El problema de la dismorfia corporal, un trastorno de distorsión de la imagen corporal

Escrito por: María Bolaños
Publicado:
Editado por: Leo Santos

Cuando existe un problema de dismorfia corporal, siempre aparece una distorsión de la imagen corporal y una excesiva preocupación en relación al cuerpo.

 

La persona sobredimensiona la magnitud de algún defecto, así como su importancia, predominando pensamientos que giran en torno a lo horrible de ese defecto y una necesidad de modificar la apariencia del cuerpo.

 

Cuando la dismorfia corporal se agrava teniendo en cuenta el tiempo que se dedica al cuerpo y al grado de malestar que provoca, puede aparecer una alteración mental que deriva en un trastorno dismórfico (TDC) recogido en el DSM 5 (Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales).

 

Este trastorno de la imagen corporal se asemeja a la anorexia o la bulimia donde también existe una fuerte preocupación por esta, sin embargo, pero no se encuadra en los trastornos de la conducta alimentaria sino dentro del espectro de los trastornos obsesivo-compulsivo.

 

¿En qué consiste la dismorfia corporal?

La palabra dismorfia tiene raíces de origen griego. Por una parte “dis”, significa que algo está mal y “morphe” significa forma.

 

Por tanto, podemos definir dismorfia corporal como una “alteración en la percepción de la forma del cuerpo que lleva a la persona a ver en él, uno o varios defectos sobre los que no puede parar de pensar”.

 

Estos defectos no tienen por qué ser tan grandes o reales, pudiendo ser inexistentes o en el caso de que existan, ser apenas observables por los demás.

 

La dismorfia corporal consiste en alteración en la percepción de la forma del cuerpo que lleva
a la persona a ver defectos sobre los que no puede parar de pensar.

 

¿Cuáles son los primeros síntomas de la dismorfia corporal?

Los síntomas característicos son pensamientos obsesivos y fuertes sentimientos de angustia al pensar en el propio cuerpo. Además, esto va unido a conductas ritualizadas para intentar apartar de la mente esos pensamientos y el malestar asociado a ellos.

 

Los síntomas que pueden indicar que existe un problema de dismorfia corporal o, según la gravedad de estos, un trastorno dismórfico son los siguientes:

  • Preocupación excesiva por uno o más defectos que se perciben en el cuerpo.
  • Pensamientos obsesivos e intrusivos en relación a la propia apariencia,
  • Comportamientos repetitivos como mirarse al espejo, comprobar continuamente el estado del cuerpo, ocultar o disimular ese aspecto que se percibe que está mal, realizar rituales de belleza compulsivos.
  • Preocupación por las posibles burlas, críticas, miradas de otras personas. Esto lleva a una sensación de incomodidad en las relaciones con otros ante la idea de que se puedan fijar en esa parte del cuerpo que se considera inadecuada.
  • Evitación de situaciones sociales y/o aislamiento para ser visto.
  • Realizar conductas que pueden llevar a vulnerar el buen funcionamiento del cuerpo (como ponerse corsés ajustados, exceso de maquillaje…).
  • Comparaciones frecuentes con el físico de otras personas.

 

¿Qué factores pueden causar este trastorno?

La causa de este trastorno puede estar asociada a factores sociales, familiares e individuales. Vivimos en una sociedad que valora mucho la apariencia física de las personas y en la que existe una fuerte presión para acercarse a unos cánones de belleza.

 

De este modo se premia acercarse a un determinado tipo de cuerpo y se castiga todo lo que se distancia. Teniendo en cuenta que la aprobación y aceptación social es muy importante, alejarse de ese ideal produce gran insatisfacción, malestar o sufrimiento.

 

Las redes sociales, la publicidad o los anuncios no dejan de mostrarnos ese ideal de belleza y empujan a las personas a buscar la perfección, con el agravante de que muchas de esas imágenes que podemos ver están retocadas por filtros para eliminar "imperfecciones". Esto provoca una percepción distorsionada de cómo debería ser el cuerpo, un mayor distanciamiento a la hora de alcanzar ese ideal y más rechazo hacia el propio cuerpo.

 

Otro factor importante es haber vivido experiencias vitales negativas en relación al físico, sobre todo en la adolescencia, donde las relaciones con los otros cobran gran importancia y que la imagen corporal es una carta de presentación. Por ejemplo, haber sido víctima de burlas, de bullying, maltrato, acoso o abuso pueden ser aspectos que precipitan la dismorfia corporal.

 

En el entorno familiar, haber crecido en una familia donde se haya dado mucha importancia a la imagen corporal, condicionando la aprobación o el cariño a tener un físico determinado o donde algún miembro haya tenido problemas relacionados con el físico.

 

También el haber pasado experiencias de rechazo, abandono físico o emocional puede llevar también a realizar una atribución de este rechazo al aspecto físico.

 

Por último, como aspectos más personales o rasgos de personalidad, la rigidez mental y el perfeccionismo pueden ser factores que están muy presentes, así como una autoestima baja o inseguridad.

 

¿Cómo afecta la dismorfia corporal a la vida del paciente?

Las personas que presentan un problema de dismorfia corporal pueden haber sufrido durante muchos años, pudiendo presentar resistencia a hablar de lo que les pasa por vergüenza de verbalizar lo que piensan o sienten en relación a su cuerpo. Este hecho puede llevar a que aparezca resistencia para aceptar el diagnóstico.

 

Las personas pasan mucho tiempo de su vida centradas en la percepción de sus defectos o preocupadas por lo que los demás piensen o digan sobre los mismos y esto puede afectar a todas las áreas de su vida.

 

Es frecuente que pasen horas buscando remedios para ocultarlo, incluso valorando realizarse alguna intervención quirúrgica como solución. Puede que eviten situaciones sociales al pensar que los demás los miran o hablan de ellos y de sus defectos, que tengan dificultades en sus relaciones íntimas o que no salgan de su casa.

 

También, pueden mostrar conductas ritualizadoras para intentar alejar de su mente esos pensamientos y el malestar asociado a ellos. Comportamientos compulsivos como compararse, hacer ejercicio de manera compulsiva, cambiar de ropa frecuentemente, acudir continuamente a centros de cirugía o de belleza, comprobar continuamente el aspecto en espejos, escaparates o preguntar de manera obsesiva a su entorno.

 

Incluso pueden llegar a vulnerar el buen funcionamiento del cuerpo con tal de disimular esos defectos con los que no se sienten bien (exceso de maquillaje, taparse con el pelo de la cara…) Pensar que la apariencia física es el aspecto más importante al que se debería aspirar y encontrarse a disgusto con esta, afecta considerablemente a la autoestima pudiendo aparecer otros tipos de trastornos como ansiedad, depresión, TCA, TOC o incluso riesgo de suicidio.

 

Es frecuente que pasen horas buscando remedios para ocultarlo incluso
valorando realizarse alguna intervención quirúrgica como solución.

 

¿En qué consiste el tratamiento de la dismorfia corporal?

Es importante establecer una sólida relación terapéutica con el paciente que facilite el reconocimiento de este trastorno, así como que favorezca la identificación de los motivos por los que quiere cambiar y las consecuencias negativas de no hacerlo.

 

El abordaje tiene que ser holístico atendiendo a todas las dimensiones de la persona: mental, emocional y corporal, así como ir a la raíz del problema identificando el por qué la persona con este problema ha aprendido a percibirse así.

 

Las técnicas se adaptarán a las características de la persona. Entre algunas la psicoeducación, reestructuración cognitiva, prevención de respuestas, reentrenamiento en el espejo y entrenamiento de la atención. Además, terapia centrada en la compasión y terapia de aceptación y compromiso.

 

En casos graves, podría acompañarse con tratamiento psicofarmacológico.

Por María Bolaños
Psicología

La Sra. María Bolaños es una gran especialista en Psicología. Cuenta con más de 30 años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos ámbitos de la especialidad. En concreto, es experta en trastorno por atracóntrastornos alimentarios, obesidad ansiedad, trastornos psicosomáticos y estrés postraumático, entre otros tratamientos y patologías.

La Sra. Bolaños está licenciada en Psicología (Psicología Clínica) por la Universidad Complutense de Madrid y titulada como psicoterapeuta por la Federación Española de Asociación de Psicoterapeutas (FEAP) ) y está formada como coach personal certificada por ASESCO.


Comprometida con su formación ha ido sumando diferentes técnicas y herramientas para poder ofrecer a cada paciente un tratamiento ajustado a sus características.

Cuenta con un Máster en Psicoterapia de Tiempo y Psicología de la Salud en el Instituto Europeo de Psicoterapias de Tiempo Limitado y Psicología de la Salud, un Máster Cognitivo Conductual Social en el Centro Bertrand Russel y otro Máster de consultora en Psicoterapia con niños y adolescentes por Equipo Albor. Además, a lo largo de su trayectoria profesional, ha realizado numerosos cursos de formación para ampliar sus conocimientos en hipnosis clínica, terapia EMDR, técnicas de liberación emocional, técnicas mindfullness y terapia de aceptación y compromiso.

En la actualidad, trabaja en el Hospital Quirón de Málaga y de Marbella, en la Clínica del Lipedema de Madrid y en su propia consulta privada Sabios Cuerpos Psicología.

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