Cómo puede el Neurofeedback aliviar el dolor crónico
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) define el dolor para la mayoría de personas como una experiencia sensorial y emocional no agradable relacionada con un daño tisular real o potencial y que se percibe como un fenómeno sensorial generalizado, aunque, de hecho, el dolor es más complejo.
Nuestro estilo de vida con habituales situaciones de estrés, problemas emocionales, mala alimentación, consumo de tóxicos y sueño de mala calidad favorece los problemas inflamatorios y la aparición del dolor.
¿Alguna vez has tenido dolor crónico? ¿Qué diferencia el dolor agudo del dolor crónico?
El dolor agudo aparece como una reacción natural de nuestro cuerpo ante una lesión o daño en los tejidos. Cuando esto sucede, el cuerpo genera una respuesta llamada inflamación, liberando sustancias químicas que activan los nervios encargados de transmitir el dolor. Esto aumenta la sensibilidad de los receptores del dolor, lo que nos hace sentirlo más intensamente. Aunque es incómodo, este proceso es importante porque ayuda a que el cuerpo repare los tejidos dañados.
La inflamación aguda, que puede durar unos pocos días, suele ser beneficiosa. Es fácil identificarla porque provoca enrojecimiento, hinchazón, dolor o aumento de la temperatura en la zona afectada. Sin embargo, si la inflamación no desaparece con el tiempo, puede volverse crónica, lo que significa que puede durar años o incluso toda la vida, afectando negativamente al cuerpo.
El dolor crónico es diferente al agudo porque persiste durante semanas, meses o incluso años, a pesar de recibir tratamiento. Este tipo de dolor no solo afecta físicamente, sino que también puede condicionar nuestras actividades diarias, nuestras relaciones y nuestra salud mental.
¿Cómo afecta el dolor crónico a nuestra vida?
Cuando la vía de inhibición del dolor no funciona bien, el dolor crónico no solo persiste, sino que puede ir acompañado de otros problemas como:
- Ansiedad y depresión.
- Dificultades para dormir.
- Sensación constante de cansancio.
- Problemas de atención, memoria o aprendizaje.
- Toma de decisiones más lenta o menos eficaz.
Estos síntomas adicionales pueden hacer que la vida sea muy limitada y complicada para las personas con dolor crónico, afectando su bienestar físico y emocional.
Tratamientos más comunes para el dolor crónico
Hoy en día, el tratamiento más común para el dolor, tanto agudo como crónico, son los medicamentos, a pesar de los riesgos que implican para la salud, incluida la adicción.
Cada vez más estudios hablan de la relación entre la inflamación y el sistema inmunológico; el sistema inmunológico y las hormonas; así como la influencia de la microbiota intestinal, ya que todos están relacionadas en nuestro cuerpo.
Para iniciar un buen tratamiento contra el dolor es imprescindible promover un cambio en los hábitos y en el estilo de vida. Esto incluye llevar una dieta saludable rica en omega-3, realizar ejercicio físico adecuado a la edad y asegurarse de tener una buena calidad de sueño. También es importante evitar el consumo de sustancias tóxicas, como el alcohol y el tabaco, ya que estos hábitos pueden tener un gran impacto en la salud del cerebro y en la forma en que gestionamos el dolor. Estos cambios pueden ayudar a mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico, responsable de generar la inflamación, y contribuir a reducir el dolor, haciendo que sea más manejable.
El Neurofeedback es una técnica de biofeedback que permite obtener información sobre las funciones fisiológicas del cuerpo, como la temperatura de la piel o la frecuencia cardíaca, con el objetivo de promover el control sobre procesos normalmente involuntarios. En el caso del Neurofeedback, se centra en monitorear y medir las ondas cerebrales o patrones eléctricos del cerebro, los cuales se registran y se muestran digitalmente.
Mediante este proceso de medición, se genera una retroalimentación que ayuda a neuromodular el cerebro, enseñándole a autorregularse. Un mapa cerebral, conocido como EEG cuantitativo (qEEG), permite identificar áreas específicas del cerebro que no funcionan correctamente para abordar el dolor persistente, ayudando a regular las funciones cerebrales involucradas en su percepción y control.
Bibliografia
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