El 70% de los niños con TDAH sufren otro trastorno asociado

Escrito por: Dr. Sergio Oliveros Calvo
Publicado: | Actualizado: 15/02/2023
Editado por: Sofía Berrón

El TDAH es un trastorno crónico del neurodesarrollo, que aparece en la infancia y afecta entre un 5 y un 9% de los niños. Sigue presente en el 3-5% de los adultos. Sin embargo, su mayor reconocimiento en las últimas décadas apunta a que podría llegar a afectar hasta al 15% de los niños y al 9% de los adultos, cifra nada desdeñable a pesar de la escasa atención que se le presta.

Aunque se detecta más en varones (3:1), es muy posible que se infradiagnostique en mujeres por la menor incidencia de hiperactividad y mayor tendencia a la ensoñación observada en ellas, lo que hace más difícil su detección por ser menos disruptiva que la hiperactividad.

En torno al 40% de los síntomas del TDAH desaparecen o mejoran muy notablemente alrededor de los 16 años, independientemente de que hayan sido tratados o no, e independientemente del abordaje realizado. El tratamiento en la infancia no cambia el curso natural del trastorno que cambia su expresión a lo largo de la vida del paciente y le genera un importante deterioro funcional, lo que hace imprescindible su tratamiento, así como adecuar las intervenciones a las diferentes necesidades del paciente a lo largo de su vida. 

El TDAH afecta entre un 5 y un 9% de los niños

Las causas del TDAH

Todo apunta hacia una herencia genética compleja con varios genes implicados, así como a una influencia epigenética (TDAH en progenitores, edad del padre por encima de 45 años, consumo de tabaco y alcohol en el embarazo, bajo peso al nacer, etc.). Además, es posible que influya la tendencia moderna a segundas nupcias o inicio de la paternidad tardía por exigencias profesionales.
 

La diferencia entre el TDAH en niños y adultos

Los niños presentan dificultad para seguir instrucciones, no atienden cuando se les habla, son negligentes en sus tareas escolares, no terminan las tareas por cambio de su foco de atención, no organizan su trabajo, evitan tareas que requieran esfuerzo mental mantenido, pierden objetos y olvidan los plazos.

La hiperactividad genera temblor de los miembros inferiores cuando están sentados, salen de clase, se levantan para molestar a un compañero, incurren en riesgos, no obedecen, se mueven como si les impulsara una turbina, hablan más y más rápido de lo habitual, no dejan terminar las preguntas, se ven envueltos en peleas, no calculan las consecuencias de sus actos, son muy reactivos, roban y rompen objetos, juegan con el fuego, mienten, no esperan su turno y se meten en los juegos y conversaciones de los demás. Los profesores les toman por vagos y señalan que su rendimiento podría mejorar si se esforzaran.
 

Las niñas suelen mostrar una tendencia intensa a la ensoñación y muestran menos hiperactividad.

En el 60% de los pacientes en los que persiste tras la adolescencia, se observa una notable disminución de la hiperactividad, que suele transformarse en ansiedad. Sin embargo, sigue existiendo la impulsividad y el déficit de atención. El adulto sigue siendo desorganizado en su vida, olvidadizo, despistado, pierde objetos (llaves, teléfonos, etc.), incumple plazos, cambia con frecuencia de estudios o trabajo, presenta enfados frecuentes, es impulsivo, genera problemas familiares o de pareja, es incapaz de mantener rutinas y controlar sus finanzas, sufre frecuentes accidentes y realiza una conducción temeraria, tiene baja autoestima y logra muchas menos metas de las que se esperaría por su capacidad.

Un síntoma poco atendido por los especialistas en Psiquiatría es la anhedonia (falta de capacidad para disfrutar de actividades placenteras). Es un síntoma presente en casi la totalidad de los sujetos con TDAH y puede confundirse con un síndrome depresivo, sin embargo, sólo responde al tratamiento del TDAH, no al de la depresión

 

Patologías psiquiátricas asociadas al TDAH

El 70% de los niños sufren otro trastorno asociado (ansiedad, T. negativista desafiante, Trastornos de conducta, Trastorno del espectro autista, Trastorno obsesivo compulsivo, tics o depresión) y el 90% de los casos no tratados en la infancia desarrollan una comorbilidad en el adulto.

Los trastornos más frecuentes en el adulto son ansiedad, depresión, fobia social, abuso de sustancias, trastornos de la conducta, trastorno bipolar, trastornos de alimentación (anorexia nerviosa purgativa y atracón, en especial), trastorno del espectro autista, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno límite de personalidad.
 

La adicción, una de las consecuencias más frecuentes del TDAH

Las adicciones son una de las comorbilidades más frecuentes en adolescentes/adultos con TDAH y están asociadas a un peor pronóstico. El adolescente con TDAH suele descuidar sus estudios y frecuentar ambientes marginales donde toma contacto con las drogas. Percibe que el alcohol y el cannabis calman su ansiedad y que la cocaína y metanfetamina mejoran su ánimo y su atención. Comienzan a emplear las drogas a modo de autotratamiento, pero luego desarrollan dependencias entre otros problemas consustanciales a los tóxicos empleados (desempleo, marginalidad, complicaciones legales por hurtos o daños, inestabilidad en sus relaciones personales y laborales, aislamiento, etc.). Todo ello empeora su evolución y su pronóstico.
 

La importancia del tratamiento del TDAH en la infancia

El tratamiento del TDAH desde la infancia reduce en un 70 o 90% la incidencia de patologías psiquiátricas en adultos. Es un hecho verificado que no admite discusión. De ahí la importancia de tratarlo en la infancia.

Muchos pacientes interrumpen su tratamiento en la adolescencia y acuden pasados muchos años en situaciones muy desfavorecidas (paro, divorcio, pobreza, adicciones, etc.) por trastornos comórbidos. De ahí la importancia de un diagnóstico diferencial meticuloso y acertado.

El tratamiento del adulto con TDAH debe descansar en un equipo que facilite simultáneamente un abordaje farmacológico, un abordaje psicoterapéutico y un abordaje psicosocial. El tratamiento farmacológico es esencial, es el cimiento de la ayuda, pero el paciente suele requerir una reconstrucción de su identidad y mejorar sus desajustes y cogniciones aberrantes sobre sí mismo en una psicoterapia. Por último, necesita obtener un apoyo que les ayude a su reajuste en la sociedad y el mundo laboral mediante una psicoeducación y una rehabilitación psicosocial.

Por otro lado, el diagnóstico y tratamiento específico de los trastornos comórbidos es esencial. Si nos limitamos a tratar sólo los trastornos comórbidos, fracasaremos en ambos lados. Se ha podido comprobar que el tratamiento del TDAH mejora la respuesta al tratamiento del trastorno asociado que, con frecuencia, muestra resistencia o mejoría sólo parcial con el empleo único del tratamiento específico. Por eso es tan importante profundizar en el diagnóstico y abarcar todas las facetas de la patología del paciente. 


El TDAH aumenta mucho el riesgo de pobreza en el adulto cuando no se trata o se trata de forma inadecuada. También aumenta el riesgo de desempleo, empleo inestable, subempleo, divorcio y soledad. Son sólo ejemplos de la necesidad que tiene esta población de un apoyo y un tratamiento mantenido que les ayude a progresar y preservar lo que consiguen.  Con la debida cobertura terapéutica, el paciente no sólo puede dejar de ver deteriorado su funcionamiento, sino que puede incrementarlo hasta casi equipararlo y tener una vida indistinguible a la de la población sana. Al igual que un diabético o un hipertenso, solo necesitan ser correctamente diagnosticados y tratados.

Por Dr. Sergio Oliveros Calvo
Psiquiatría

El Dr. Sergio Oliveros Calvo es un Psiquiatra especializado en psiquiatría dual, con especial atención al TDAH comórbido del adulto, trastornos del espectro obsesivo, trastornos del control de los impulsos (adicciones comportamentales, trastorno límite de personalidad) , distimia, acoso laboral y adicciones. Ofrece una completa e integradora visión de la enfermedad mental gracias a su sólida formación en psiquiatría y psicoterapia, y a sus más de 30 años de experiencia clínica e investigadora.

Ha realizado parte de su formación en Estados Unidos y ha dirigido numerosas investigaciones científicas. Sus conocimientos y trayectoria profesional le han valido para ser docente en numerosos centros, tanto en España como en Estados Unidos.

Actualmente dirige su propia clínica, Grupo Dr. Oliveros en Madrid.

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