Disfagia: pautas para evitar que los alimentos se queden atascados
Escrito por:La disfagia es un trastorno, no una enfermedad, caracterizado por una dificultad en transportar el bolo alimenticio de la boca al estómago. Este problema puede complicarse si el alimento entra en las vías respiratorias, entonces, por acto reflejo tosemos para liberar la zona.
Toser mientras se come, no es algo normal, como tampoco lo es tragar con dificultad. En muchos casos, es consecuencia de accidentes cerebrovasculares, Alzheimer, Parkinson o traqueotomías, dolencias que producen afecciones en la lengua, los músculos de la garganta y el esófago. Considero que la disfagia está infradiagnosticada, porqué debe ser tratada por un logopeda.
Tratamiento: pautas para evitar que los alimentos se atasquen
Con respecto a su tratamiento, es necesario seguir una serie de pautas para evitar que los alimentos se queden atascados: ejercicios para fortalecer los músculos de la mandíbula, sentarse erguidamente, y dejar pasar tres horas tras la cena antes de irse a dormir, ingerir alimentos en trozos pequeños y acompañándolos de abundante líquido y dedica un tiempo considerable a las comidas para masticar y tragar pausadamente.
Las personas que padecen este problema, viven una odisea y sentarse a la mesa a comer deja de ser un placer, la gran mayoría de ellos tienen que comer cosas trituradas. Así que para solucionar esta situación, debemos acudir al logopeda, hacer más atractiva la comida y preparar recetas suculentas que eviten riesgos innecesarios que puedan perjudicar la salud a la hora de ingerir los alimentos.
Lo primero que hay que tener en cuenta para comer bien es la postura. Todos las personas con problemas de deglución o disfagia deben comer incorporados a 90 grados con los pies apoyados en el suelo y con respaldo corto o inclinado hacia delante y, preferiblemente, con el cuello hacia abajo. De esta forma se protegerá la vía aérea.
Tras la ingesta es recomendable, además, estar incorporado un tiempo para evitar que la comida haga retroceso y se vaya a las vías respiratorias. Asimismo, es fundamental evitar distracciones durante la comida, para estar concentrados en el momento de tragar. Hay que ser conscientes del proceso.
Tomarse el tiempo adecuado para comer y masticar bien los alimentos tiene más beneficios de los que pensamos:
- Favorece la digestión
Es esencial masticar de forma pausada y triturar bien los alimentos para obtener todos los beneficios del proceso digestivo. En la fase de masticación y salivación el organismo se prepara para la digestión, se envían señales al cerebro para que active los receptores del gusto y comience a segregar las enzimas digestivas. A su vez, se estimula la actividad contráctil del intestino delgado, que ayuda a mezclar el bolo alimenticio con las enzimas digestivas y la bilis, pone en contacto los nutrientes digeridos con la mucosa intestinal para que se absorban y envía el material desechado al intestino grueso.
- Nos hace sentir más saciados
La sensación de saciedad es una respuesta cerebral. Aproximadamente, 20 minutos después de empezar a comer, el cerebro segrega unas hormonas que nos indican que ya estamos saciados.
Si comemos demasiado deprisa esta señal llega tarde, cuando ya hemos ingerido más cantidad de la que realmente necesitamos.
- Previene la obesidad
Estudios realizados confirman que las personas que ingieren los alimentos de forma lenta tienen un riesgo de un 42% menor de ser obesos que quieres comen rápido. Comer más rápido tarda más sentir la sensación de saciedad, por lo que se suele comer más de lo que se debe. Comer lentamente cada bocado nos proporciona la sensación correcta de saciedad, por lo que también se tiende a picar menos entre horas y eso favorece las dietas, menos calorías.
Mejorar la digestión permite mantener el metabolismo activo, por lo que hay una mejor capacidad de eliminar las grasas y las toxinas.
- Cuida la salud bucodental
La salivación que se produce al masticar y triturar bien los alimentos evita que éstos se adhieran a los dientes, así que previene la formación de placa bacteriana y caries. Además, al masticar mucho se ejercitan las encías, ayuda a mantener la mandíbula y los dientes fuertes.
- Relaja y mejora el ánimo
Comer de forma pausada y masticar bien hace que el comer sea un placer, se disfruta más de los sabores, nuestra respiración es más armónica, aumentamos la oxigenación del organismo, estamos más relajados y mejora el estado de ánimo.