¿Es la inflamación buena o mala?
Lo más importante es que debemos entender para qué y el por qué de la inflamación. Una vez que entendamos esas dos cuestiones, resultará más sencillo comprender nuestra inflamación.
La palabra inflamación deriva del latín inflammare, que significa encender fuego. Los síntomas más típicos que suele producir la inflamación son:
- Dolor
- Enrojecimiento
- Calor
- hinchazón
- Rigidez o pérdida de la movilidad
Comprender el proceso inflamatorio
La inflamación está presente en muchas patologías, puede aparecer en la depresión, en la tendinitis, la fibromialgia, el cáncer, en problemas articulares y hasta en el envejecimiento en sí mismo.
Debido a la complejidad que supone la inflamación a nivel de procesos químicos y celulares; y por las diferentes visiones de como trabajar o no según las distintas escuelas o tendencias, para los fisioterapeutas que utilizan el masaje y otras terapias manuales, el tema de la inflamación puede llegar a ser sumamente confuso, por todas sus diferentes manifestaciones, tipos y mecanismos.
Inflamación positiva e inflamación negativa
Realmente, la inflamación es una respuesta que da el sistema inmunológico para proteger y reparar los tejidos. La causa de su aparición puede deberse a una lesión, una infección o una irritación. Normalmente, la inflamación es positiva y necesaria, a pesar de la incomodidad o el dolor asociado que puede crear. Es más, si no hubiera inflamación el cuerpo no podría ni protegerse ni repararse a sí mismo.
En resumidas cuentas, en situaciones normales, la inflamación es un mecanismo autorregulado, que desaparece una vez ha cumplido su propósito de protección y/o reparación.
La inflamación se convierte en negativa cuando aparecen problemas como:
- Hipo inflamación: debido a algún trastorno inmunológico, el sistema no puede combatir una infección o reparar una lesión.
- Hiper inflamación: puede aparecer como consecuencia de una reacción inmunológica desproporcionada con relación a la agresión recibida (como en casos de alergias o condiciones autoinmunes) o cuando una reacción inflamatoria normal no cierra su ciclo, el tejido se mantiene inflamado y se cronifica.
La inflamación crónica no resuelta está implicada en una larga lista de condiciones, que incluyen el asma, la enfermedad de alzheimer, la depresión, la demencia, la hipersensibilidad, la artritis reumatoide, el síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer. La inflamación no es solo uno de los factores en casi todas las condiciones crónicas, sino también está implicada en casi todas las molestias musculo esqueléticas, incluyendo el dolor crónico.
Progreso de la inflamación
La respuesta inflamatoria natural progresa con el tiempo y va pasando por diferentes etapas: aguda, de reparación y de adaptación.
- Etapa aguda: Apenas segundos o minutos después de que los detectores del daño, peligro o patógenos han detonado la alarma para el comienzo de un proceso de inflamación aguda, las histaminas proinflamatorias y las citocinas aumentan la vascularidad y la permeabilidad celular, y la región afectada se llena de plasma y de células inmunológicas (como los leucocitos). Las citocinas (comunicadoras intercelulares) atraen a las células inmunes más cercanas; el enrojecimiento y el calor indican que la respuesta inflamatoria ya ha comenzado; el dolor o sensibilidad del área (por causa de la irritación de los nociceptores por los mismos químicos proinflamatorios, por la presión mecánica causada por la hinchazón o como respuesta de protección), ayuda al cuerpo a evitar que se dañe más el área, en esta etapa inicial.
- Etapa de reparación: tras el periodo de horas o incluso días, las células especializadas (tales como las células mono-nucleadas y los macrófagos), comienzan el proceso de degradación y eliminación de las células enfermas o dañadas. Una vez comenzado, este proceso de destrucción es regulado de cerca por otros mecanismos antiinflamatorios, que minimizan el daño, protegiendo así al tejido no dañado. Simultáneamente, los fibroblastos (los cuales, en sí, también tienen una fuerte capacidad antiinflamatoria) y otras células, comienzan el proceso de formación de tejido nuevo. El calor y enrojecimiento local disminuye, así como el dolor -aunque el dolor o estiramiento aun provoca una reacción de protección, en la medida en que se va formando y afianzando el nuevo tejido.
- Etapa de adaptación: en los días, semanas o meses siguientes, el proceso pro inflamatorio va madurando y disminuye gradualmente, siendo las propias células de esta primera respuesta, las que ahora se convierten en blancos de degradación y fagocitosis, recogidos por el sistema linfático u otros mecanismos de resolución. El tejido continúa fortaleciéndose, en la medida en que los fibroblastos comienzan a enlazar las estructuras de colágeno. La sensación se normaliza, la sensibilidad disminuye y el cerebro va reevaluando y soltando los mecanismos de defensa.
¿Qué causa la inflamación crónica?
Los problemas comienzan cuando en cualquiera de las etapas naturales (aguda, de reparación y de adaptación) la inflamación no encuentra una resolución y se convierte en crónica. Esto puede ocurrir cuando el sistema inmune esta sobrecogido por patógenos o por la extensión de la lesión, o cuando su capacidad de resiliencia se ve disminuida por otras situaciones, como el estrés, la inactividad, una mala dieta, la falta de descanso o sueño, etc. Otros factores como experiencias traumáticas en la niñez o factores genéticos pueden predisponer a la inflamación crónica.
Igualmente, la causa de muchas de las condiciones inflamatorias aún está no resuelta. Un ejemplo, son las condiciones autoinmunes, como la artritis reumatoide, la fibromialgia o el propio proceso de inflamación lento y de bajo grado que acompaña al envejecimiento de los tejidos.
¿Qué sucede en las inflamaciones prolongadas?
Para entender qué sucede en la inflamación el especialista en Fisioterapia debe saber que el tejido está formado por muchas células, pero algunas que intervienen en el proceso de formación de tejido conectivo y en el proceso de cicatrización son los fibroblastos y los miofibroblastos.
Los fibroblastos son un tipo de células que contribuyen a la formación de tejido conectivo y, normalmente, producen un efecto antiinflamatorio fuerte, pero pueden convertirse incluso en agentes inflamadores, si persisten por mucho tiempo. Por otro lado, los miofibroblastos son células que promueven la contracción y la producción de fibras de colágeno en la herida, pero su actividad no regulada puede causar fibrosis en el tejido, con su subsiguiente patrón de endurecimiento y exceso de cicatrización.
Como decíamos, la inflamación puede estar presente en diversas patologías y en los casos de depresión que no responde a tratamientos, existe la idea de que puede deberse a causas inflamatorias.
Es bastante común que pacientes que están en fase de inflamación crónica vayan a consulta y es el especialista el que tiene que evaluar todas las posibles variables y pedirle al paciente que realice una reflexión sobre su estilo de vida, su entorno y se valore de manera individualizada cómo pueden estar influenciándole esos factores.