Patología dual: comprendiendo la interacción entre trastornos mentales y adicciones
La patología dual, también conocida como trastorno dual, se refiere a la coexistencia de un trastorno mental y un trastorno por consumo de sustancias en una misma persona.
Este fenómeno es especialmente relevante en la práctica psiquiátrica debido a la complejidad diagnóstica y terapéutica que representa, y a la necesidad de un abordaje integral para lograr un tratamiento efectivo y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué es la patología dual?
La patología dual implica que un individuo presenta simultáneamente un trastorno psiquiátrico y un trastorno por consumo de sustancias.
El que es vulnerable a la adicción se convierte en adicto y el que tiene predisposición a la enfermedad mental, la desarrolla. En ambos casos coexisten ambas situaciones, interactuando de manera compleja y, a menudo, se potencian mutuamente, dificultando el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico.
La patología dual puede ser difícil de diagnosticar porque los síntomas de un trastorno pueden solaparse o enmascarar los del otro. A menudo los síntomas psiquiátricos pueden ser malinterpretados como efectos del abuso de sustancias o viceversa.
Esta interacción aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades graves, así como presentan mayores probabilidades de experimentar pensamientos o intentos de suicidio.
Por ejemplo, es común encontrar personas con depresión que recurren al alcohol para aliviar sus síntomas, lo que puede exacerbar su estado depresivo y conducir a un ciclo destructivo de dependencia y deterioro de la salud mental.
Principales trastornos asociados a la patología dual
Los trastornos mentales que más comúnmente se encuentran asociados con el consumo de sustancias incluyen:
- Trastornos de ansiedad: la comorbilidad con el consumo de alcohol y sustancias y sedantes (principalmente benzodiazepinas) es frecuente. A su vez, el consumo de sedantes y sustancias puede exacerbar los síntomas de ansiedad, creando un círculo vicioso.
- Trastornos del estado de ánimo: la depresión mayor y el trastorno bipolar a menudo coexisten con el abuso de alcohol y drogas (estimulantes varios, cocaína, etc.) y bebidas energizantes.
- Trastornos psicóticos: se ha observado una alta prevalencia de consumo de sustancias en personas con esquizofrenia. Se evidencia una importante correlación entre el consumo de cannabis y el desarrollo o exacerbación de los síntomas esquizofrénicos.
- Trastornos de la personalidad: es común que el trastorno límite de la personalidad se presente junto con un trastorno por consumo de sustancias. La naturaleza impulsiva y a veces destructiva de estos trastornos puede complicar el tratamiento de la adicción.
- Trastorno por estrés postraumático (TEPT): las personas con TEPT pueden utilizarlos (alcohol y sustancias) como una forma de amortiguar su malestar, pudiendo generar conductas adictivas que complican síntomas de TEPT.
Desafíos en el tratamiento
El tratamiento de la patología dual presenta varios desafíos. Los más significativos son la negación de la enfermedad (muchos no reconocen la gravedad de su padecimiento o no aceptan que necesitan tratamiento) y la baja adherencia al tratamiento, dado que estos pacientes tienden a tener una red de apoyo limitada (sin ese apoyo sólido es difícil mantener el compromiso con el tratamiento). Asimismo, presentan dificultades para mantener una rutina diaria y problemas financieros; debido a ello, es importante proporcionar un enfoque flexible y comprensivo.
Además, la estigmatización de la patología dual puede ser una barrera significativa. Es frecuente ignorar la adicción como enfermedad, culpabilizando o responsabilizando a alguien del consumo de sustancias, generando a veces predisposición negativa incluso por parte de los profesionales responsables de su atención.
Los pacientes a menudo sienten vergüenza o miedo a ser juzgados, lo cual puede dificultar la búsqueda de ayuda profesional. Por ello, es fundamental trabajar con un enfoque de empatía, respeto, comprensión y apoyo continuo, intentando conseguir un vínculo terapéutico que proporcione un entorno en el que el paciente se sienta seguro y comprendido.
Requiere un seguimiento a largo plazo y soporte continuo para prevenir recaídas y asegurar la adherencia al tratamiento.
Conclusión
La patología dual es una entidad clínica cada vez más frecuente en nuestras consultas y de muy difícil abordaje y solución, exigiendo un enfoque terapéutico integral ante la complejidad y gravedad de estos procesos.
Los riesgos de complicaciones y desafíos están siempre presentes en la atención de estos pacientes, por ello es necesario entender todos los aspectos implicados para poder diseñar tratamientos más eficaces y personalizados en aras a recuperar su bienestar y funcionalidad.
La combinación de tratamientos psicológicos, farmacológicos y apoyo psicosocial es la clave para ayudar a las personas con patología dual a llevar una vida saludable y equilibrada. Ante cualquier duda, es esencial consultar con un especialista con experiencia.