¿Cuál es el tratamiento para una estenosis medular?

El tratamiento de la estenosis medular en sus primeras etapas y cuando aún no está plenamente desarrollado es casi siempre conservador. El especialista en Traumatología marca una pauta médica fundamentalmente sintomática a base de anti-inflamatorios, de relajantes musculares y de analgésicos, combinada con una rehabilitación apropiada y otra serie de medidas importantes.

Algunas de estas medidas son, por ejemplo, llevar una faja ortopédica, reducir el peso corporal y sobre todo tratar una osteoporosis vertebral que casi siempre coexiste con la artrosis degenerativa. Este último factor es muy importante porque la osteoporosis provoca que las desviaciones de la columna se incrementen y, por supuesto, que el dolor se multiplique por dos.

Como tratamiento coadyuvante en algunos casos se puede emplear la Radiofrecuencia (Rizolisis) a nivel de las pequeñas articulaciones para únicamente eliminar el dolor. Este tratamiento también se utiliza cuando las medidas conservadoras no son suficientes para eliminar el dolor y cuando empiezan a aparecer síntomas derivados de la estenosis.

Algunos de estos síntomas son la ciática, la pérdida de fuerza en miembros tanto superiores como inferiores, la pérdida de la sensibilidad, los calambres y hormigueos, la dificultad de la marcha y a veces la imposibilidad de flexionarse o agacharse. Todos ellos siempre aparecen cuando el paciente está activo, es decir cuando se encuentra en bipedestación, sentado o caminando. Cuando el paciente se tumba en cama, los síntomas mejoran de forma importante y esto significa que esta persona requiere un tratamiento quirúrgico.

¿En qué consiste el tratamiento quirúrgico de la estenosis medular?

El tratamiento quirúrgico consiste fundamentalmente en efectuar una operación para descomprimir la médula y los nervios que salen de ella. Dicha descompresión se realiza por eliminación de todos aquellos elementos que presionan sobre los nervios, procediendo a un recalibraje del canal medular.

Este tipo de operaciones son muy delicadas pero muy eficaces, y suelen realizarse mediante técnica de microcirugía, usando el microscopio quirúrgico.

A continuación se procede a re-estabilizar la columna vertebral mediante instrumentos tales como los fijadores vertebrales. Estos son unas prótesis con tornillos, los cuales se fijan a las vértebras y se unen entre sí con barras de titanio para mantener una estructura rígida que impida que las vértebras se puedan dislocar.

A ello, se le añade una serie de injertos óseos que se toman del propio lecho vertebral y de la cresta iliaca posterior. Estos se colocan sobre las propias vertebras tratadas y una vez consolidan, hacen que las deformidades y estrecheces corregidas ya no vuelvan para atrás nunca más. De esta forma se consigue un resultado definitivo y que es para toda la vida del paciente.