Láser de Holmio: diferentes tratamientos de la hiperplasia benigna de próstata

Escrito por: Dr. Sergio Alonso y Gregorio
Publicado: | Actualizado: 01/09/2020
Editado por: Albert González

Se calcula de que un tercio de los pacientes que padecen hiperplasia benigna de próstata (HBP) acaban necesitando una cirugía. Los motivos acostumbran a ser por una respuesta deficiente de la medicación o por las propias complicaciones de la enfermedad.

 

El método más eficaz para acabar con los síntomas asociados de la hiperplasia benigna de próstata es el tratamiento quirúrgico del adenoma de próstata. Habitualmente, según el tamaño de la glándula se realiza la cirugía por vía abdominal, con una cirugía abierta convencional, o por vía transuretral.

 

El objetivo principal de la cirugía es evitar el sangrado, al ser la próstata una glándula muy vascularizada, además de, por supuesto, resolver los problemas urinarios. Además, evidentemente, el riesgo de sufrir una hemorragia es todavía mayor cuando se realiza una cirugía abierta a un paciente de edad avanzada o que tenga alguna patología asociada.

 

Y en este sentido, ¿cuál es la técnica quirúrgica más adecuada?

La elección de una u otra técnica variará en función del tamaño de la próstata y las características que esta presente. En este sentido, el Dr. Alonso y Gregorio ofrece a sus pacientes siempre la mejor alternativa de forma personalizada.

 

En función de las características únicas de cada paciente, desde la Unidad de Láser de Próstata del Hospital San Francisco de Asís, el responsable del Servicio de Urología, el Doctor Sergio Alonso y Gregorio, ofrece el tratamiento más adecuado en cada caso. Las intervenciones quirúrgicas con mayor índice de éxito son la fotovaporización con láser verde y el láser de Holmio.

 

Láser de Holmio: el tratamiento recomendado para próstatas grandes

Del mismo modo que sucede con la fotovaporización con láser verde, el láser de Holmio es también mínimamente invasivo. La diferencia radica en que este está más destinado a tratar próstatas de gran tamaño.

 

Para ello, se introduce un resectoscopio a través de la uretra, así como una cámara, un mecanismo para introducir la fibra láser, un sistema de lavado para el sangrado y luz.

 

El laser de Holmio es una técnica mínimamente invasiva.

 

Este aparato permite extirpar el adenoma, es decir, la zona central de la próstata que envuelve a la uretra, preservando la cápsula del órgano y aliviando los síntomas de la HBP.

 

En concreto, el láser de Holmio corta la unión existente entre el adenoma y la cápsula, a la vez que se coagulan los vasos que encuentra a su paso. De este modo, el paciente se recupera más rápidamente y se minimiza el sangrado. Finalmente, cuando ya se ha retirado el tejido prostático se utiliza un aparato que se encarga de triturar y absorber todo ese tejido sobrante, que recibe el nombre morcelador.

 

Resultados: una mayor calidad de vida

La operación con láser de Holmio es igual de efectiva que la de cirugía abierta, con la diferencia de que se minimiza el sangrado al tratarse de una técnica mínimamente invasiva. Esto es muy beneficioso para pacientes con patologías pulmonares o cardíacas, de edad avanzada, etc., además de, obviamente, cualquier otro paciente que no tenga patologías asociadas.

 

Una vez se ha operado al paciente, este deberá permanecer ingresado con sonda vesical durante 24-48 horas. Además, queda prácticamente descartada la posibilidad de que el paciente deba someterse de nuevo a una intervención quirúrgica.

 

Las grandes ventajas del láser de Holmio

  • Se desobstruye totalmente la próstata mediante la extirpación total del adenoma que obstruía la próstata.
  • El paciente se recupera rápida y eficazmente, pudiendo miccionar con normalidad a las 24 horas con la retirada de la sonda.
  • La tasa de transfusión es completamente anecdótica. En la cirugía abierta, en cambio, pueden llegar a ser de hasta el 18-20%, según indican los últimos estudios.
  • La estancia en el hospital es de tan solo 24-48 horas, por los 4-6 días de la cirugía clásica.
  • La sonda se retira al día siguiente, mientras que en la cirugía clásica eso no ocurre hasta los 7-10 días.

Por Dr. Sergio Alonso y Gregorio
Urología

El Dr. Alonso y Gregorio es un referente nacional en la aplicación de la técnica laparoscópica en cáncer de próstata, cáncer renal y en prolapso de órganos pélvicos. Durante 12 años fue facultativo especialista de Área del Servicio de Urología del Hospital La Paz, pasó un año en el Hospital Príncipe de Asturias y, desde 2018, se encuentra en el Hospital San Francisco de Asís y en el Hospital de la Cruz Roja. Ha realizado numerosas publicaciones, publicaciones, comunicaciones a congresos y proyectos de investigación, y su trabajo ha sido reconocido en diferentes ocasiones. 

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