Dolor físico y emocional: la fibromialgia

Escrito por: Dra. Carmen Jodar Casanova
Publicado:
Editado por: Yoel Domínguez Boan

La fibromialgia es una enfermedad sin una causa física conocida o aparente que produce una alta sensibilidad al dolor. En este caso, se trata de pacientes con un dolor de tipo osteomuscular, articular...

 

A su vez, la enfermedad viene acompañada de varios síntomas físicos como pueden ser problemas digestivos, cutáneos, una afectación psíquica importante, ya que produce un dolor incapacitante y un estado de ánimo de ansiedad y depresión. De esta forma, se crea un círculo entre el estado de ánimo, la sensación de dolor y la percepción del dolor.

 

Normalmente, la fibromialgia afecta en la mayoría de los casos a mujeres, con edades comprendidas entre los 40 y 55 años aproximadamente y en la mayoría de los casos se trata de personas con un nivel de auto exigencia alto, con una importante carga familiar o laboral y que puede haber vivido una situación o un episodio de tipo estresante en su vida. 

 

 

Causas y origen de la fibromialgia

Hoy en día, se cree que existe algún desencadenante que produce la hipersensibilidad al dolor, es decir, una afectación a las terminaciones sensitivas que producen una liberación por parte de los neurotransmisores encargados de enviar la señal del dolor. Estos se ven liberados con más facilidad, lo que produce un mantenimiento de los neurotransmisores en las zonas sensibles, por lo que el dolor se cronifica, tratándose de un síndrome de sensibilización central. 

 

No obstante, el origen de la fibromialgia no está claro, ya que no existen marcadores en sangre, ni pruebas físicas que demuestren la existencia de la enfermedad, sino que ésta se diagnostica mediante una historia clínica y examinando los conocidos como “puntos gatillo”, unos puntos dolorosos que se encuentran en el cuerpo y que son sensibles a la palpación. Durante el proceso de diagnóstico, se descartan otras patologías hasta alcanzar el diagnóstico correcto.

 

En cuanto a posibles factores de riesgo, en el caso de la fibromialgia no parece haber una carga genética, aunque sí un factor ambiental, aunque no por la existencia de un marcador, ya que no existe nada físico. Parece estar más relacionado con factores ambientales y con las con las vivencias de cada individuo en concreto.

 

 

Síntomas y signos de la fibromialgia

Normalmente, los primeros signos de la enfermedad son un dolor de tipo inespecífico en alguna articulación concreta o a nivel muscular, como el dolor lumbar, la cervicalgia, el dolor de cuello o la cefalea

 

La enfermedad empieza con un dolor corporal que se va extendiendo. No existe un síntoma concreto que determine el principio de la enfermedad, sino que se trata de síntomas erráticos. 

 

Este dolor se va cronificando, afectando al estado de ánimo, al sueño... La localización más frecuente es la zona lumbar, cervical y la cabeza, y posteriormente pasa a las articulaciones. En algunos casos también se producen dolores a nivel intestinal, aunque normalmente el síntoma principal es el dolor osteomuscular y articular.

 

El dolor de la fibromialgia dificulta la calidad de vida del paciente
 

 

 

¿Cómo afecta la fibromialgia?

La fibromialgia se trata de una enfermedad progresiva, afectando cada vez más a la vida del paciente, convirtiéndose el dolor en un un factor incapacitante de la persona, que no puede llevar a cabo las actividades que desea cuando ella quiere o no puede conseguir un buen descanso a la hora de dormir debido a la intensidad del dolor

 

Este mal descanso afecta al paciente a nivel general: se levanta de peor ánimo y con una sensación más alta de dolor, haciendo éste mella en el estado anímico. De esta manera comienza el círculo: el dolor es el primer signo en manifestarse, pero poco a poco se ven síntomas emocionales. 

 

En ocasiones, los síntomas emocionales están relacionados, pero no aparecen hasta que el dolor físico despierta el empeoramiento del estado del dolor. No obstante, el empeoramiento del dolor y de los síntomas psicológicos va de la mano en todas las enfermedades de dolor, especialmente en la fibromialgia. 

 

 

Diagnóstico de la fibromialgia

No existen pruebas físicas que confirmen la enfermedad. Se trata de un diagnóstico clínico por exploración física, en la que se tocan los llamados "puntos gatillo", puntos de localización en la espalda, a nivel lumbar, cervical, dorsal, codos y caderas, y estos 18 puntos pueden doler en una determinada intensidad. 

 

A su vez, se va descartando la existencia de otra patología física orgánica, como patologías reumáticas. Una vez descartada, y realizada la exploración física, se puede diagnosticar la enfermedad. 

 

 

Opciones de tratamiento

Las opciones pasan por abordar el dolor desde varias esferas, como física y emocionalmente, ya que el estado de ánimo se encuentra siempre ligado. 

 

Se encuentra una afectación cognitiva, emocional, social e incluso conductual, por lo que es posible que se tenga que enseñar al paciente a reconducir su vida. Se trata de una patología crónica, a mayor afectación emocional, más dolor. 

 

Así, la enfermedad se trata desde dos puntos de vista: físico y psicológico, ya que es importante tratar de reconducir la sensación cognitiva emocional con una serie de conductas, abordando posibles traumas emocionales de la vida del paciente... 

 

En mi consulta se trata una teoría: existe un desencadenante en la vida (un trauma emocional o una situación vital estresante) que son las causantes de la aparición del dolor, por lo que se debe abordar desde el punto de vista emocional. En algunas ocasiones se trata de una suma de varios traumas de los cuales la paciente no es consciente. 

Dra. Carmen Jodar Casanova

Por Dra. Carmen Jodar Casanova
Medicina Familiar

La destacada Dra. Jodar Casanova es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia. Es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria por el Hospital Juan Ramón Jiménez y cuenta con un máster en Cuidados Paliativos por la Universidad Pontificia de Comillas.

Con más de una década de experiencia, ha trabajado en diversos Centros de Salud de Huelva y Sevilla. También ha dirigido la Unidad de Gestión Clínica de Olivares y, actualmente, atiende en su consulta privada en la C/ Virgen del Valle, 2 (Sevilla). Ha compaginado su labor con la docencia, siendo profesora del máster de Cuidados Paliativos de la Universidad de Sevilla, entre otros.


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