El derecho a la vida y a la integridad física: la percepción del dolor a lo largo de la historia

Escrito por: Dr. Ignacio Velázquez Rivera
Publicado: | Actualizado: 13/04/2023
Editado por: Mireia Frías

Decía Hipócrates 'Sedare Dolorem Opus Divinum est': "Sedar el dolor es cosa de dioses". Los especialistas en Unidad del Dolor no son considerados dioses, obviamente, pero sí tienen la íntima y profunda convicción de la necesidad de tratar el dolor y de la inutilidad y frustración del sufrimiento gratuito.

Son muchos los autores que han hablado acerca del dolor a lo largo de la historia

 

¿Por qué el dolor es diferente de unas personas a otras?

El dolor tiene, indudablemente, un importante elemento subjetivo. Por eso, lo que se percibe del dolor son las manifestaciones externas del paciente, tanto en su comportamiento gestual y en la verbalización de su dolencia como en su afrontamiento. Unas manifestaciones externas que vendrán dadas por la historicidad del paciente, por sus creencias religiosas, por sus condicionantes sociales y familiares y por sus fortalezas y debilidades personales.

 

La relación entre Dios y el dolor en Occidente

Indudablemente, en occidente, el concepto del dolor como vía de salvación o de redención ante Dios ha estado muy extendido y aún, hoy en día, demasiado enraizado en la sociedad, provocando contradicción entre la libertad del hombre y la omnipotencia Divina.

 

Clive Lewis, en su extraordinario libro “El problema del dolor”, despeja esta supuesta aporía: “Es muy difícil imaginar un mundo en el que Dios corrigiera los continuos abusos cometidos por el libre albedrío de sus criaturas. En un mundo así, sería imposible cometer malas acciones, pero eso supondría anular la libertad humana”.

Para tratar el dolor no se debe esperar ningún milagro, sólo creer que no es necesario
sufrir y confiar en la bondad de los medios que existen para tratarlo

 

Ante la pregunta, ¿Dios permite el dolor? Es recomendable la lectura del libro del Padre Jorge Ordeig, “El Dios de la alegría y el problema del dolor”. Donde de una forma rotunda y categórica, asevera: “El dolor no es un castigo de Dios”. Y frente a aquellos que sostienen que el sufrimiento humano reconforta a Dios, les responde: “No es lícito suponer que Dios nos envía un mal físico para sacar después un bien moral. El fin no justifica los medios. Desear el mal a alguien es pecado. Dios no peca”

Es de admirar como desde una profunda reflexión espiritual se puede llegar a planteamientos y soluciones de tan enorme practicidad.

 

En otro párrafo del libro, el Padre Ordeig sentencia; “Es voluntad expresa de Dios que luchemos contra el mal, contra el dolor y contra el sufrimiento”. Una afirmación que los expertos en esta especialidad que luchan contra el dolor todos los días reciben con admiración, alegría y agradecimiento.

 

Insiste en la página siguiente “¿Cómo debemos reaccionar ante el dolor? Combatiéndolo. Dios quiere que defendamos nuestra salud y nuestra vida”. Así es, una de las primeras cuestiones que debemos plantearnos para afrontar el dolor es no ignorarlo. Está, debemos ser conscientes de ello y no huir de su realidad.

 

Decía Clive Lewis en su ya mencionada obra "El Problema del Dolor": “El dolor, la injusticia y el error son tres tipos de males con una curiosa diferencia. La injusticia y el error pueden ser ignorados por el que vive dentro de ella, pero el dolor, en cambio, no puede ser ignorado, es un mal desenmascarado e inequívoco”.

 

 

¿Cómo afrontar el dolor?

El dolor no solo es un mal inmediatamente reconocible, sino un mal imposible de ignorar. Una vez asumida la existencia del mismo, el afrontamiento ha de ser activo (ponerse en manos de profesionales, iniciar prácticas de distracción, apoyo familiar y social) y no pasivo, de catastrofización (encerrarse en sí mismo y dejarse llevar por la situación).

El afrontamiento activo es el más adaptativo, demostrándose clínicamente que se produce una disminución en la intensidad del dolor, una mayor readaptación social y una más precoz reincorporación a la actividad laboral.

Ya en el S XVII, Thomas Sydenham, el Hipócrates inglés, el creador del Láudano, decía: “De los remedios que Dios ha dado al hombre para aliviar su sufrimiento, ninguno es tan universal y eficaz como el opio”. Y el Padre Ordeig lo ratifica en su libro: “Dios actúa a través de las realidades creadas sin que nos demos cuenta de su intervención”.

Para tratar el dolor no se debe esperar ningún milagro, sólo creer que no es necesario sufrir y confiar en la bondad de los medios que existen actualmente para tratarlo. El dolor, por tanto, hay que tratarlo de forma precoz y con todos los medios adecuados y correctos.

Todo el mundo tiene derecho a la vida y a la integridad física sin la necesidad de vivir con dolor

 

El derecho a la vida

No sólo es un Derecho Fundamental del Hombre, recogido en la declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y recogido en la Constitución Española en su artículo 15:”tenemos derecho a la vida y a la integridad física”, sino que forma parte de la ética del profesional de la sanidad. Una ética de máximo, una ética del deber aplicando el principio de justicia, el derecho a recibir el paciente un correcto equilibrio entre riesgos y beneficios y el principio de no maleficencia, extremar los beneficios y minimizar los riesgos.

No se debe escatimar un tratamiento adecuado para controlar el dolor, sólo por desconocimiento o temor al empleo de las drogas que debemos utilizar.

Decía Lanari: “Ningún enfermo debe desear la muerte porque su médico no le administra una dosis suficiente de analgésicos”.

 

 

 

 

 

Por Dr. Ignacio Velázquez Rivera
Unidad del Dolor

El Dr. Velázquez Rivera es un reputado especialista en Anestesiología y Tratamiento del Dolor con una extensa trayectoria profesional y amplia formación. Durante sus más de 30 años de experiencia, ha ocupado puestos de responsabilidad en centros médicos y hospitalarios de prestigio, habiendo sido Jefe de Sección del Servicio de Anestesiología y Reanimación y de la Unidad de Dolor en el Hospital Comarcal de Melilla, facultativo Especialista de Área del Hospital Clínico Virgen de la Victoria de Málaga, profesor de la escuela de Enfermería de  Melilla adscrita a la Universidad de Granada.

Además, es ponente en congresos nacionales e internacionales, habiendo publicado en revistas científicas con alto factor de impacto numerosos artículos. 

Actualmente, combina su práctica clínica en el Centro Clínico Biotronic Salud Granada con su plaza de Coordinador de la Unidad del Dolor del Hospital de Alta Resolución de Guadix. Es también Vicepresidente de la Asociación Andaluza del Dolor y Coordinador del Grupo de Trabajo de Opioides de la Sociedad Española del Dolor.

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