Dependencia emocional: aprende a quererte
Escrito por:Las personas somos de los seres más dependientes que existen en el planeta, si nos atenemos a todas las necesidades que durante muchos años cubrimos con nuestros protectores, familia, educadores y todas aquellas personas que pertenezcan a ese círculo, que con mayor o menor suerte nos acoge desde que nacemos y hasta mucho tiempo después. Esta es una debilidad que bien cubierta, nos hace fuertes y resistentes, de manera que gracias a ello podamos vivir de manera autónoma y equilibrada el resto de nuestra vida.
Como todo proceso adaptativo no está exento de dificultades, muchas de ellas producidas por defecto, caso de aquellas personas que carecen, por diferentes circunstancias, de un apego familiar fuerte y seguro o, al contrario; por exceso, personas que experimentan también a largo plazo los efectos de la sobreprotección ejercida por el entorno. En cualquier caso, las emociones que experimentamos, cómo las digerimos, gestionamos y en definitiva cómo vivimos ese repertorio emocional a lo largo de nuestra vida será clave para valernos por nosotros mismos, desarrollarnos con confianza e independencia o por el contrario, experimentar emociones que nos superan y estilos de vida que más que ayudarnos a ser felices nos acurrucan ante el miedo, ante lo nuevo, ante la seguridad que necesitamos para vivir nuestra propia vida.
Tus emociones no están ahí por casualidad, son indicadores que hay que saber interpretar, acoger y gestionar. Y o lo haces tú o es posible que lo hagan otras personas por ti.
Actuar ante la dependencia personal
La dependencia emocional que experimenta una persona en relación a otra u otras personas es más fácilmente detectable por otros que por uno mismo. La razón fundamental es que, aunque exista una parte de nosotros que lo sepa, que lo intuya, que incluyo lo pueda identificar en otras personas… en uno mismo están en juego emociones como el miedo, la seguridad que da la costumbre, la tranquilidad de sentir que hay alguien ahí, la autoestima falsa que genera sentir que importo a alguien o simplemente la terrible sensación de vacío cuando me alejo y camino hacia la separación.
Es que no termino de estar bien.
Siento que no me conviene esta persona, pero algo dentro de mí… ¿se reconforta?
Es que lo de estar sola…
No puedo evitar pensar en ella…
Puedes intentar hacer tu propia lista de excusas o argumentos para ti. Pero seguirlos como hasta ahora solamente te llevará más cerca aún de donde ya estás.
Prueba y haz algo distinto y experimenta lo que debería ser tu independencia emocional. Comienza por nuevas preguntas que te ayuden a la reflexión más profunda que necesitas en este momento:
- ¿Eres capaz no solo de saber lo que quieres sino de aceptar únicamente aquello que te conviene y que te mejora como persona?
- ¿Estás dispuesto a empatizar con los demás, pero sin ponerte en segundo lugar, es decir, siendo capaz de entender tus propias necesidades reales?
- ¿Te atreves a decir sin miedo que la persona a la que más quieres eres tú misma?
- ¿Podrías interiorizar la idea de que a quien de verdad necesitas es a ti misma?
Continúa reflexionando:
Detecta tus miedos, con absoluta sinceridad.
¿A qué atribuyes que puedas sentirte más segura con alguien que contigo misma? Piensa que no solamente no es real, sino que podrías estar en claro riesgo para ti. Valora la importancia de ser lo más objetiva posible.
¿Nunca te sentiste suficiente para ti? Debes saber que no estamos incompletos, aunque durante años lo parezca. Dispones de todos los ingredientes y solo has de mezclarlos y probar lo que salga. ¿no te gusta? Pues eres tú. Y en este caso tenemos otro problema cuya solución pasa por aprender a quererte lo suficiente como para entender que tus emociones están deseando experimentarlo, es decir, descubrir tus claves para aceptar desde la calma las más difíciles y fomentar por ti misma, las más positivas. Tu equilibrio emocional, la distancia entre tu felicidad y tu infelicidad solo está en ti. Aunque tu dependencia te lleve a pensar lo contrario, nadie puede manejar ese encuentro.
¿Quizá creíste que esa vulnerabilidad infantil es para siempre? Pasa a la acción y empezarás a ver que no es así.
Demuéstrate progresivamente que puedes quererte más, poco a poco.
Encuentra aspectos personales que nunca has tenido en cuenta y que representan una parte importante de ti, que te hacen diferente, que alguna vez apreciaste, aunque luego olvidaste.
Reencuéntrate con experiencias del pasado que te gustaron y que quizá abandonaste, actividades, personas, gustos… una nueva oportunidad que te da intentarlo.
Prueba un nuevo repertorio de acciones y date la oportunidad de poner el foco en nuevas experiencias, pensamientos y reflexiones. La vida es cambio y tú puedes provocarlos también. Desmonta la idea de que es mejor lo conocido que lo que está por conocer.
Conforme te vayas encontrando a ti misma descubrirás lo que en muchas ocasiones te han dicho, que cuando te sientas plena, lo demás será libremente escogido, estarás con alguien si lo deseas, pero será desde la libertad no desde la necesidad, dejarás de permanecer con alguien si lo deseas no necesariamente con su aprobación.
Piensa que, en ese camino, siempre habrá personas que te ayuden, pero desde el profundo respeto a tu libertad, a tu autonomía y a tu ritmo.
Si deseas más información, consulta con un especialista en Psicología.