¿Cómo saber si mi hijo padece TDAH?
El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es el trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia. Es un trastorno cognitivo-conductual con una sintomatología clínica muy heterogénea aunque identificable a través de unos síntomas nucleares: inatención, hiperactividad e impulsividad, generalmente bien definidos, que evolucionan a lo largo de la vida.
Afecta con mayor frecuencia a varones, pero puede sufrirlo cualquier persona independientemente de su sexo, “raza” o nivel sociocultural.
Por su repercusión en el ámbito académico, emocional, social y familiar y el elevado impacto que supone a nivel socio-económico, debe ser considerado un problema de salud pública de primer orden.
Todo esto condiciona la importancia de un diagnóstico y tratamiento precoz que mejore en la medida de lo posible su pronóstico evolutivo.
¿Cómo podemos darnos cuenta de que nuestr@ hijo@ padece TDAH?
Los síntomas pueden aparecer desde preescolar hasta la vida adulta, y en cada etapa los signos y síntomas pueden variar.
El diagnóstico suele realizarse entre los 6 y los 9 años de edad, momento en el cual, el aumento de las exigencias académicas precisa de un buen nivel atencional y/o el estado de actividad inapropiado llama definitivamente la atención de los maestros.
Los signos de alarma
- 1ª Infancia o Preescolar:
La hiperactividad se puede expresar en forma quejas de los cuidadores por incapacidad para estarse quietos en la asamblea, por cambiar continuamente de actividad sin haber acabado la anterior y por su desorganización. A veces son destructivos.
Las consecuencias de esa hiperactividad se pueden manifestar en forma un mayor número de accidentes, rabietas frecuentes y conductas oposicionistas-desafiantes que alteran sus relaciones, problemas adaptativos…
- Inatención: se muestran dispersos, especialmente en tareas monótonas. No hacen caso cuando se les habla. Pierden cosas…etc
- Impulsividad: se expresa con dificultad para seguir reglas en el juego, Intolerancia a la frustración.
- Problemas específicos: algunos tienen problemas relacionados con la alimentación, el sueño, o presentas síntomas funcionales como dolor abdominal recurrente si causa médica justificable por ejemplo.
- Entre los 6 y los 13 años:
Continúa hiperactividad.
- Se evidencian más los problemas atencionales e impulsividad.
- Bajo umbral a la frustración.
- Problemas de planificación y ejecución de tareas escolares: problemas de planificación, precisan de un adulto para hacer las tareas, no gestionan bien el tiempo. Pueden tener dificultades específicas para redactar, leer con fluidez, recordar lo leido, o realizar operaciones matemáticas… etc. No administran bien su tiempo, descuidan el material, no aprenden de sus errores…etc
- Desde el punto de vista conductual pueden ser impulsivos, responden de forma precipitada sin pensar, no privatizan sus emociones, tienen baja tolerancia a la frustración, y en el caso de los hiperactivos, no ven el peligro, no respetan las normas del juego, no ven el peligro y son capaces de interrumpir sus acciones.
- En este periodo pueden aparecer déficits en habilidades sociales. Puede establecerse, si no hemos intervenido a tiempo, un problema de autoconcepto y baja autoestima.
Qué implicaciones tiene:
- Dificultades de aprendizaje.
- Fracaso escolar.
- Problemas de relaciones sociales.
- Baja autoestima.
¿Esta patología mejora o desaparece con el tiempo?
Esta patología mejora con el tiempo. Sin embargo, se estima que aproximadamente el 75% de los niños con TDAH presentan síntomas en la adolescencia, en un 25% de ellos graves; afectan al rendimiento académico, social y emocional.
Los principales factores que determinan una evolución negativa del mismo es la presencia de un componente importante de impulsividad/hiperactividad, trastorno de conducta asociado, antecedentes familiares de TDAH, mala relación padres-hijo o un mal abordaje del trastorno desde el punto de vista terapéutico.
Podemos afirmar que existe una situación de infradiagnóstico en adolescentes y adultos, por lo que debemos sensibilizarnos para realizar una adecuada detección en el adolescente.
¿Cuáles son sus síntomas en adolescentes y adultos?
- Adolescentes
- Sensación de inquietud interior, en lugar de hiperactividad
- Trabajo escolar desorganizado, dificultad para trabajar independientemente
- Conductas de riesgo (abuso de sustancias, relaciones sexuales precoces y de riesgo, apuestas…etc) •
- Baja autoestima
- Mala relación con los compañeros
- Dificultades con la autoridad, aunque no siempre por su culpa.
- Adultos
- Problemas de inatención y concentración.
- Desorganizado en sus planes.
- Olvidadizo.
- Dificultad para iniciar y finalizar proyectos.
- Cambia de actividad prematuramente.
- Juzga mal el tiempo disponible.
- Decisiones impulsivas.
- Inestabilidad laboral y problemas conyugales.
¿Qué tratamientos existen actualmente?
Debemos partir de la base de que los objetivos fundamentales del tratamiento no deben limitarse a mejorar a corto plazo los síntomas nucleares del trastorno. Por ello, es importante señalar la necesidad de tratar a los niños de una forma global que incluya, no solo el tratamiento de la sintomatología propia del TDAH, sino también incluir el tratamiento de los posibles trastornos comórbidos y fomentar los cambios necesarios en el entorno familiar y escolar para conseguir la mejor integración posible del niño.
Debemos realizar un plan de tratamiento multimodal e individualizado que incluya no solo tratamiento farmacológico, sino también intervenciones conductuales, psicoeducativas y psicológicas.
Los fármacos de primera linea en el tratamiento farmacológico del TDAH podemos dividirlos en dos grandes grupos: psicoestimulantes y no estimulantes.
Actualmente en España disponemos de metilfenidato en distintas formas de presentación (concerta, rubicrono, equasym, medikinet, rubifen, medicebran…etc) y lisdexanfetamina (elvanse) como fármacos estimulantes y Atomoxetina (Strattera) y guanfacina (Intuniv) dentro del grupo de los no estimulantes.
La elección de uno u otro dependerá de la particularidades del individuo, sus preferencias y las de la familia.