El Trastorno del Espectro Autista, un trastorno en aumento

El Trastorno del Espectro Autista, conocido como TEA, es un trastorno del neurodesarrollo que está presente desde la primera infancia y condiciona a la persona durante toda su vida. Este trastorno no tiene unos síntomas comunes, sino que cada caso tiene unos síntomas variables.

Los síntomas del Trastorno del Espectro Autista

Existen dos ejes principales en los que se podría englobar la amplia y diversa sintomatología de este trastorno. Por un lado, los déficits persistentes en la comunicación y la interacción social. Y por otro, los patrones de comportamiento y los intereses repetitivos, estereotipados y restrictivos.

¿A quién afecta?

Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en 2015, el índice de prevalencia de los TEA ha aumentado de forma significativa en los últimos cuarenta años.

En 1975, diferentes estudios indicaban que había un caso de autismo por cada 5.000 nacimientos. En 2008 esta cifra se situaba en un caso de TEA por cada 150 nacimientos. En 2014, las investigaciones más recientes apuntan que, en la actualidad, uno de cada 68 niños puede presentar un trastorno de este tipo, de manera que el 1% de la población actual puede padecer un TEA.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que se trata de un problema de salud pública. 

¿Afecta más a los hombres o a las mujeres?

En los últimos años, se ha incrementado el interés por el estudio de las diferencias de género en los TEA. Según los últimos datos recogidos, el TEA aparece cuatro veces más en hombres que en mujeres. Además, en el caso de las mujeres suelen producirse más confusiones en el diagnóstico.

 Esto se debe a que, generalmente, las mujeres son más eficaces en el aprendizaje de estrategias de compensación que ayuden a disimular los déficits sociales y adaptativos. Sin embargo, suelen presentar más conductas de hipersexualidad.

Las causas de los TEA

Actualmente, resulta difícil determinar una única causa para explicar la aparición de los TEA, pero en su origen existe un fuerte componente genético. Aun así, los TEA no son siempre hereditarios. De hecho, existen otros factores ambientales que influyen en el desarrollo del sistema nervioso y en su funcionamiento posterior. 

¿Se puede curar el TEA?

A día de hoy, el autismo no debe ser considerado como una enfermedad, sino como una condición. El tratamiento debe centrarse en un abordaje específico, en función de las necesidades de cada paciente, principalmente durante la fase más sensible del trastorno.

En este periodo se recomienda ejercitar las capacidades disminuidas con el objetivo de compensar los aspectos disfuncionales que limitan la autonomía de las personas que presentan este trastorno.

Las barreras a superar en los TEA

El TEA debe ser entendido como una condición que tiene implicaciones positivas y negativas, de manera que se debe conseguir la comprensión social de este trastorno.

Con relación al TEA en niños, es necesario conseguir una mejora en los recursos orientados al diagnóstico precoz, así como una mejora en los modelos de intervención individualizados para ejercitar las capacidades. Porque los niños con TEA acaban viviendo experiencias de maltrato y rechazo social que afectan negativamente a su autoestima y desarrollo personal, de manera que tienen una mayor predisposición a desarrollar otras problemáticas como aislamiento o adicción a las nuevas tecnologías.

Respecto a los adultos que padecen un TEA, es importante promover la ampliación de los recursos de soporte clínico. Además, en los casos en que el paciente tiene menos autonomía, es conveniente considerar los recursos de soporte, inserción socio laboral y residencial.