Menopausia y climaterio: cómo adaptarse a esta nueva etapa

Editado por Marga Marquès Gener el 30/11/2024

La menopausia es un proceso fisiológico dentro de la vida de las mujeres, que se corresponde con el fin de su periodo fértil y que forma parte natural del proceso de envejecimiento.

 

Es frecuente hablar de menopausia con la aparición de los primeros indicios de que la menstruación llega a su fin, pero, en realidad, técnicamente, no se podría hablar de menopausia hasta que la ausencia de periodo se haya mantenido durante al menos 12 meses.

 

También es bastante común utilizar los términos menopausia y climaterio como sinónimos, aunque el término climaterio abarca un periodo temporal más amplio y engloba dentro de él al periodo menopáusico.

 

Así, el climaterio hace referencia al periodo de entre 5 y 25 años que supone la transición de la etapa fértil a la etapa sin capacidad reproductiva y se divide en 3 etapas: perimenopausia, el periodo previo; menopausia propiamente dicha y posmenopausia, el posterior.

 

El climaterio es una etapa muy importante dentro de la vida de la mujer, no solo por los cambios que supone y por cómo afecta a la calidad de vida, sino también porque, con el aumento de la esperanza de vida, la mayoría de las mujeres pasaremos más de un tercio de nuestra vida en esta etapa, llegando una buena parte a pasar en él la mitad de su vida.

 

En España, la cifra de mujeres en periodo climatérico alcanza los 7,8 millones. De estas, un 25%, refieren síntomas que alteran de manera significativa su calidad de vida.

 

Los cambios que origina la menopausia provocan síntomas
o signos que pueden afectar a la calidad de vida

 

¿Cuáles son las etapas del climaterio?

  • Perimenopausia. Es el periodo cercano o previo a la menopausia. Las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) comienzan a descender, aunque también pueden tener subidas descontroladas en ciertos momentos, produciendo irregularidades y alteraciones en el ciclo menstrual que desembocan en la etapa final, en la desaparición de la menstruación. Esta etapa puede alargarse en un periodo de entre 2 y 8 años previos a la menopausia, por lo que, a partir de los 40 años, las mujeres pueden encontrarse en perimenopausia.
  • Menopausia. Es el periodo en que la menstruación desaparece. Se considera que una mujer ha entrado en menopausia oficialmente cuando acumula 12 meses sin periodo menstrual. En España la menopausia se produce de media a los 50-51 años, con una horquilla que va desde los 48 a los 54. Si se produce antes de los 45, hablaríamos de menopausia precoz, y si ocurre después de los 55, de menopausia tardía.
  • Posmenopausia. Es el periodo posterior a la menopausia, en el que se ha perdido completamente la función ovárica.

 

¿Por qué se produce?

Tanto la menopausia como todos los signos o síntomas asociados a ella se producen por la pérdida de los niveles de estrógenos en el organismo.

 

Esta importante reducción en los niveles de estrógenos tras la menopausia se traduce en la reducción o pérdida de los múltiples efectos originados por la activación de los receptores estrogénicos que están presentes en casi la totalidad de los órganos y tejidos del organismo.

 

Principales síntomas

Antes de comenzar a hablar de los síntomas más frecuentes, importantes y significativos de la menopausia es importante remarcar algunos aspectos fundamentales.

 

En primer lugar, cabe recordar que la menopausia no es una situación patológica, sino una etapa normal o fisiológica que forma parte del proceso de envejecimiento de la mujer.

 

Sin embargo, los cambios funcionales, morfológicos y psicológicos que originan la menopausia originan ciertos síntomas o signos que pueden afectar en mayor o menor grado la calidad de vida, o incrementar la morbimortalidad, y que por ello pueden requerir de tratamiento.

 

No todas las mujeres presentan síntomas, y las que los presentan refieren intensidades muy variables, pero cuando se producen en intensidad moderada o alta pueden y deben tratarse, ya sea con fármacos de prescripción médica, ya sea con complementos nutricionales de origen natural que pueden ser indicados desde la farmacia.

 

  • Vasomotores

Dentro de los llamados síntomas vasomotores de la menopausia nos encontramos con los conocidos sofocos, las cefaleas, las palpitaciones y la sudoración nocturna.

 

Los sofocos son uno de los síntomas más conocidos por la población general y en el imaginario colectivo están bien asociados con el proceso climatérico en las mujeres. Constituyen un síntoma de gran importancia no solo por la elevada frecuencia (afectan al 75-85% de las mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas), sino también por la intensidad, ya que, aun pasados los 65 años continúa presente en intensidad media/alta en casi un 20% de las mujeres.

 

  • Insomnio

En España, según algunos estudios, alrededor de un 40% de mujeres en edad climatérica presenta cansancio, irritabilidad o insomnio de una intensidad de moderada a grave.

 

El insomnio se presentaría con mayor gravedad y frecuencia que los sofocos; si bien, en cierta medida, ambos síntomas estarían relacionados, y el propio sofoco o la sudoración durante la noche podría ser el origen o agravar los problemas para dormir y descansar adecuadamente.

 

El insomnio es, por tanto, un síntoma importantísimo que no debemos dejar de lado. Ofrecer a las mujeres que padecen este problema una solución influirá de manera muy notable en su salud y su calidad de vida.

 

Además de las diferentes opciones de tratamiento, tanto de prescripción médica como de indicación farmacéutica, para hacer frente a los problemas de sueño y/o descanso es muy importante seguir unas pautas higiénico-dietéticas.

 

Medidas higiénico-dietéticas para los trastornos del sueño

  • Evitar el alcohol.
  • Evitar la cafeína y otros estimulantes a partir de media tarde.
  • Instaurar una rutina de sueño: acostarse y levantarse a la misma hora, aproximadamente.
  • Evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse.
  • Preparar un ambiente calmado y relajante en la zona de descanso.
  • Realizar alguna actividad relajante antes de acostarse: un baño, lectura tranquila, meditación, mindfulness, etc.

 

  • Genitourinarios

Englobamos en este apartado síntomas como la sequedad de la mucosa vaginal, la atrofia, disuria, incontinencia, disbiosis vaginal, incremento de la susceptibilidad a infecciones, dispareunia, prurito, etc.

 

Son síntomas de aparición muy frecuente, entre los que destaca de manera significativa, por su elevado impacto en la calidad de vida y su relación con muchos otros síntomas, la atrofia urogenital o síndrome genitourinario de la menopausia (SGM).

 

El SGM afecta hasta a un 40% de las mujeres, aunque solamente alrededor de un 10% llega a consultar el problema, quedando muchas veces oculto tras la falta de lubricación durante el coito, que muchas mujeres posmenopáusicas consideran “normal para su edad”, por lo que no se plantean la búsqueda de una solución o tratamiento.

 

  • Síndrome metabólico y riesgo vascular

Uno de los efectos de los estrógenos con mayor relevancia en cuanto a la morbimortalidad es su capacidad para mantener controlado el riesgo vascular. Este es el motivo por el cual las mujeres tienen un RCV muchísimo menor comparado con los hombres de la misma edad, hasta la llegada de la menopausia. Después, la incidencia de estas enfermedades va sufriendo un incremento en las mujeres, hasta que alrededor de los 70 años se iguala entre ambos sexos.

 

Dentro de los factores de riesgo que más se alteran con la llegada de la menopausia están los relacionados con el denominado síndrome metabólico: acumulo de grasa en la zona central abdominal, alteración del perfil lipídico, incremento de la tensión arterial y resistencia a la insulina.

 

Existen muchísimos más síntomas asociados a la menopausia que pueden afectar la calidad de vida e incluso incrementar la morbimortalidad de estas pacientes. Se habla de alrededor de 150 signos y síntomas relacionados directamente con el climaterio.

 

¿En qué consiste el tratamiento clásico?

La terapia hormonal es el tratamiento más efectivo para los síntomas producidos por la deficiencia de estrógenos y está recomendado su uso por las sociedades científicas en la prevención de fracturas asociadas a la menopausia, en la prevención de la enfermedad cardiovascular, en la mejora de la sexualidad y la calidad de vida de las pacientes, así como en el control de la mayoría de los síntomas asociados a la menopausia.

 

Su uso, indicándose en función de las recomendaciones de los expertos, con inicio en los 10 años posteriores a la menopausia, en mujeres menores de 60 que no presenten contraindicaciones (HTA, cardiopatía isquémica, cáncer de mama, tumores dependientes de estrógenos, enfermedades tromboembólicas…), es seguro además de muy eficaz.

 

Por otro lado, existe también cierto porcentaje de mujeres que presentan dudas respecto a la seguridad o la conveniencia de los tratamientos hormonales y prefieren optar por utilizar otro tipo de tratamientos.

 

Otro recurso terapéutico consiste en el empleo de inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS), como la paroxetina, la venlafaxina o la fluoxetina, que han demostrado su eficacia tanto en la reducción de los sofocos como en los síntomas depresivos, irritabilidad o labilidad emocional.

 

Sería también muy importante no olvidar incluir en las recomendaciones a estas pacientes la suplementación con vitamina D para prevenir o tratar la osteoporosis y el empleo de productos lubricantes e hidratantes de la mucosa vaginal como coadyuvantes del tratamiento, actuando así a nivel local sobre los síntomas genitales y facilitando las relaciones sexuales.

 

Abordaje integral no hormonal

Para aquellas mujeres cuya sintomatología no presente una alta intensidad, o no quieren someterse a un tratamiento hormonal, existen diferentes opciones, muchas de ellas derivadas de la fitoterapia, que pueden aliviar los síntomas más característicos.

 

Resulta muy adecuado diferenciar entre el tratamiento de día y de noche, pues los síntomas y necesidades son diferentes: activación durante el día y ayuda al descanso durante la noche.

 

Entre los activos y plantas indicados para el tratamiento de la menopausia podemos destacar: lúpulo, cimicifuga racemosa, fitoestrógenos de soja, hidroxitirosol de la hoja de olivo, trigonella foenum-graecum, tribulus terrestris, onagra, ginkgo biloba, damiana, melatonina, vitamina D, complejo B, selenio o zinc.

 

En el mercado existen productos que combinan diferentes activos con la finalidad de lograr un tratamiento global, que ayude a las pacientes en el control de sus síntomas y a la prevención de complicaciones como la osteoporosis o las enfermedades cardiovasculares.

 

Y si hablamos de un tratamiento integral u holístico no debemos olvidar la importancia del tratamiento de la atrofia genital con productos que aporten no solo hidratación, sino regeneración, confort en el día a día y a la hora del encuentro sexual, además de asegurar el mantenimiento de la eubiosis de la microbiota vaginal que reducirá el riesgo de infecciones.

Ginecología y Obstetricia en Pamplona