¿Qué consecuencias tienen los traumas infantiles en la vida adulta?
Hay traumas que nacieron en la infancia y nos siguen persiguiendo en la edad adulta, pero no sabemos cómo podemos superarlos para dejar de vivir con tanta ansiedad. Cuando somos pequeños, la fragilidad y dependencia que tenemos nos hace muy vulnerables al trauma.
Un trauma es el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante e inevitable, superando la capacidad que tiene una persona para afrontarlo. De esta manera, el acontecimiento acaba apartado de la conciencia, como si no existiera, pero sigue permaneciendo en las percepciones internas.
Aun así, el trauma no solamente aparece a causa de un acontecimiento estresante. Si un niño tiene carencias para sentirse seguro, puede sufrir un trauma de apego que puede tener serias consecuencias en la edad adulta. Por el contrario, las personas que han tenido un ambiente familiar y social seguro desde la infancia, son más resistente al trauma.
En cualquier caso, las experiencias traumáticas suelen quedarse en una parte del cerebro menos accesible, de manera que no siempre las recordamos. Existen algunas terapias que pueden ayudarnos a procesar estas experiencias para poder vivir mejor.
¿Cómo recordamos los traumas de la infancia?
Durante el periodo fetal ya pueden tener lugar algunos traumas. En este sentido, el cerebro no puede recordar nada, pero el cuerpo no puede olvidarlo, de manera que los recuerdos de esa experiencia traumática aparecen en forma de percepciones físicas o emociones fuertes.
El sistema nervioso se queda en alerta de forma crónica, manifestando distintos síntomas, como falta de energía o de motivación, depresión y entumecimiento emocional.
El cerebro esconde el trauma, creando capas para alejarnos del dolor que hemos podido sufrir, de manera que cuando un estímulo lo activa, sale la energía guardada de dos formas: hiperactivación o hipoactivación.
Terapias para abordar los traumas
Las terapias que más utilizamos los psicólogos para abordar los traumas son las técnicas de liberación y procesamiento emocional, como la hipnosis, brainspotting, EMDR, método Aleceia, somatic experiencing, etc. Son técnicas que se utilizan para sacar lo que en su momento no se pudo expresar, con el objetivo de transformarlo en algo que la persona pueda manejar.
No se trata de olvidar lo que ocurrió, sino de convertirlo en algo diferente que deje de afectarnos.