¿Cómo me puedo proteger del sol este verano?

Tomar el sol es una actividad muy integrada en nuestra sociedad, especialmente en la época estival. No obstante, las personas no son conscientes de que un exceso puede causar problemas importantes en el futuro. Por eso hay que evitar una sobreexposición. El Dr. Antonio Martínez Torres, Jefe del Servicio de Dermatología en el Hospital Vinalopó de Elche, explica que hay que disfrutar del sol debido a sus múltiples beneficios, pero todo bajo unas pautas a seguir protegiéndose de las quemaduras solares.

¿Cuáles son los consejos para cuidar nuestra piel en verano?

1. Utilizar el protector solar cada vez que salimos a la calle, no solamente cuando vamos a la playa.
2. Evitar la exposición solar especialmente en las horas centrales, cuando la radiación es más perpendicular a la tierra, es decir, entre las 12.00h y las 16.00 de la tarde. En el caso de exponerse al sol durante estas horas, es importante utilizar un factor de protección alto.
3. Protegerse del sol en los días nublados, ya que, aunque los rayos infrarrojos quedan retenidos en las nubes, los rayos ultravioletas atraviesan las nubes, por lo que siguen afectando nuestra piel.
4. Hasta los 6 años, los niños deben recibir protección solar específica y alta en intervalos de 2-3 horas y siempre después de la ducha o el baño. Además, en los bebés de menos de 6 meses no se recomienda la exposición solar de ningún tipo.
5. Aplicar el protector solar masajeando la piel hasta que penetre en las capas superficiales de esta y sea absorbido. Además, se recomienda aplicarlo al menos 30 minutos antes de la exposición solar.

¿Qué problemas nos puede traer la radiación?

El sol emite tres tipos de radiaciones:

• Ultravioletas A: penetran en las capas más profundas de la piel y son responsables del envejecimiento cutáneo.
• Ultravioletas B: residen en las capas superficiales y también son responsables del envejecimiento, además de la producción de tumores cutáneos.
• Ultravioletas C: la inmensa mayoría quedan atrapados en la capa de ozono, por lo que no llegan a la tierra. Son muy dañinos para la piel.
• Rayos infrarrojos: producen el calor, pero no afectan a nuestra piel.

Las radiaciones solares pueden provocar diversas reacciones en nuestra piel, algunos de los problemas que pueden aparecer son:

• Cáncer: existen dos tipos de cáncer de piel que se pueden desarrollar debido a la radiación solar. Por un lado, el cáncer melanoma y por otro el cáncer no melanoma. Ambos tipos de cánceres afectan a todas las pieles por igual, aunque las personas con pieles más claras suelen tener una predisposición más alta.
  • Cáncer no melanoma: está más relacionados con exposiciones crónicas al sol. Por ejemplo, personas que, debido a su trabajo, están más expuestos al sol. Esto supone una acumulación diaria de radiación solar que desemboca en cáncer.
  • Cáncer melanoma: es uno de los cánceres más agresivos que existen. Está más relacionado con exposiciones fuertes y puntuales al sol.
• Manchas en la piel: pueden aparecer por muchos motivos, pero principalmente tienen que ver con el tiempo de exposición a lo largo de la vida, el tipo de piel y factores genéticos.
• Quemaduras: las quemaduras hasta los 18 años pueden ser causa de cáncer en la edad adulta. Por eso es fundamental protegerse la piel evitándolas, ya que está demostrado que este daño acumulativo durante muchos años es el responsable de carcinomas cutáneos en el futuro. Una vez que existen quemaduras es recomendable utilizar cremas específicas e hidratar la piel. También se recomienda no volver a exponerse al sol en una semana.

¿Qué beneficios tiene tomar el sol para nuestra piel?

Siempre se mencionan los efectos negativos del sol sobre nuestra piel, no obstante, también tiene efectos positivos, aunque siempre es conveniente tomarlo de una manera responsable y comedida. Algunos de los efectos beneficiosos son:

• Efecto antinflamatorio, especialmente en algunas dermatosis, como la psoriasis y el acné, patologías que mejoran durante el verano.
• Síntesis de vitamina D, que con el efecto del sol pasa a la forma activa que es vitamina D3. Esta vitamina es fundamental para la mineralización de los huesos.
• Aumenta las defensas ya que hay una secreción de serotonina, hormona implicada en la sensación de bienestar.