La vida útil de una corona dental: ¿zirconio o metal-cerámica?

Escrito por: Dr. Rafael Menéndez
Publicado: | Actualizado: 11/01/2021
Editado por: Alicia Arévalo

A veces, cuando acudimos a la consulta del dentista tenemos el dilema de escoger entre coronas en zirconio o de metal-cerámica (normalmente, estas últimas de menor precio). La tendencia actual, cuando podemos permitírnoslo económicamente, es elegir las realizadas en zirconio, pensando que por ser más caras van a ser mejores o más apropiadas. Sin embargo, no es exactamente así. Para que una corona dure muchos años, deben de concurrir muchos factores, siendo el material del qué está hecha el menos importante.

 

En una corona dental apenas hay diferencia de durabilidad o de estética
si hay una buena preparación, sea de zirconio o de cerámica

 

La vida útil de una corona dental

Lo primordial para que una corona tenga una larga vida útil, sin problemas, es que la raíz esté sana y haya sido endodonciada correctamente; esto último depende de las buenas manos del profesional.

 

Otro factor importante es que la talla que se realice a la pieza que va a ser coronada esté hecha correctamente y que la impresión (medida que se envía al protésico) haya sido perfectamente tomada. Estas dos cosas también dependen de la destreza del odontólogo o médico estomatólogo que lo ejecute.

 

No menos importante es el trabajo del protésico al que se envía la impresión. El taller debe ser capaz de hacer una corona bien ajustada, con perfectos puntos de contacto entre los dientes adyacentes (sino se mete comida entre ellos), color, maquillaje y la altura de oclusión, para que no pegue incorrectamente en el diente que se le opone.

 

Esto indica que para conseguir una buena corona, intervienen varios factores y diferentes personas. Si algo de esto falla (independientemente del material que utilicemos), la corona no durará, o se nos meterá comida entre los dientes, o se nos irritaran las encías (sangrado, mal aliento).

 

 

¿Es más estética una corona de zirconio o de metal-cerámica?

Una corona de zirconio no tiene por qué ser más estética que una de metal-cerámica y viceversa. Todo depende del médico estomatólogo o del odontólogo que endodoncia, talla y toma las medidas, así como de las habilidosas manos y aptitudes artísticas del protésico que la realiza.

 

Aunque hoy en día hay máquinas que ayudan a la fabricación de las prótesis, el proceso final es totalmente artesanal, dependiendo por ello de la habilidad y sensibilidad artística de quien lo ejecuta.
 

Corona de zirconio (izquierda) y corona de metal-cerámica (derecha)



A continuación, se muestra el ejemplo de una paciente a la que le hemos cambiado una corona en zirconio (que supuestamente tendría que ser muy estética), que le habían colocado y que era desmesuradamente grande, no se ajustaba bien a la encía, se enganchaba la cinta dental, la producía mal aliento. Pese a ser de zirconio, el aspecto que tenía es mucho menos natural que la corona de metal-cerámica maquillada, mucho mejor ajustada, más pequeña para ser acorde al tamaño de sus muelas y, además, estéticamente no se distingue apenas del diente anterior. También se puede apreciar que la otra muela, que todavía tiene corona de zirconio detrás de ésta, es mucho menos natural que la de metal-cerámica y de un tamaño inadecuadamente grande.

 

Corona de zirconio desmesuradamente grande y
corona metal-cerámica más ajustada y natural (de izquierda a derecha)

 

Se pueden hacer coronas de zirconio también con aspecto muy natural, pero al ser un material cerámico sinterizado el ajuste que se puede conseguir no es tan bueno como el de un metal que sea colado o producido mediante técnica CAD-CAM.

 

Un buen protésico puede hacer una corona de zirconio o una de cerámica igual de estéticas, de tal manera que colocadas no se distinguirían una de la otra. Si la adaptación a la encía y la talla son correctas, en la de metal-cerámica nunca se va a ver en el cuello del diente, o una línea oscura. Si con el paso del tiempo se produce una decalcificación (se sube la encía), quedan los cuellos al descubierto, y ni una ni otra conservarán la estética.

Por Dr. Rafael Menéndez
Odontología y estomatología

El Dr. Menéndez, especialista en Odontología y Estomatología, se ha formado académicamente en ámbitos internacionales, primero especializándose en Estomatología por la Universidad Pierre et Marie Curie en París y más adelante en Periodoncia y en la colocación de implantes maxilares, mandibulares y pterigoideos en el Hospital de Tonnerre en Francia con el profesor J.M Toulasne. Desde 1984 trabaja en su propia consulta privada en Madrid y en Santander, estudiando la problemática del paciente desde un punto de vista médico, pudiendo a través del examen de la cavidad bucal, analítico y/o radiográfico, encontrar patologías desconocidas por el paciente y para las que no seguía el tratamiento adecuado.

Además, en su clínica también cuenta con un servicio de Medicina-Patologia Bucal, Dolor Orofacial y ATM, desde donde atiende a pacientes con múltiples patologías que se producen en el territorio bucal y no tienen que ver directamente con los dientes o las encías

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