¿Pueden ser los opiáceos una solución decisiva para el dolor de espalda?

El dolor crónico tiene un efecto muy perjudicial sobre la vida de las personas, ya que interfiere de forma directa o indirecta en nuestra capacidad de desarrollar las actividades de la vida diaria, laboral o familiar. No solo para el individuo en sí, sino también para quién le rodea, especialmente la familia. De hecho, según la Sociedad Española del Dolor, el 17% de los españoles (es decir, uno de cada seis) padece de dolor crónico.

Normalmente, la causa más común de dolor crónico es el dolor lumbar. En este tipo de cosas, es habitual que se le ofrezca al paciente tomar morfina o algún tipo de medicamento derivado de esta para poder soportar el dolor, ya que sus efectos son los más potentes a la hora de eliminar el dolor. En este artículo, explicaremos detalladamente los riesgos y beneficios que podemos esperar de un tratamiento con opioides para el dolor lumbar crónico.

¿Cuáles son los efectos positivos y negativos de los opioides?

El efecto que tienen los analgésicos opiáceos en el sistema nervioso central permite que se inhiba el dolor. Los analgésicos opiáceos que se utilizan con más frecuencia para tratar el dolor son la morfina, el fentanilo, la oxicodona y el tapentadol.

El uso de este tipo de medicamentos es clave para el correcto tratamiento del dolor en algunas patologías. Sin embargo, cabe subrayar que hacer un uso indiscriminado de estas sustancias puede acarrear problemas de salud no solo a nivel individual, sino que también en la sociedad.

El beneficio de su uso en pacientes oncológicos está claro y su elevada efectividad no es el origen del problema. Lo que si puede suponer como un riesgo para la salud es el considerable aumento en los últimos años de su uso en el tratamiento del dolor crónico no oncológico, poniendo en cuestión la relación de sus beneficios frente a la seguridad que ofrecen.  

Sobredosis de opioides: la crisis de muertes por narcóticos en EE.UU.

Hoy en día existe una crisis de los opioides. En EE.UU., por ejemplo, el consumo de opiáceos se ha extendido a una porción muy considerable de la población. Esto ha provocado que se disparen los casos de adicción y sobredosis. En el estado de Ohio, en 2017 podíamos encontrar que la venta del fentanilo (un opioide 50 veces más potente que la heroína) era libre.

La tasa de muertes por opioides en Ohio es de 39,2 por cada 100.000 personas, frente al promedio nacional que es de 14,6, y la mayoría de esas muertes han sido causadas por intoxicaciones por el consumo excesivo de fentalino.

Recientemente saltó la noticia de que se había declarado una emergencia de salud pública en EE.UU. sobre este creciente problema. El uso sin control de este tipo de sustancias está provocando miles de muertos y otros muchos efectos negativos.

Son muchas las empresas farmacéuticas, como Johnson & Johnson, que han sido señaladas como las culpables de la distribución masiva de opiáceos, siendo forzadas a pagar elevadas indemnizaciones por los daños que hayan podido causar.

¿Cuáles son los efectos secundarios de los fármacos opiáceos?

Existen efectos secundarios a corto plazo por el uso de opiáceos como por ejemplo el estreñimiento, la sequedad de la boca, la sedación o las nauseas que en muchos casos impiden a los pacientes tomar este tipo de tratamientos, no obstante, estos efectos secundarios suelen ser pasajeros y no suelen producir problemas de salud.

Lo que más preocupa a los pacientes y profesionales son los efectos secundarios de su uso a largo plazo. Estos son, principalmente, la dependencia (adicción y abstinencia) y la tolerancia (disminución de la efectividad). En dosis pequeñas y bajo supervisión médica, estos efectos secundarios son mínimos, pero siempre deben tenerse en cuenta.

La tolerancia y la adicción: dos posibles efectos secundarios de la morfina a tener en cuenta

La tolerancia provoca una necesidad cada vez mayor en el paciente para igualar el efecto deseado. Solo si las dosis son bajas y debidamente controladas, se puede minimizar este problema.

La posible adicción que producen los opiáceos supone una preocupación y hace que muchas personas se nieguen a tomar estos medicamentos por desconocimiento o por miedo. Aunque el riesgo de adicción existe, se da con una frecuencia muy baja y solo en personas jóvenes predispuestas.

Es necesario informar al paciente que en dosis pequeñas y bajo supervisión médica, estos efectos secundarios son mínimos, pero siempre deben tenerse en cuenta.

¿Son eficaces los opiáceos para el tratamiento para el dolor lumbar?

Aunque los analgésicos opioides pueden aliviar el dolor de forma temporal y moderada el dolor lumbar crónico, no son una solución completa para aquellos que lo sufren. Un equipo de médicos realizó un estudio (publicado en la JAMA Internal Medicine) sobre el uso de estos fármacos en dolor lumbar crónico, y llegó a la conclusión de que el uso de derivados de la morfina tiene un efecto mínimo a largo plazo en el tratamiento del dolor lumbar crónico. Además, prácticamente la mitad de los pacientes que participaron en la investigación no los toleraban.

Los opioides no son la respuesta para cualquier tipo de dolor. Para el dolor más común, el somático, los opioides logran aliviar bien este tipo de dolor. Se trata de un dolor mecánico y localizado, como el que podríamos hacernos en una fractura o torcedura de tobillo, por ejemplo.

Pero, por otra parte, el dolor lumbar puede afectar a las estructuras nerviosas durante un largo tiempo, lo que a su vez produce un tipo de dolor neuropático con memoria (sensibilización central). Es importante remarcarlo, porque este tipo de dolor no responde bien a los efectos de los opioides.

Los efectos secundarios a largo plazo también son consecuencias que debemos considerar muy seriamente. Según los expertos, una de las razones por la cual es necesario limitar el uso de los opioides al mínimo necesario es que pueden producir un número de efectos secundarios a largo plazo, especialmente en las personas mayores.

Otra cuestión que debemos señalar es el hecho de que los pacientes que padecen de dolor lumbar deben mantenerse activos y evitar el reposo prolongado para poder así mejorar las dolencias, prevenir el sedentarismo y tener un estilo de vida saludable.

El uso sin control de los opioides en la gente joven trae consigo un riesgo importante para su salud, y en caso de que sean necesarios, solo deberían usarse en circunstancias justificadas, y de la forma más breve posible.

Los fármacos derivados de los opiáceos no pueden ser una solución válida a largo plazo para aliviar el dolor lumbar crónico en la mayoría de los casos, y es recomendable siempre optar por las medidas intervencionistas percutáneas antes de comenzar un tratamiento con opioides.

Dicho esto, los opioides sí que pueden usarse en dosis bajas en determinados casos, como en las fracturas vertebrales crónicas e incluso también pueden ser útiles si se usan en conjunción con otros medicamente auxiliares de dolor lumbar crónico.

Puntos clave en el uso de opioides para el tratamiento del dolor lumbar

La creciente crisis de los opioides en EE.UU. ha puesto en jaque a la sanidad del país. Estos fármacos ponen en riesgo la vida del paciente al ser utilizados de forma indiscriminada y, sobre todo, sin supervisión médica cualificada.

En España estamos lejos de vivir una situación parecida, gracias a que la prescripción de opioides a dosis altas se supervisa por las Unidades del Dolor en la mayoría de casos. Es de alta prioridad que los especialistas que receten este tipo de medicamentos tengan el conocimiento y la experiencia adecuada acerca de su uso, para poder orientar al paciente sobre las limitaciones y pautas de que deberá seguir para su uso correcto y moderado.

El opioide tiene normalmente un efecto positivo corto plazo, calmando parcialmente el dolor de forma temporal, pero debemos tener en cuenta que el efecto es cada vez menor y menor a largo plazo, llegando a ser mínimo según los estudios y las opiniones de los expertos.

Gracias a las técnicas anestésicas podemos aliviar el dolor en muchos casos sin que haya necesidad de prescribir este tipo de fármacos. Los tratamientos con opioides deben ser para casos muy puntuales, cuando el resto de medidas intervencionistas fracasan, y teniendo siempre en cuenta sus efectos y, por supuesto, que no debemos abusar de su prescripción.