¿Qué alimentos evitar cuando viajamos a países cálidos?

Escrito por: Dr. Ramón Tormo Carnicé
Publicado:
Editado por: Patricia Pujante Crespo

Cuando viajamos, sobre todo a países cálidos de África, Asia o Suramérica, es conveniente seguir determinadas pautas de higiene alimentaria para evitar así posibles dolores estomacales o pequeños virus que podemos contraer y que pueden arruinarnos las vacaciones.

Dos chicas en una mesa de restaurante comiendo - alimentos a evitar si viajamos - by Top Doctors
Si seguimos determinadas pautas de higiene alimentaria
podremos evitar algunas intoxicaciones o problemas estomacales

 

¿Qué recomendaciones alimenticias seguir en países cálidos?

Hay algunas pautas que pueden parecer obvias pero otras no tanto, y que pueden ayudarnos en nuestros viajes:

  • Siempre beber agua embotellada de marca. Nuestro organismo no está acostumbrado al agua de otros países, y puede reaccionar mal, causando dolores de tripa e incluso diarrea.
  • Tomar fruta o ensalada bien lavada. Hacer un baño de agua con 3-4 gotas de lejía y, a los 5 minutos, lavarla bien para que se le vaya la lejía. La fruta o la ensalada es mejor ingerirla en los hoteles.
  • Antes de utilizar el vaso del baño del hotel es recomendable lavarlo bien con agua y jabón.
  • En la medida de lo posible, es mejor no comer pasteles o dulces preparados en paradas públicas al aire libre.

 

¿Qué alimentos es mejor evitar en los viajes a países cálidos?

Además de las pautas, hay algunos alimentos que pueden ser ligeramente peligrosos, y que es mejor evitar o tener cuidado con ellos:

  • Puffer fish o fugu. Es muy peligroso porque tiene una toxina (tetrodotoxina) o neurotoxina 1.200 veces más letal que el cianuro. En concentraciones pequeñas, de incluso 2mg puede producir parálisis diafragmática, debilidad e incluso la muerte.
  • Litchi o lychee. Es muy común verlo en restaurantes chinos y fruterías especializadas. Pero lo cierto es que se cultiva en China, sureste asiático, India y Suráfrica. Las semillas contienen hipoglicina A y una metilenciclopropilenglicina. Debe evitarse el litchi no maduro, ya que puede producir fiebre, hipoglicemia y disfunción cerebral.
  • Yuca o cassava. Es un fruto que nace en África, Suramérica y Asia. Aunque parezca curioso, los nativos de ciertos lugares preparan una bebida masticando las hojas y raíces, preferentemente por mujeres mayores sin dientes, que escupen el producto resultante y lo dejan fermentar. Para consumir la yuca sin problema las raíces deben pelarse, cortarlas en pequeñas piezas, empaparlas en agua y hervirlas. Sin embargo, si no se hace así y se ingiere cierta cantidad, puede producir parálisis (porque contiene glucósidos ciagnogénitcos). En menores cantidades puede producir pancreatitis, bocio, ataxia y un trastorno neurológico denominado “konzo”.
  • Anacardo crudo. Por suerte muchos están tratados con calor al vapor. La toxina Urushiol que contiene puede producir alergias graves y dermatitis.
  • Almendra cruda amarga. Es peligrosa porque contiene Amigdalina, un precursor del cianuro hidrogenado. En las almendras normales o dulces hay trazas pero es que en la almendra amarga cruda hay niveles 40 veces superiores. De ahí que las ventas al por mayor estén prohibidas en México, Canadá y USA. En caso de comer una almendra amarga de un conjunto de almendras normales hay que escupirla inmediatamente y enjuagarse la boca. Es mejor no tomar las almendras crudas (almendras no amargas). Deben pasteurizarse por vapor, calor o agentes químicos. Siempre se recomienda comerlas un poco tostadas, ya que no contienen cianuro hidrogenado y el sabor será fuente de fibra.
  • Mango. Debe comerse evitando las hojas, los tallos, la savia y las pieles, que contienen Urushiol. El contacto con los aceites de esas partes de la planta pueden producir dermatitis, anafilaxia en personas muy sensibles e hinchazón de labios.
  • Nuez moscada procedente de Malasia, Indonesia e isla de Granada. Se utiliza para dar sabor a la comida pero contiene miristicina y elemicina. Con 2-3 cucharadas (5-15gr), puede producir mareos, dolor corporal, alucinaciones, convulsiones e incluso la muerte, por lo que es mejor evitar la nuez moscada que procede de esas zonas.
  • Patata. Contiene solanina y chaconina en escasa cantidad pero que puede aumentar por el envejecimiento del fruto o exposición a la luz. La patata puede cambiar y adquirir un tono verdoso, además de arrugarse más o menos. Si se ingiere en dosis tóxica puede producir diarrea, confusión, dolor de cabeza, problemas neurológicos e incluso la muerte. La patata normal, joven, puede contener unos 15-20mg por kg de glicoalcaloides. En una patata envejecida, en cambio, esta cifra puede subir a 1500-2000mg por kg de patata. Se calcula que una dosis letal está en 3-6mg de alcaloides, por kg de peso. Esto significa que con poca “patata pasada” se puede caer en una dosis tóxica. Además, la piel de las patatas contiene arsénico, de manera que antes de comerlas (jóvenes o viejas), hay que lavarlas.
  • Ammanita phaloides y Muscaria, setas venenosas. Como bien se sabe, sus propiedades son muy desagradables.
  • Anisakis. Es un parásito que vive en el pescado fresco, que es muy resistente a la fritura y la cocción pero no a la congelación, de manera que antes de comer pescado fresco es importante que se congele.
  • Anís estrellado japonés. El té que se prepara con este producto puede causar diarrea, vómitos, movimientos oculares, convulsiones y parálisis respiratoria, por lo que se recomienda tomar té de origen chino y no japonés.

 

En general, cualquier proceso tóxico o metabólico en el que se asocie diarrea o vómitos se atribuye inmediatamente a intolerancias alimentarias o gastroentetitos infecciosa y/o parasitaria, sobre todo si el paciente viaja a lugares más o menos exóticos. En otras ocasiones la causa será puramente tóxica. En estos viajeros, el especialista en Aparato Digestivo deberá tenerlo en cuenta y hacer una buena anamnesis alimentaria.

Por Dr. Ramón Tormo Carnicé
Aparato digestivo

El Dr. Ramón Tormo Carnicé es especialista en enfermedades del Aparato Digestivo y Pediatría. Ha ejercido en Hospitales de Ginebra, París y Barcelona, donde fue responsable durante 35 años de la Unidad de Gastroenterología Pediátrica y Nutrición del Hospital Vall d'Hebrón, además de ser profesor agregado de Pediatría de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Actualmente atiende a pacientes en su consulta de Vía Augusta y en el Hospital Quirón. Además, es un reputado experto en obesidad, cólicos, diarrea crónica, dolor abdominal, enfermedades hepáticas e intolerancia alimentaria.

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