido a que, sin darse cuenta, ya ha entrado en otra dinámica. Es un hecho, que el inconsciente está un paso adelantado a la conciencia.

El estado en el que se encuentra la persona, señala el cambio profundo que necesita hacer para alcanzar una adaptación evolutiva apropiada.

Lo que convierte en crisis estos períodos de transición en el ciclo vital, es decir, lo que provoca sufrimiento, es el hecho de que, al lograr nuevos objetivos, renunciamos a viejos modos de obrar y considerar. Querer aferrarse a viejos pensamientos hace que no se logre vencer la crisis y por tanto no se experimenta crecimiento.

En el curso de la vida hay que ir renunciando para evolucionar satisfactoriamente. Para desarrollar una nueva idea, un nuevo concepto, una nueva teoría es necesario que muera una vieja idea, un viejo concepto, una vieja teoría.

La clave para supera una crisis de identidad está en:

• Observarse
   
• Pensar
   
• Comprender
   
• Actuar

A su vez, deben rechazarse interferencias como el victimismo o culpar al resto de las cosas que le ocurre a uno mismo. Para más información, consulte con un especialista en Psicología.