¿Qué consejos se pueden seguir para prevenir el ojo seco?

La enfermedad del ojo seco se caracteriza por la falta de lágrima. Esto puede ocurrir, porque producimos poca lágrima o porque ésta se evapora más rápidamente. Otra causa es que la lágrima sea de baja calidad.

Es una enfermedad multifactorial, es decir, se origina por diversas causas. Afecta a la superficie ocular, formada por el ojo y sus anejos, los párpados, la glándula lagrimal y la vía lagrimal. El ojo seco empeora con la edad, pero también se ve favorecido por otros factores. Se trata de una enfermedad crónica y, si no se trata, progresiva.

Las causas del ojo seco

Existen múltiples factores que pueden provocar un ojo seco. Unos son externos, como por ejemplo, el viento, las corrientes de aire, la falta de humedad del ambiente, la contaminación, calefacción, aire acondicionado, etc.

Otros estarán relacionados con el estado general del paciente como las enfermedades autoinmunes, o con deficiencias localizadas en el ojo o estructuras adyacentes como la falta de parpadeo o parpadeo incompleto, blefaritis (inflamación del párpado), alteraciones de la glándula lagrimal, disfunción de las glándulas de meibomio (que provoca alteración de la capa de lípidos de la lágrima), etc.

También hay muchos medicamentos que pueden producir ojo seco, tanto por vía oral (antihistamínicos, antidepresivos, etc.) como tópica (colirios) que se emplean para tratar enfermedades oculares como el glaucoma, la conjuntivitis alérgica, etc.

¿Cuáles son los síntomas del ojo seco?

La enfermedad de ojo seco viene acompañada de unos síntomas muy característicos. Estos son: sensación de arenilla o cuerpo extraño, inflamación de párpados, enrojecimiento ocular, ojos pegados al levantarse, secreciones, picor, pinchazos, lagrimeo, sensibilidad a la luz, visión borrosa transitoria, sensación de pesadez en los párpados, enrojecimiento del borde de los párpados, fatiga visual… Suelen ser más evidentes al despertarse y al finalizar la jornada.

Cómo tratar el ojo seco

El tratamiento del ojo seco debe estar centrado en la causa de la enfermedad. Desgraciadamente no siempre ocurre así, y muchas veces se intenta mejorar al paciente, tratando las consecuencias, es decir, los síntomas.

Se aconseja realizar un estudio de la película lagrimal y, por ejemplo, si lo que tiene es un exceso de evaporación, habrá que estudiar por qué su lágrima se evapora tan rápido. Si se trata de una disfunción de las glándulas de meibomio del borde del párpado, encargadas de segregar la sustancia que retrasa la evaporación de la lágrima, habrá que mejorar esas glándulas para que funcionen mejor. Ejemplo de ello serían la luz pulsada intensa y la blefaroexpresión, que se emplean para mejorar la disfunción de glándulas.

Consejos para prevenir el ojo seco

• Hidratarse bien.
• Evitar o reducir el número de horas de porte de las lentes de contacto.
• Mantener un ambiente húmedo.
• Utilizar lágrimas artificiales sin conservantes.
• Usar gafas de sol o de vista, a ser posible, cerradas para evitar que se evapore la lágrima.
• Restringir el uso de cosméticos que se aplican en el borde de los párpados, pues pueden obstruir las glándulas de meibomio, presentes en el párpado y que son necesarias para una correcta estabilidad de la película lagrimal.
• Dormir las horas adecuadas.
• Realizar descansos durante el uso de aparatos como ordenador, móvil, tablets, etc.
• Tener una dieta sana.
• Higiene palpebral correcta.
• Evitar las corrientes de aire, viento, aire acondicionado, calefacción.

En cualquier caso, es recomendable consultarlo con el especialista en Oftalmología.