Detectar a tiempo trastornos de la conducta alimentaria

Escrito por: Adrián Torres
Publicado: | Actualizado: 16/03/2023
Editado por: Margarita Marquès

La adolescencia es una etapa de detección de problemas alimentarios o trastornos de la conducta alimentaria (TCA), entre los que destacan la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón. Estos trastornos alimentarios, considerados también trastornos mentales graves, son un problema de salud pública a causa de su elevada incidencia, en especial entre los jóvenes.

 

Los trastornos alimentarios se producen a causa
de la dependencia de la valoración de los demás

 

Todos los trastornos alimentarios comparten una serie de factores comunes:

  • Miedo a engordar
  • Miedo a ser rechazado
  • Alteración del peso
  • Obsesión por la silueta y la imagen corporal

 

En muchos casos, los trastornos alimentarios se producen a causa de la dependencia de la valoración de los demás. Esta dependencia ocasiona alteraciones graves en la conducta alimentaria y la relación con la comida se convierte en la manera de controlar las propias emociones y de expresar sentimientos que no saben gestionar.

 

Por este motivo, es importante que el objetivo del tratamiento y la prevención se centre en conseguir el restablecimiento físico, así como el desarrollo de la autoestima y la gestión de las emociones.

 

Para evitar el desarrollo de un cuadro grave de estas enfermedades es importante detectar precozmente estos trastornos alimentarios, porque permite mejorar el pronóstico, así como el tiempo de evolución de la enfermedad y la intervención temprana.

 

Programa de prevención de trastornos alimentarios

Existe un programa de prevención de estos trastornos en el que participan profesionales especializados en trastornos de la conducta alimentaria. Este programa va dirigido a alumnos de educación secundaria y se complementa con una formación dirigida a profesores, padres y profesionales sanitarios. Está dividido en tres fases:

 

La primera fase es la de prevención primaria y está destinada a potenciar una autoimagen positiva, un espíritu crítico y una buena autoestima. Consta de tres sesiones:

  • Hábitos alimentarios saludables
  • Herramientas para que puedan ser críticos con la realidad que les rodea
  • Autoestima

 

La segunda fase se caracteriza por la recogida de datos para detectar casos de personas que puedan padecer TCA o que estén en riesgo de padecerlos.

 

La última fase es la que comprende la prevención secundaria. En esta fase se cita a los padres de los jóvenes que presentan rasgos de alerta y se realizan siete sesiones con los jóvenes y tres con los padres dirigidas a la implantación de hábitos saludables, comunicación y defensa ante la presión social de estereotipos.

 

Resultados del programa

En las zonas en que ya se ha implementado este programa, el 5,6% de los jóvenes han mostrado señales de alerta, lo que ha permitido una intervención temprana.

 

Los institutos son lugares adecuados para detectar problemas y llevar a cabo programas de prevención, que pueden contribuir en la prevención del desarrollo de estas enfermedades de grave riesgo para la salud física y mental de los jóvenes.

 Adrián Torres

Por Adrián Torres
Psicología


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