Ortobiología: usar el propio cuerpo como tratamiento

Tradicionalmente los traumatólogos operaban para restaurar únicamente la biomecánica, confiando en que la Madre Naturaleza y la suerte hiciesen el resto. De esta manera, se buscaba que el hueso se consolidara o el tendón cicatrizara sobre la sutura o dentro del yeso.

Sin embargo, es importante que la curación no sea impuesta, sino que exista un trabajo interno del cuerpo. La Medicina Regenerativa busca potenciar la capacidad que tiene el cuerpo para restaurar o hacer crecer de nuevo una parte de cuerpo que ha sido dañada por un accidente o por envejecimiento.

La Ortobiología es la Traumatología Regenerativa, es decir, una parte de la Medicina Regenerativa que se ocupa de restaurar la vitalidad del tejido músculo-esquelético: huesos, tendones, articulaciones, músculos, ligamentos, vasos y nervios. Con ella se busca potenciar la capacidad de curación natural del cuerpo.

Sin embargo, los distintos tejidos tienen muy diferente capacidad de autoregenerarse, de forma que un hueso tiene mucha más capacidad de curar que un tendón, y este que el cartílago articular. En el mismo sentido, la capacidad de una persona muy joven es mucho mayor que la de un anciano, ya que la habilidad de regeneración se va perdiendo con los años.

¿A qué tipo de pacientes está dirigida la Ortobiología?

La Ortobiología tiene aplicación en lesiones y en procesos degenerativos crónicos, como la artrosis, lesiones de ligamentos y tendinitis. Es decir, en aquellos casos en los que los daños no pueden ser resueltos completamente por los mecanismos normales de curación del cuerpo.

De estos tratamientos pueden beneficiarse tanto deportistas, que necesitan recuperarse de sus lesiones en el menor tiempo posible, como pacientes que presenten fracturas difíciles de consolidar.

La Ortobiología se aplica sobre todo en personas con problemas muy frecuentes como la artrosis de rodilla o cadera o la tendinitis en hombros y codos. Estas patologías afectan a la calidad de vida del paciente, ya que producen dolor incluso en reposo. Lo que se busca con las técnicas de la Medicina Regenerativa es evitar las cirugías agresivas como las prótesis o retrasar la necesidad de la prótesis durante años. Además, se logra disminuir la necesidad de tomar medicinas para el dolor y la inflamación que tienen efectos perjudiciales para la salud.

 

¿En qué consisten los tratamientos ortobiológicos?

Para estimular el potencial regenerativo de los tejidos se emplean técnicas tanto de la medicina como de la cirugía. Las terapias más habituales son:

-Factores de crecimiento y citoquinas: son proteínas que se obtienen de la sangre del paciente y facilitan el trabajo de las células para generar tejido sano y controlar la inflamación

-Células Mesenquimales (también llamadas “Células Madre”): se obtienen células desde el hueso, grasa o sangre del propio paciente. Estas son capaces de reproducirse y diferenciarse en células de diferentes tejidos: hueso, cartílago o tendón, y se activan cuando el tejido se ha dañado y hay que repararlo

-Biomateriales: se usan moléculas que conforman nuestros tejidos, como el Ácido Hialurónico o el Colágeno. Estas se modifican para formar mallas o geles que sirven como “andamios” en los que crecen las células reparadoras. Además, promueven la multiplicación de las células regeneradoras, que a su vez secretan factores de crecimiento.

En la mayoría de las ocasiones estos tratamientos sólo requieren una extracción de sangre y una inyección en la parte dañada. En algunos casos también se emplea cirugía poco agresiva, como la artroscopia, para implantarlas. Generalmente, se aplica una combinación de los distintos tipos de terapia regenerativa para lograr un tratamiento personalizado y el máximo beneficio para el paciente.

¿Son realmente seguros?

Los tratamientos de la Ortobiología están mostrando ser muy eficaces y seguros: al utilizar el material biológico que se obtiene del propio paciente y volverlo a implantar o inyectar, tras procesarlo para potenciar su capacidad de curación, el riesgo de rechazo y de presentar efectos adversos es mínimo.

¿Son tratamientos eficaces?

Existen actualmente múltiples estudios científicos que evidencian la eficacia de este tipo de tratamientos para la artrosis y las lesiones deportivas. La evidencia científica cada vez es mayor, ya que a medida que existe más investigación, más se afinan las indicaciones.

Sin embargo, no hay que perder de vista que la Ortobiología es una especialidad en constante desarrollo, por lo que se espera que en un futuro próximo haya resultados cada vez mejores.

Por otra parte, también existen “profesionales” que controlan solamente una técnica y la aplican para todos los casos, consiguiendo resultados decepcionantes. Lo recomendable es elegir y adecuar el tratamiento personalizado para cada paciente, teniendo en cuenta las limitaciones de la Ortobiología: si existe un paciente de mayor edad con avanzado deterioro, gran deformidad ósea y rigidez articular, no servirá de nada implantarle células madre. En este caso habrá que sustituir la articulación por una prótesis.

Por otro lado, si un tendón está arrancado, habrá que reinsertarlo siempre con cirugía como primer paso, aunque como complemento puedan utilizarse también terapias regenerativas.

En conclusión, la Ortobiología complementa a la Cirugía, no la sustituye.
 

¿Cuándo nota el paciente la mejoría y cuánto dura el efecto?

Para responder a esta pregunta hay que comprender un poco la fisiopatología de las lesiones y tener en cuenta que la Ortobiología actúa sobre las diferentes fases de curación del cuerpo.

En una primera fase, que dura una semana, se genera inflamación y agregación de células. Estas secretan moléculas que atraerán a plaquetas y otras células como macrófagos y células inmunitarias para “limpiar” la zona y eliminar los tejidos dañados.

La segunda fase, que dura unas 3 semanas, es la etapa proliferativa, en la que se atraen células reparadoras que forman tejido nuevo.

En una tercera fase, que dura meses, los tejidos se van moldeando y adaptando a su función. Esta última etapa se conoce como fase de remodelación.

Si la fase inflamatoria inicial dura demasiado, si no se atraen células reparativas suficientes, o estas no actúan correctamente y forman un tejido con una estructura diferente a la original, las lesiones no curarán. Por el contrario, se destruirán o formarán cicatrices que hacen que el cuerpo no funcione correctamente.

La aplicación de terapias de la Medicina Regenerativa están encaminadas a:

- Modular la fase inflamatoria inicial, pues en ella se genera una atracción mediante citoquinas de células que eliminan patógenos y detritus celulares y de plaquetas que contienen gránulos con factores de crecimiento que actúan sobre células que intervendrán en la regeneración tisular
- Estimular la fase proliferativa a nivel celular para que se pueda producir abundante matriz extracelular de composición similar a la original
- Favorecer la fase de remodelación, favoreciendo la organización de matriz extacelular y evitando o minimizando la formación de fibrosis.

Así, aunque los tratamientos sean eficaces a las horas siguientes desde su aplicación, los efectos tardan más en notarse. Mientras que los resultados del Hialurónico empiezan a evidenciarse desde el tercer día, y duran unos seis meses, las infiltraciones con factores de crecimiento, citoquinas y células madre son notorias tras varias semanas desde su aplicación. Sin embargo, los efectos duran mucho más, e incluso a veces se consigue una curación definitiva de los tejidos.

En conclusión, lo realmente importante no es conseguir una mejoría muy rápida, sino conseguir que los efectos sean duraderos, y aplicar combinaciones de terapias que se potencien entre sí, logrando una gran mejoría funcional.