Las preguntas más frecuentes sobre implantes dentales

Los implantes dentales son el mejor sustituto que existe en la actualidad para los dientes perdidos. Por supuesto, lo mejor es el propio diente; pero a la hora de reponer el diente perdido el implante no tiene competidores, ya que, a diferencia de los clásicos puentes fijos, no es necesario tallar (desgastar) los dientes vecinos. Además, proporciona una solución totalmente fija a diferencia de las clásicas prótesis parciales o totales removibles.

 En algunas ocasiones, por falta de hueso u otros motivos, planificamos casos con menos implantes dentales para sujetar prótesis completas o parciales que se pueden quitar y poner (sobredentaduras sobre implantes).

¿Cómo se planifican las pruebas previas al implante?

Hoy en día, no podemos plantear un tratamiento de implantes sin antes haber planificado correctamente el caso. Lo primero, sería un cuestionario de salud más entrevista personal con el paciente para estudiar si es candidato desde el punto de vista médico para ponerse implantes dentales.

Lo segundo, sería el estudio radiográfico. Sin duda, la mejor prueba radiográfica para este tratamiento es la tomografía axial computerizada (TAC), ya que nos aporta la información para medir el volumen de hueso disponible. Por último, están las pruebas encaminadas a diseñar la futura sonrisa, como moldes dentales, férulas radiológicas, fotografías etc…

¿Cómo saber si el paciente puede ponerse un implante?

Después de un primer estudio al paciente, lo clasificamos desde el punto de vista médico para determinar la idoneidad o las precauciones a tener en cuenta según cada caso de manera personalizada. Casi todos los pacientes pueden ponerse implantes, y sin límite de edad, sin embargo, en algunos casos debemos buscar otras alternativas o posponer el tratamiento hasta que las condiciones médicas lo permitan.

¿Cuánto duran? ¿Hay que cambiarlos?

En cuanto a la duración de los implantes es importante precisar que hay dos partes en el tratamiento. La primera parte del tratamiento es el implante propiamente dicho, es decir, un pequeño tornillo de titanio implantado en el hueso, justo bajo la encía. Después de un periodo de entre 6 semanas y 4 meses (según fabricante y caso) se complementa el tratamiento con una corona, que es la parte de diente que se ve y que se une al implante de manera firme mediante una serie de aditamentos, atornillados o cementados según cada caso.

La supervivencia de los implantes dentales, según la literatura científica, es del 95-98% a los 10 años según diferentes estudios. Esto significa que de cada 100 implantes entre 2 y 5 se pierden (generalmente por mal cepillado); es decir, que si el cepillado es correcto hay bastantes probabilidades de que implante sea un éxito. Hay que señalar que la supervivencia de los implantes en pacientes fumadores (85%) es significativamente menor. En general si la técnica del cirujano es correcta y el paciente es sano no hay por qué temer por la pérdida del implante y no habría por qué cambiar los implantes.

En cuanto a las complicaciones protésicas, es decir aquellas relacionadas con la corona atornillada o cementada al implante dental. Estás pueden ser variadas según cada caso y la calidad de los cuidados de la prótesis por parte del paciente. Hablamos por ejemplo del aflojamiento de los tornillos que sujetan la prótesis al implante, la fractura del tornillo protésico, o incluso de la rotura de la cerámica que recubre la corona, casi siempre son complicaciones que se resuelven con eficacia, pero que también con revisiones periódicas se pueden prevenir o hacer que su resolución sea más sencilla.

¿Qué pasa si pierdo hueso mientras llevo el implante?

Efectivamente, la periimplantitis es una enfermedad que consiste en la pérdida de hueso que rodea a los implantes. Su equivalente alrededor de los dientes se llama enfermedad periodontal (comúnmente llamada piorrea), de hecho, esta última es un factor de riesgo importante para la periimplantitis, así como la mala higiene oral y el tabaco, por eso debemos examinar bien a nuestros pacientes antes del tratamiento con implantes para evidenciar la presencia de periodontitis y tratarla correctamente. La periimplantitis es un riesgo existente a día de hoy, pero que cada vez resolvemos con más eficiencia si la pérdida es parcial, favorable y detectada a tiempo, consiguiendo en muchos casos la resolución del problema. Cuando esto no es posible, ponemos otro implante.

Desde luego el mejor tratamiento de la periimplantitis es la buena planificación del caso desde el principio y la prevención; por supuesto, con revisiones de los implantes periódicas e instruyendo a nuestros pacientes para que tengan una buena higiene oral.