Sicodrama y tercera edad: ¿cómo funciona la terapia sicodramática?

Escrito por: Ldo. Andrés Rivero Fernández
Publicado: | Actualizado: 08/09/2022
Editado por: Lucía Ramírez

La atención a la tercera edad no ha sido una de las áreas de intervención tradicionales de la psicología. Ha ido adquiriendo protagonismo en las últimas décadas a medida que los avances científicos han hecho que la esperanza de vida aumente de forma considerable. A esto se le unen los bajos índices de natalidad en los llamados países desarrollados, que provoca que la población de personas mayores haya aumentado, relativamente y, también, en términos absolutos.

 

Al centrarnos en el trabajo sicodramático con este tipo de población, se observa cómo el estado cognitivo de los participantes afecta a la efectividad de las técnicas implementadas y a la eficacia del método.

 

Se divide en tres etapas: caldeamiento, dramatización y comentarios

 

¿Cuáles son las etapas del sicodrama?

El sicodrama utiliza una gran gama de recursos cognitivos. Se pueden diferenciar las etapas propuestas por Rojas-Bermúdez (1984):

 

  1. Caldeamiento: se trata de la primera parte de la sesión, donde el grupo interacciona entre sí verbal o corporalmente y emerge un protagonista-tema protagónico. La finalidad es recortar qué y quiénes pasan a dramatizar en la siguiente etapa.

En el caldeamiento verbal, los recursos cognitivos empleados estarían más asociados con la atención-memoria de trabajo (mantener una conversación); memoria a largo plazo, semántica o episódica (los participantes narran experiencias personales, creencias ideas, …) y el lenguaje expresivo y comprensivo. Es decir, los procesos de naturaleza simbólica.

 Por otro lado, en un caldeamiento corporal se ponen en juego las habilidades ejecutivas de los participantes, en el cual deben transformar un estado interno-emocional en conductas motoras. Con frecuencia, también se usan objetos en este tipo de caldeamientos como telas. En otras palabras, los mecanismos de procesamiento subsimbólico.

 

  1. Dramatización: en esta etapa, el protagonista emergente trabaja el contenido en el escenario, realizando consignas del director que responden a criterios técnicos. En un primer momento, estas consignas deben ser comprendidas por la persona (lenguaje comprensivo), para después llevar a cabo la técnica en cuestión. Las técnicas se agrupan en dramatización, construcción de imágenes y sicodanza.

La técnica denominada dramatización requiere del pensamiento abstracto. El protagonista procede a la construcción de la escena (seleccionada por el director) y asume cada uno de los otros roles implicados en la misma, por lo que debe actuar en función de ello y del resto de elementos implicados (inversión de roles). Esta tarea supone comportarse siguiendo los patrones de conducta de ese rol, es decir, actuar en base a elementos abstractos y no tangibles.

En la construcción de imágenes también se estimula el pensamiento abstracto. El contexto sicodramático es del “como si”: el protagonista debe materializar física y espacialmente los diferentes elementos que forman el contenido en cuestión, de manera que lo refleje de manera fiel.

 

Por último, en lo que respecta a la sicodanza, los procesos cognitivos que se estimulan son las habilidades ejecutivas. De forma similar a lo que sucede en el caldeamiento corporal, debe haber una traducción de una vivencia emocional a unas conductas motoras.

A nivel técnico, se va desde lo más simbólico – cortical (dramatizaciones) a lo más subsimbólico – subcortical (sicodanza), encontrándose la construcción de imágenes a medio camino entre ambas. Podría decirse que la construcción de imágenes favorece la integración entre los dos tipos de procesamientos.

 

  1. Comentarios: esta última etapa consiste en una síntesis (personal y grupal) de lo trabajado durante la sesión.

La función de esta etapa pasa por que los integrantes del grupo expongan algunas experiencias personales relacionadas con el contenido que se ha trabajado previamente (llamada resonancia grupal), que se comparte en el grupo mediante procesos lingüísticos (concretamente, el lenguaje expresivo). Para conseguirlo, tienen que ponerse en marcha mecanismos de memoria a largo plazo episódica. De esta forma, el que narra llega a conclusiones personales mediante el pensamiento abstracto.

 

¿De qué forma nos ayuda la intervención sicodramática?

Una vez se finaliza la sesión de sicodrama, los integrantes del grupo vuelven a su contexto social. Como cualquier intervención psicológica, el objetivo es que la persona introduzca en este contexto cambios y modificaciones, en función de lo trabajado en las sesiones. Para ello, es necesario el sustrato cognitivo de los procesos de aprendizaje.

Tradicionalmente, el trabajo con población mayor se basa en el paradigma de estimulación cognitiva, ya sea para prevenir su aparición o para atenuar la sintomatología si ya ha aparecido. Este tipo de intervención posee un carácter estructurado, diseñado por el especialista en Psicología que lo lleva a cabo. Suele estar compuesta por ejercicios que ponen en marcha distintos procesos cognitivos: memoria, lenguaje, praxias, percepción, atención, funciones ejecutivas (solución de problemas, planificación, razonamiento).

 

En contraposición, la intervención sicodramática marca la diferencia al poner el foco en el cuerpo y la emoción. Si bien el director de sicodrama implementa técnicas siguiendo criterios teóricos (basados en la teoría del núcleo del yo de Rojas-Bermúdez), las sesiones las guían los pacientes en función de las formas naturales que vayan expresando. El director debe realizar una adecuada lectura de ellas, y así aplicar técnicas en el escenario que confirmen o rechacen sus hipótesis terapéuticas.

 

El instrumento mediador fundamental para trabajar es la música. El método sicodramático toma el valor antropológico que posee la música en el ser humano. En nuestro encuadre, la música tiene una función comunicativa y emocional, ya que facilita la expresión de estados emocionales. Algunas investigaciones recientes han puesto de manifiesto qué efectos tiene la música a nivel cerebral, que no es otro que la modificación de estados emocionales o del arousal (Salimpoor et al., 2009).

Por Ldo. Andrés Rivero Fernández
Psicología

Psicólogo Sanitario Colegiado y habilitado para profesiones sanitarias. Cuento con más de siete años de experiencia en evaluación e intervención psicológicas desde un abordaje ecléctico.

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